Sí. Esto es un panfleto.
Incendiario. Provocativo. Revolucionario.
O le damos la vuelta como un calcetín a esto de la Escuela y la Educación o seguiremos haciendo «el indio». Por decirlo con suavidad.
No podemos seguir poniendo parches. Reformitas de despacho para dejarlo todo igual, bajo el dominio de editoriales, de intereses corporativistas y de añoranzas ya incumplibles. Paños calientes para esconder el verdadero problema. La Escuela no puede seguir dándole la espalda a la sociedad. La Escuela no puede ser una institución-isla y debe convertirse en una institución-puente. Entre la sociedad y el aprendizaje. Si seguimos así continuaremos quejándonos de malos resultados, de desmotivación, de aburrimiento, de hastío. Y la Escuela seguirá fracasando como institución. A pesar del proceso imparable de cambio que está en marcha, pero que sigue siendo minoritario. Y eso es algo que no deberíamos permitir porque la Escuela debe ser el eje vertebrador de nuestra sociedad.
Hagamos de la Escuela centros de I+D+i donde predomine la investigación y el debate y no la sigamos manteniendo como un sitio aburrido y monótono que rinde culto a la memoria y al trabajo mecánico e industrial. Tiremos las paredes del aula, hagamos desaparecer las fronteras entre el aprendizaje informal y el formal, empoderemos y hagamos protagonista de su aprendizaje al alumnado, desarrollemos el aprendizaje siguiendo sus intereses que no son otros, en esta sociedad digital y líquida en la que nos desenvolvemos, que:
Respetar a los demás, saber expresarse, saber resolver problemas y tener estrategias y herramientas de aprendizaje para toda la vida.
También desde aquí pido disculpas a quienes se escandalicen por esto, a quienes no lo vean así, a quienes todavía confíen en que algo puede cambiar en el aula con el modelo de Escuela que tenemos o a quienes crean que la Escuela está bien como está. Es lógico, que piensen así. L@s docentes son grandes profesionales, que lo dan todo en su trabajo. La mayoría de ell@s están marcad@s por unos hábitos muy difíciles de modificar porque son casi ancestrales y no terminan de ver que es muy complicado (yo diría que casi imposible) mejorar siguiendo el modelo convencional, con más o menos retoques. También las familias y el alumnado sólo conocen, en la mayoría de los casos, ese modelo de Escuela convencional. Es la que esperan y reconocen. Es lógico, también, que crean que es lo que debe haber.
Imagen de flickr
Y MIENTRAS, ¿QUÉ?
Seguir conviviendo con la rutina, con la enervante sensación de que casi nadie parece enterarse de que todo cambia rápidamente ante unas miradas expectantes y temerosas de que todo su mundo de desmorone, sin percatarse de que ya hace tiempo que es una ruina.
Intentar hacer microrevoluciones en el aula. Pensar globalmente y actuar localmente. ¿Única salida? Puede ser, porque:
(Eduardo Galeano).
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