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MUNDO Y VIDA
¿Qué sabemos los maestros del mundo y de la vida? ¿Cada maestro es un mundo o hay unas pautas? Creo que ambas cosas. Porque cada maestro tiene dos vidas, la académica y la suya. La primera es posible que sea muy convencional aunque también combina ambos aspectos, porque habrá tenido profesores con academia y vida. El cóctel da uniformidades y singularidades.
Si nos hemos formado en la escuela de las definiciones y las listas, nuestro mundo académico es un museo decimonónico, de cuando el mundo era joven y coleccionaba cromos. Y hay que esperar que nuestra vida haya sido más rica. A mi entender hay dos cosas que enriquecen la vida de un maestro: viajar y leer, sabiendo lenguas, además. Viajando se ve y leyendo se escucha. Ambas cosas permiten comparar y concluir. Pero hace falta que el ser que va a hacerse maestro lleve una inquietud: ver el mundo en su totalidad y querer intervenir en la película de la historia humana. Se puede hacer un gran papel en un escenario muy pequeño. Es cuestión de buscar unidad en lo diverso y a eso se llama sentido. La naturaleza no nos da sentido, Dios espera que nosotros lo pongamos. Y tenemos lo necesario para satisfacer sus expectativas.
Viajando se ve y leyendo
se escucha
Entonces nos encontramos con criaturas desorientadas que han aparecido en la película de la historia y que, de momento, juegan protegidos; pero, algún día, advertirán la apariencia terrible de todo. Y nuestra labor es enseñarles a ver que lo terrible es un caos que va siendo ordenado y nos espera para ordenarse mejor. Es el sentido de nuestra vida. Pero de la filosofía a la acción práctica hay enormes desiertos que atravesar.
Uno estudia, vive y entra a modelar el mundo expandiendo conciencias. O tal vez se limite a vender los cromos de siempre. Hasta ahora la humanidad no ha sabido tejer un saber escolar que explique adecuadamente a los nuevos el contenido y las posibilidades de la película del mundo. Nos han formado con cromos en forma de unidades didácticas que alguien imagina que unidas en nuestra cabeza formarán un sentido. O se engaña o no es honesto. La vida de cada maestro puede haber acudido al rescate, pero la probabilidad no es muy alta porque los entornos no suelen estar muy trabajados.
De la filosofía a la acción práctica hay enormes
desiertos que atravesar
Cita el profesor Jaume Cela el concepto que la LOMCE tiene de lo que se espera de la educación:
La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el creciminiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.
Para competir sólo hay que ver quién viene detrás y a quién tienes delante (y entrenarse para ser más rápido que todos). Eso no previene a ninguno de los corredores de que se precipiten en el próximo abismo. Los de delante no lo habrán visto y los de detrás no tendrán tiempo de frenar. Sólo el que haya tenido la calma de mirar desde el aire y de comprender el terreno habrá podido hacerse una idea del campo en que todos pueden triunfar y podrá entrenar a los nuevos actores. Esta película no tiene guión previo, se escribe sobre la marcha.
Los maestros nos las ingeniamos para que lo poco que nos han transmitido y sabemos parezca una gran experiencia a nuestros alumnos. No es suficiente. Nuestra obligación es acumular siempre información al servicio del conocimiento y éste, al servicio de la sabiduría de las miradas amplias y profundas que explican el mundo que hay e intuyen la mejor manera de que deje de ser terrible y que el sentido cobre forma para todos. Uno ve cómo actúan los presidentes y los jefes de estado del presente, escucha lo que dicen y no tiene la sensación de que acaben de comprender. En nuestras manos están los jefes de estado del futuro y su voluntad será la suma de todas las nuestras.
Hemos de dar sentido a las vidas, pero primero a
las academias
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