Es un hecho, el confinamiento preventivo por el COVID-19 ha cambiado los hábitos de lectura. Por una parte, cada vez más personas se han animado a leer en dispositivos electrónicos y, según las cifras de diferentes plataformas, se ha disparado el consumo de libros digitales tanto entre adultos como entre niños y adolescentes. Por otra parte, con el Estado de alarma, no solo las librerías sino también las instituciones culturales han echado el cierre forzoso, lo que les ha llevado a abrir de par en par las puertas virtuales a la literatura –en muchos casos, solo entreabiertas hasta ahora–, potenciando así sus actividades online para adaptarse a las nuevas necesidades de sus usuarios.
Es el caso de las bibliotecas públicas. La incertidumbre ante el cómo, cuándo y de qué manera se producirá la vuelta a la “normalidad” pesa como una losa, y todo apunta a la necesidad de dar un paso adelante; hay un antes y un después del COVID-19, nuevos retos que afrontar ante una nueva realidad en la que lo presencial y lo no presencial deben convivir indistintamente y eliminar esa línea que hasta ahora los separaba. Pero entre tanta incertidumbre, si algo está claro, es que, en esa nueva realidad, la lectura y la necesidad de crear un hábito lector debe seguir siendo una prioridad, sobre todo en los niños y en los adolescentes. Los padres y los docentes tienen un papel clave en esta tarea de motivación, pero no hay que olvidar la ardua labor que en este sentido hacen las bibliotecas públicas a través de sus actividades, entre ellas los clubes de lectura.
Leer y sociabilizar
Los clubes de lectura son una actividad idónea para fomentar la lectura, además de una excelente herramienta de prescripción lectora, pero también han sido, desde sus orígenes, herramientas ideales para sociabilizar, un motivo para encontrarse cara a cara con otros lectores, intercambiar y compartir opiniones y experiencias de lectura. Fomento de la lectura y socialización son dos elementos clave para el desarrollo del ser humano y, en especial, de niños y adolescentes. Un argumento de peso para apostar y promocionar los clubes para estas edades, mucho menos extendidos que los de adultos.
Claro que, con el distanciamiento social fruto de la cuarentena, del que parece que aún tardaremos en salir definitivamente, la pregunta es: ¿funcionarán los clubes de lectura? Pues sí, aunque la nueva ‘normalidad’ viene en forma de clubes de lectura virtuales. No es nada nuevo, de acuerdo. Son muchas las bibliotecas que desde hace años han dado el salto virtual con este tipo de servicios, aunque es cierto que con ritmos y fórmulas diferentes según los casos, y con mayor éxito entre los lectores adultos.
En general, los grupos de lectura de las bibliotecas públicas, hasta hace bien poco y salvo excepciones, han seguido hasta el momento la tendencia de usar las herramientas virtuales como refuerzo o apoyo a las reuniones presenciales, pero sin renunciar al factor presencial de las sesiones tradicionales. En el ámbito bibliotecario conviven desde clubes de lectura creados a través de plataformas de participación abiertas o privadas online hasta blogs donde se redactan las lecturas y actividades que llevan a cabo los participantes de los diferentes clubes de lectura tradicional (presencial), pasando por clubes de lectura en redes sociales como Facebook.
La nueva ‘normalidad’
La nueva ‘normalidad’ impone ahora a las bibliotecas la necesidad de dar un paso al frente e invertir el orden de prioridades en favor de la virtualidad de los clubes y reforzar los dirigidos a niños y adolescentes. La tecnología facilita la conexión con otros lectores desde cualquier dispositivo, no se requiere un espacio físico porque la plataforma está en la red y sus participantes pueden acceder desde cualquier punto, lo que permite además la interacción social y cultural con usuarios de todo el mundo. Además, las tecnologías abren nuevas posibilidades de formato y, si se trata de verse las caras, el confinamiento ha demostrado que hay posibilidades a explorar, como la videoconferencia. Por otra parte, sobre todo entre los 10 y los 17 años, la tecnología también puede ser un buen aliciente para acercarlos a la lectura.
