Hay que seguir hablando de educación inclusiva porque es un objetivo que aún no se ha normalizado en gran parte de los centros educativos ni en la sociedad. Para emprender esta misión Gerardo Echeita nos ayuda con su libro “Educación inclusiva. El sueño de una noche de verano” y con él vamos a poder repensar sobre la inclusión en la sociedad y en nuestras aulas.
Sinopsis de Educación inclusiva. El sueño de una noche de verano.
La ambición de avanzar hacia una educación escolar más inclusiva se ha establecido como una de las grandes metas educativas para el siglo xxi, tal y como refleja el cuarto de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) planteado por las Naciones Unidas.
Aunque algunos no se den cuenta, este es el más desafiante de los objetivos a los que se enfrenta hoy cualquier sistema educativo del mundo, puesto que estos se han construido en el pasado y mantenido hasta ahora como sistemas excluyentes y sobre la premisa de una visión dicotómica de la población escolar: la que define a algunos estudiantes como normales y al resto como especiales, raros o diferentes de la mayoría.
Transformar esta realidad para contribuir desde la educación escolar al desarrollo de una sociedad más justa, que reconozca la igual dignidad de todo el alumnado y ofrezca a todos ellos y ellas oportunidades equiparables para aprender y participar, requiere de la conjunción de políticas educativas para la equidad con una perspectiva ecológica, sistémica y local (…) (Octaedro, 2020)
Gerardo Echeita, autor
Profesor titular de universidad, en el Departamento Interfacultativo de psicología evolutiva y de la educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Especialista en políticas sobre educación inclusiva y atención a la diversidad, con una amplia y acreditada experiencia docente, investigadora, y en asesoramiento a centros escolares.
Reseña de Educación inclusiva. El sueño de una noche de verano.
Nos dice Echeita que este libro le ha supuesto una oportunidad para poner en orden sus pensamientos y también algunas emociones alrededor de esta cuestión que hemos dado en llamar educación inclusiva.
Desde aquella Declaración de Salamanca en 1994, promovida por la UNESCO, titulada “Necesidades Educativas Especiales: acceso y calidad”, mucho se ha trabajado al respecto pero aún no se ha alcanzado la meta.
Sigue habiendo exclusión en cuanto a escolarización, agrupamientos, consideraciones sociales del sistema… sigue habiendo mucho trabajo por delante, vinculado a una reforma sistémica y profunda de nuestro sistema educativo:
“El principio rector de este Marco de Acción es que las escuelas deben acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras. Deben acoger a niños discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas étnicas o culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados… Las escuelas tienen que encontrar la manera de educar con éxito a todos los niños, incluidos aquellos con discapacidades graves” (UNESCO, 1994).
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En el capítulo tercero se analiza la “Guía para la Educación Inclusiva” de Mel Ainscow y Tony Booth, referentes internacionales en materia de inclusividad.
El libro nos muestra un realismo crítico que nos puede ayudar en la transformación de nuestras escuelas desde los primeros pasos que deben acompañar hacia una sociedad y escuela más inclusivas.
No debemos consentir casos de marginación o segregación, a sabiendas, que se está fuera de los derechos de los niños y las niñas. Es necesario que nos posicionemos ante los atropellos injustos que se produzcan en nuestro entorno y los denunciemos.
Los cambios son posibles con la ayuda de todas las personas y los agentes educativos que deben creer en la educación inclusiva. Se trata de señalar las barreras existentes (en la escuela y en la sociedad) y ponerse en firme para reducirlas y eliminarlas de forma que se puedan convertir en facilitadores o apoyos para la inclusión.
Echeita nos dice que ha pretendido seguir un texto narrativo, semejando al relato de Daniel Pennac en Como una novela, de esta forma la lectura es más amena y con ella aprenderemos con más disfrute, alejándose del más puro y frío estilo académico. Sin olvidar que todas estas ideas que comparte han sido fruto de la interacción, el diálogo y la discusión franca con colegas, docentes y familias en muchos lugares del mundo.
En el libro, recomendable para el profesorado y los agentes sociales educativos, encontraremos pautas que nos ayudan a una mejor inclusión desde su inicio, nos ayuda a reflexionar sobre qué tipo de escuela tenemos y dónde pretendemos llegar para un mayor beneficio del alumnado y de la sociedad.
Recuérdese, nos dice el autor, que la educación inclusiva solo avanzará significativamente si, y solo si, se pone en marcha una transformación profunda de los sistemas educativos excluyentes que ahora tenemos.
Os dejo una entrevista con Gerardo Echeita donde se habla de educación inclusiva: