El método Flipped Classroom o ‘Clase Invertida‘ (ya lo sé, la traducción se las trae) se ha puesto de moda. No paro de ver artículos contándonos sus bondades y uno piensa. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? Al fin y al cabo se trata de que los alumnos aprendan en su casa mediante vídeos y luego vayan a la escuela a trabajar, practicar lo aprendido, compartir conocimientos, aplicar la teoría en proyectos y dinámicas…
Suena bien
La verdad es que lo de aprender mediante vídeos se lleva intentando durante varias décadas. Todos los años nos aventuramos a aprender algo nuevo con fascículos acompañados de su CD (los menos jóvenes recordamos los VHS). Intentar enseñar mediante un vídeo no es nuevo, lo que es realmente nuevo es la capacidad que tiene cualquier profesor de hacer sus propios vídeos/lección y difundirlos en la red para sus alumnos.
Pero,
¿será esto siempre así?
Somos muchos los que pensamos que las editoriales no deberían marcar, aunque lo estén haciendo en muchos casos, el currículo que se desarrolla en el aula. El “Flipped Classroom”, en este sentido no supondría una retirada de este modelo, sino un avance del mismo. Si grupos editoriales fuertes pueden controlar temarios de un sistema educativo, imaginemos por un momento lo que pueden conseguir gigantes de Internet e informática (Google o Microsoft), que consiguen ser monopolios de facto en sus principales áreas de trabajo. Estas empresas son precisamente las que están invirtiendo ingentes cantidades de dinero en este “nuevo” sistema y como toda buena inversión, en algún momento obtendrá sus dividendos.
Con el método “Flipped Classroom”, el profesor pierde el control sobre la modificación de ciertos contenidos. La lección la da un vídeo, y el papel del profesor es el de facilitar el debate, organizar grupos de trabajo, etc. Creo que si el sistema prospera nos vamos a sorprender estudiando historia desde la visión de una cultura dominante, como ya ha ocurrido con la visión que da el cine sobre hechos históricos.
Veo las ventajas de este método para la educación universitaria. Creo que cualquier alumno universitario prefiere escuchar una lección en su casa a través de una pantalla antes que desplazarse a un aula con varios cientos de alumnos que escuchan a un profesor y donde la capacidad de interacción es muy baja. La reducción de costes será enorme, y esto, en el caso de las universidades estadounidenses o británicas, puede marcar una diferencia para la población con menos posibilidades de acceso a estudios universitarios. De hecho, esta forma de enseñar ya es habitual en EEUU no sólo en cursos universitarios sino también en Cursos de Formación para empleados. Mis dudas se centran, sobre todo, en los grados educativos más bajos de nuestro sistema.
Los cursos online, de todo tipo, han ganado popularidad por varios motivos: La reducción de costes y la comodidad para el usuario son los principales. Ahora, buscan dar el salto al ámbito universitario que hasta ahora les estaba más o menos vetado, pero aún les falta mucho para ganar el prestigio de cualquier programa universitario presencial de 4 años.
Con el modelo “Flipped Classroom” podríamos encontrarnos con algo parecido. Una especie de sucedáneo de curso acreditado que no gana prestigio en la sociedad a pesar de contar con toda una industria de Marketing que lo avala.
Por otro lado, durante años nos hemos hartado de difundir la importancia de la enseñanza personalizada. ¿No sería el “Flipped Classroom” una especie de declaración de intenciones contraria a la personalización de la educación?
“Queridas familias: No sólo vamos a enseñar el mismo contenido de la misma manera a decenas de alumnos completamente distintos agrupados en aulas, sino que ahora aspiraremos a hacer lo mismo para grupos de miles de alumnos”.
La principal duda que me asalta con este “nuevo método” es
¿será justo con TODOS los alumnos?
ALUMNOS SIN RECURSOS
Todos los inicios de curso nos encontramos con alumnos que no pueden colaborar con el resto de la clase con una simple caja de colores. (Me refiero a los que desarrollamos nuestra labor docente en la escuela pública). Con este método, estamos pidiendo a las familias que dispongan de un ordenador y conexión a Internet en su casa. Si no podemos proveer estos recursos desde la escuela, el nuevo método de aprendizaje es simplemente injusto. Cuando publiqué el origen de este artículo alguien me respondía ante esta duda que actualmente deben de ser muy pocos los alumnos que no tienen acceso a Internet en una biblioteca pública. ¿De verdad? ¿Los contamos? ¿En cualquier tipo de municipio? Creo que nos quedaríamos sorprendidos de la cantidad de alumnos que no tendrían acceso a las explicaciones si se implantara este método. Además de que, logísticamente sería un verdadero caos intentar dar acceso a internet, no ya para leer algo, sino para ver vídeos una y otra vez a un gran número de personas a la vez desde una biblioteca.
ALUMNOS SIN APOYO EN SU HOGAR
En pleno debate sobre si hay muchos o pocos deberes para nuestros alumnos, con el método “Flipped Classroom” estamos haciendo que los “deberes” pasen a ser la explicación. El punto de partida del aprendizaje queda a merced de la capacidad de cada alumno y cada hogar para establecer rutinas y ser perseverantes en su anhelo por aprender. El aula pasaría a ser una especie de taller donde practicar lo aprendido, compartirlo con los compañeros, etc. Todos los que nos dedicamos a la docencia conocemos a alumnos que no reciben ningún tipo de apoyo en casa. Algunos hemos optado por reducir la cantidad de tarea que se envía a casa por esta razón. De hecho, muchos estudios afirman que los deberes no hacen más que ensanchar la brecha de aprendizaje entre alumnos con entornos familiares favorables a la educación y alumnos que no los tienen. De nuevo, la pobreza se convierte en una barrera para el aprendizaje. Con el método “Flipped Classroom”, el grado de independencia que estamos pidiendo a nuestros alumnos hace que las diferencias entre alumnos con apoyo en casa y aquellos que no cuentan con él se agranden.
¿Se imaginan qué perfil de alumno
sale perdiendo con esta nueva metodología?
Vivimos en un país en el que algunos colegios financiados con fondos públicos están discriminando al alumnado de origen humilde mediante barreras de entrada tan bajas como uniformes escolares, cuotas “voluntarias”, gastos de material o incluso distancia del centro escolar al núcleo urbano del que se nutre. El método “Flipped Classroom”, debido a que requiere de una buena conexión a Internet y la disponibilidad de al menos un equipo informático, puede suponer una barrera de entrada lo suficientemente grande como para que se seleccione a una élite escolar. Sus presumiblemente buenos resultados no serían producto tanto de la innovación en el método empleado, como de la selección de un perfil de alumno muy concreto: Padres con estudios y buen nivel económico.
REFERENCIAS
Online Education May Be Poised to Take Off.
26 millones de dudas.
Un profesor con 26 millones de alumnos.