Aunque, por supuesto, la tecnología no lo es todo, no basta para captar la atención hacia la lectura del público de esta edad, tan habituado a relacionar la lectura con una actividad obligatoria. Los clubes de lectura, por su formato interactivo y participativo son ideales por sí mismos para generar interés entre los adolescentes, una fórmula ideal para que sientan la libertad de escoger los libros que les apetece leer, no los que “tienen que” leer, y se impliquen más en la lectura porque pueden compartir e intercambiar sus opiniones al mismo tiempo que aprender de las de los demás.
La necesidad de comentar ya les motiva para leer y no quedarse fuera del grupo y la misma dinámica de los clubes implica un compromiso ‘no escrito’ de leer, un hábito de lectura básico para aprender a disfrutar de la lectura como entretenimiento, de leer por el placer de leer. Por eso, no solo importa la forma (digital o papel) ni el dónde (en casa, en el cole, en la biblioteca…) sino también el cómo (la dinámica del club), el qué y el cuánto (el tipo de lecturas, la cantidad y la variedad), el quién (el dinamizador o moderador del club) y el por qué y el para qué (como entretenimiento y diversión, no por obligación).
Recursos y plataformas
Las bibliotecas tienen en el mercado un amplio abanico de aplicaciones, herramientas tecnológicas, sistemas de blog y, por supuesto, plataformas de lectura digital que permiten crear comunidades de usuarios abiertas o cerradas en Internet. Herramientas que incluso pueden servir para mejorar y crear nuevos clubes de lectura online atendiendo en cada momento a las necesidades de los usuarios. Como cualquier red social, estas plataformas de lectura social incorporan herramientas para favorecer su uso como canalizadores de un grupo de lectura online; su principal característica es la interacción de los usuarios entre ellos y ofrecen sistemas de recomendación y valoración y la posibilidad de crear comunidad, entre otras funciones.
De la lectura a la co-creación
Existen un gran número de plataformas que, si bien no son especializadas en público infantil y/o juvenil, cuentan con contenido representativo para estas edades. Unas permiten la lectura en línea, valorar y recomendar, como 24Symbols, LEA- Lectura Abierta o Anobii, e incluso crear grupos de lectura como The Copia; otras permiten contactar con los autores y sugerir ideas para las historias, como Wattpad. Boolino en su día como la plataforma más grande de recomendación con más de 500.000 usuarios o Leoteca, son ejemplos de lectura con foco en el público infantil y por último Metaforic, que, pese a ser un espacio cultural para los niños, también da acceso a muchos libros digitales infantiles para diferentes edades con la posibilidad de compartir opiniones.
La opción más reciente de apoyo a las bibliotecas para la creación de clubes de lectura para jóvenes de 10 a 17 años es Fiction Express, la plataforma de lectura interactiva creada para mejorar la competencia lectora a través de la participación y de la co-creación entre autores y lectores. La plataforma, que ya ha sido integrada en todas las Bibliotecas de la Generalitat de Catalunya y en otras muchas del resto del país, permite a los usuarios de los clubes de lectura de las bibliotecas acceder en exclusiva a los títulos en catalán, castellano e inglés que, publica cada dos meses.
A lo largo de las cinco semanas que dura la creación de cada libro (un capítulo por semana), los usuarios pueden participar en el proceso creativo. ¿Cómo? A través de un sistema de votaciones y un foro abierto en el que se comparten ideas y opiniones sobre el libro, los autores obtienen nuevas ideas para escribir e incorporar en cada capítulo. Asimismo, la plataforma pone a disposición de las bibliotecas un repositorio de más de 200 títulos para sus clubes de lectura, en tres idiomas (castellano, catalán e inglés) y en tres niveles de dificultad de lectura: el primer nivel para primaria alta y los niveles 2 y 3 para los diferentes cursos o grados de Secundaria.
Las propuestas y opciones son variadas. Ahora es el momento de que las bibliotecas utilicen todas sus armas para atender como siempre han hecho a las necesidades de sus usuarios, adaptándose a los nuevos retos para seguir guiando a los nuevos futuros lectores en ese aprendizaje que es leer para seguir leyendo y hacerlo por placer. Abran paso, es la hora del club de lectura… del club de lectura virtual.
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