Hacia una escuela ecohumanista (Educar para un futuro con esperanza). Por Josep Manel Marrasé

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Este libro “Hacia una escuela ecohumanista” de Josep Manel Marrasé, es una propuesta para que eduquemos con humanidad, con esperanza, dejando atrás la práctica docente que solo se preocupa de transmitir conocimientos y se olvida de las personas que los reciben.

Hacia una escuela ecohumanista INED21

Sinopsis de Hacia una escuela ecohumanista

Este libro es una propuesta seria para que impregnemos nuestra enseñanza de un humanismo activo porque la educación juega un papel decisivo en abrir paso a los sentimientos, a la creatividad y a la ética.

Aprender cualquier materia se nos puede hacer muy pesado si no conectamos estudiantes y profesorado, si solo recibimos e impartimos conocimientos que no encajan con nuestras perspectivas de sociedad. 

Se trata de que el docente abra puertas al conocimiento, despierte conciencia y valor para seguir aprendiendo, para aprender de forma acertada en aquello que hace que las personas avancen hacia una sociedad más justa y democrática.

La adulteración de los valores democráticos básicos y de los derechos humanos, la emergencia climática, la pandemia, el poco respeto por la naturaleza… están condicionando nuestras vidas.

Hace falta en estos tiempos que corren diálogos, silencios, reflexión… para llegar a una educación integral de las personas, basándose en la ética, en la curiosidad, en el análisis crítico.

En este sentido, los profesores y las profesoras vitales y proactivos adquieren el inmenso valor de ayudar a configurar un futuro con esperanza.

Josep Manel Marrasé, autor

Es Doctor en Sociología y Ciencias Políticas y Licenciado en Ciencias Químicas. En su amplia experiencia docente ha compaginado su actividad en el aula, siempre en el ámbito científico, con tareas directivas. En la actualidad está jubilado. Es autor de otros libros como: La alegría de educar, La belleza de las matemáticas y La educación invisible.

Reseña

Introduce el libro con la cita conocida de Malala Yousafzai:

“Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”.

De todos es conocida la pasión por aprender de esta joven que recibió el Premio de la Paz en reconocimiento por su lucha para que las niñas aprendieran y pudieran desarrollarse culturalmente.

Hacia una escuela ecohumanista portada

En palabras de Marrasé, sería deseable apostar por una escuela vital y profunda, donde un buen nivel de conocimientos y optimismo razonable se encuentren; por una escuela que afronte los problemas de hoy y del futuro próximo. El autor se pregunta:

  • Cómo debemos educar hoy.
  • Qué sentido tiene entrar en un aula.
  • Qué entendemos por un profesor competente.
  • Qué consideramos una buena escuela.
  • Y si la escuela puede estar ajena al mundo que la rodea.

De las reflexiones anteriores, podemos llegar a la pedagogía ecohumanista que necesitamos. La escuela es una institución de vital importancia para el desarrollo de la sociedad.

Corresponde a los maestros y maestras dinamizar las aulas y facilitar que el estudiante forme una verdadera comunidad de aprendizaje.

La escuela debe estar en diálogo con el mundo, con la mirada puesta en dotar a nuestros alumnos y alumnas de ilusión y conocimiento, de habilidades y competencias, desde el punto de vista ecohumanista, con una visión ética, sabiendo sortear el desánimo existente por el exceso de burocracia y otras circunstancias que las inundan.

Estamos inundados de la prisa, de la optimización, de los resultados rápidos, de la eficiencia con vistas a sacar buen provecho material… Si entendemos la enseñanza desde el punto de vista ético, dirigida a la formación integral de las personas, debemos basarnos en:

  • Fomentar la curiosidad.
  • Las preguntas para aprender.
  • El pensamiento reflexivo.
  • Y el análisis crítico.

Nos dice Marrasé que la escuela puede contribuir a que las relaciones entre los seres humanos sean más cálidas y a que la libertad y la solidaridad se consoliden, porque estas mejoras surgen si las personas aportan valor, si las generaciones mejoran. Y el gran instrumento para conseguirlo es la educación.

Debemos recuperar las relaciones humanas que se dan en las aulas y en las escuelas para afrontar con imaginación y generosidad la formación de los estudiantes, huyendo de tecnicismos que sean la panacea y de modelos instructivos y utilitaristas.

“Desde estas páginas lanzo una modesta llamada a volver a dotar a nuestra enseñanza de un humanismo activo… La educación juega algún papel en abrir paso a los sentimientos más nobles”.

Hay libros que te van enriqueciendo y este es uno de ellos, con él podemos coger por el camino de la educación más reflexiva, de la educación más participativa, de esa educación en que las personas cuentan y no son meras instrucciones a cumplir o engullir conocimientos de la forma más despersonalizada.


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En esta obra encontraremos experiencias muy prácticas que están relatadas con la propia experiencia del autor y consejos que nos pueden ayudar en nuestra tarea docente. Resulta muy ameno cuando habla de sus propias experiencias tanto como profesor como alumno.

Aunque en educación no se deben dar recetas sí se pueden tomar ideas de las prácticas y reflexiones de otras personas para adaptarlas –después– a las personas que vamos a educar y al contexto en el que  vamos a trabajar.

El libro se lee bien, pero sugeriría a la editorial Narcea que aumentase el tamaño de la letra y así podemos ir por el camino de atención a la diversidad de lectores y lectoras.

Al final de cada capítulo, nos documenta con textos de autores significativos en el tema que está tratando, se agradece esa selección que nos lleva a reflexionar sobre aquello que estamos leyendo y nos abre puertas a futuras lecturas que nos motivan a reflexionar sobre la educación.

Un libro recomendable para docentes de cualquier etapa de forma que se vaya viendo que la educación es para las personas y no se trata de «subir escalones» para ser el primero, cada uno puede estar en su escalón y desarrollar su personalidad. Es necesario optimizar el respeto a los derechos humanos y a las personas en su formación integral.

Hacia una escuela ecohumanista

“La democracia y su buen estado de salud necesitan del reencuentro con una autoridad basada en la coherencia ética, en la sensibilidad, que transmita un relato basado en una renovada base humanista. Todo el cuerpo social es responsable de este cambio y de forma especial, la educación. El profesorado, con nombres propios, con su acción diaria, con su consciente valentía de asumir este giro, constituye la gran esperanza”.

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