El derecho a la educación en Argentina: bla, bla, bla

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¿Derecho a la educación en Argentina? A la hora de responder a esta pregunta creo que hay un consenso general en el hecho de que los políticos saben muy poco de Educación.

Entonces, ¿la escuela de hoy nos servirá para construir el futuro de nuestros países? El derecho a la educación en Argentina está instalado en la dinámica de nuestra sociedad como un elemento primordial para la vida. Es la clave:

  • Para ser libre.
  • Para que la sociedad progrese.

En este país, la educación siempre «está» en la agenda pública de los discursos de las sempiternas campañas políticas. Y –claro– sería políticamente incorrecto oponerse a la educación como un derecho.

Máxime cuando la doctrina de los Derechos Humanos goza de reconocimiento mundial. Nuestra propia idiosincrasia nos ha llevado a esto y los propios gobernantes están actuando «a contramano» de esa realidad.

En las sociedades democráticas –como es la argentina, mejicana, española, chilena, etc.– se da por sentado que la educación es un derecho humano fundamental, pero los docentes de aula vemos siempre muchas peleas y una indignante falta de realidad.

Muchas veces, en el tema educativo ¡¡¡hay una agenda educativa de otro planeta!!!

Derecho a la Educacion en Argentina

¿Qué país nos espera?

¿De qué herramientas disponemos hoy en día para que un alumno se gradúe –de ciudadano de ciudadano– y que ese ciudadano haga progresar a nuestros países? De absolutamente ¡¡¡ninguna!!!

Esa es la innegable tarea de un Estado responsable.

En el mundo la discusión pública alrededor de la educación pasa en este momento de Pandemia por:

  • El rol de la tecnología en el aula.
  • La interacción alumno-docente.
  • Y los contenidos para formar en habilidades del futuro.

Pero… el futuro llegó y en Argentina faltan todos los recursos, sobre todo,  en el ámbito dela gestión educativa.


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¿Derecho a la Educación en Argentina?

En muchos casos en Argentina, mi país, solo hay discusiones en lo relativo a la gestión y a todo de lo que ella se deriva. Para ir «pateando la pelota» para adelante. Y ¿en los países de ustedes?, ¿ocurre algo similar? Acá, en Argentina, no hay consenso en nada: siempre pensando «para atrás», siempre «mirando por el espejo retrovisor».

Necesitamos cambiar la educación del día a día, pero exigimos que los encargados de gestionar un plan educativo desde los niveles superiores:

  • Tengan un mínimo de contacto con el trabajo del aula.
  • Que escuchen qué idioma se habla en las aulas entre los docentes y alumnos.
  • Que gasten las suelas de sus zapatos en los salones de clase.
  • Y que se pongan en los zapatos de nosotros, los docentes.

No necesitamos pseudo-pedagogos que solo estén en los escritorios, necesitamos que entiendan el “llano” educativo.

La implantación de un plan de educación o política educativa no tiene que traer consigo una expresión mágica, o una solución que por generación espontánea optimice los resultados.

Hoy, la idea de educación está en la boca de todos, pero este mundo está falto de valorar la palabra EDUCACIÓN y se vive creando entelequias que nadie sabe a dónde van, en qué consisten o para qué sirven.

Abundan las políticas de los gobiernos y no las políticas de Estado.

El peligro de esas entelequias radica en las brechas que se están «armando» en cuanto al ejercicio de la educación. Y, si hay brecha, el conocimiento NO se democratiza, es parcial y crea analfabetismos de todo tipo: funcional, emocional, digital, financiero, de planificación familiar, etc., etc.

El mundo tiene que ser más simple e integrado, así es como se llega a todos lados.

La Convención sobre los derechos del niño (ONU, 1989), en el artículo 24, insta a los Estados a asegurar el acceso a una «educación pertinente» en condiciones de igualdad.

La manipulación y banalización del discurso político El principio de la educación como derecho de todos y deber del Estado que estuvo en la base constitutiva de los sistemas nacionales de enseñanza, presuponía una concepción del derecho inscripta en la democracia.

La cultura política en materia de educación tiene que estar basada en la adopción de compromisos reales. Esto es, que tales compromisos se puedan hacer realidad, que no queden en el limbo –o en la “nube”, que les gusta decir a muchos–.

Cuando entra un nuevo gobierno en la gestión de un país, ha de tener en cuenta lo que ha hecho el anterior. Lo peor respecto al derecho a la educación en Argentina es que acá somos bastante «miopes».

La ampliación del acceso a la educación es un hecho visible en la mayoría de los países del mundo. Sostener las prácticas educativas para una mejora supone, ante todo, reconocer que el proceso educativo no finaliza una vez que éstas se pusieron en marcha desde las altas esferas de poder.

Hay que comunicar en relación con el mejoramiento de las prácticas institucionales. Estas constituyen un proceso clave para que sea posible incrementar el conocimiento y las competencias institucionales.

El reto siempre es consolidar el sistema con calidad educativa.

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