Tres críticas al proyecto de comunidades de aprendizaje de Ramón Flecha

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Desde el contextualismo realista que defendemos en INED21, queremos analizar un proyecto específico de comunidades de aprendizaje, el que desde hace años viene dirigiendo y explicando Ramón Flecha. Proyecto en el cual tiene colaboradores y en el que propone una nueva solución a los problemas educativos de una sociedad del conocimiento.

Repetimos específico: la polisemia de este concepto, comunidades de aprendizaje, desborda nuestro análisis crítico de hoy. Al enunciar contextualismo realista, quien conozca nuestra línea reflexiva, estamos explicitando los supuestos desde los que se desarrollan nuestros argumentos.

No hay crítica desde un vacío teórico, lo sepa o no el que lo enuncia. Nuestra exposición tiene esta estructura: introducción del proyecto que dirige Ramón Flecha y tres críticas y/o límites que su propuesta tiene desde la posición que defendemos.

Explicaremos algunas ideas principales y lo haremos citando literalmente palabras de Ramón Flecha. Comunidades de aprendizaje “es un proyecto de transformación de centros educativos dirigido a la superación del fracaso escolar y la eliminación de conflictos.

Este proyecto se distingue por una apuesta por el aprendizaje dialógico mediante los grupos interactivos, donde el diálogo igualitario se convierte en un esfuerzo común para lograr la igualdad educativa en todas las alumnas y alumnos”. “Entre las transformaciones que ese avance supone están las siguientes:

la acción conjunta de profesorado, familiares, grupos de iguales y otras identidades y colectivos de la creación de condiciones de aprendizaje de todas las niñas y niños; “la formación de todos/as las agentes de aprendizaje en lugar de restringirla al profesorado al excluir a otros sectores”.

El contexto social y familiar se introduce en el aula, transformando y llegando a la utopía educativa de todo el contexto educativo y social. Hasta aquí una exposición rápida de sus objetivos y medios para lograrlo.

Primer argumento: no es verdad que solo haya una solución a la complejidad educativa, y concretamente que sea en este caso el proyecto de comunidades de aprendizaje que propugna Ramón Flecha.

Una solución que se presenta como la superadora de todas las anteriores. Ese idealismo pedagógico que consiste que hay una solución, enunciándola como la mejor para todo caso o situación educativa, es idealismo, pero significa no comprender este concepto: complejidad educativa y lo que implica.

Complejidad educativa consiste en que la interrelación de todas las variables y actores en la matriz educativa, componen una diversidad de contextos educativos, que no permiten una sola y siempre la misma solución educativa.

Es el propio contextualismo y la matriz educativa, la que nos impone un límite frente a cualquier solución universal y válida en todo contexto. No es viable ni adecuado esa línea que defiende Ramón Flecha.

No es viable porque los contextos no son los mismos: que haya una experiencia o varias con éxito, no permite generalizar esa solución como una solución universal.

No es adecuado porque, desde el equilibrio metodológico que defendemos en INED21, hay razones pedagógicas que solucionan y tienen más efectividad en otros contextos educativos. Maticemos rápidamente: hay soluciones, pero no una solución idealista que nos permita superar cualquier contextualismo.

Apliquémoslo al caso concreto que nos ocupa: nunca negaremos que el proyecto de comunidades de aprendizaje que dirige Ramón Flecha tenga efectividad en ciertos contextos educativos y sociales, lo tiene.

Pero esa afirmación no nos lleva a esta otra: que sirva para todo contexto y que sea la solución definitiva y como recalca tantas veces, “científica”, que nos explica Ramón Flecha.

Por cierto, lo que afirmamos no es una ocurrencia, en el lenguaje de raíz platónica que utiliza (ciencia/opinión, ocurrencia), ¿por qué? Porque hay evidencia científica de otras soluciones que no son su propuesta, y que justifican nuestra argumentación desde el contextualismo realista.

Un detalle importante: cuando decimos contextualismo realista no es un simple eclecticismo, sería no comprender las consecuencias de lo que nos indica la complejidad educativa.

Es algo más matizado, que los diferentes contextos educativos no sean reducibles a una solución idealista y única, nos lleva a defender un pluralismo donde cada contexto tendrá una mejor respuesta desde ese pluralismo.

Este no permite decir que todo vale, es afirmar que cada contexto tiene una solución eficaz y viable, o una combinación de algunas en su aplicación concreta. De ahí la importancia del equilibrio metodológico como solución formativa para la comunidad docente, desde INED21.

Segundo argumento: hay una afirmación que repite Ramón Flecha y que nadie se la discute, quizás por la contundencia de su exposición pública y el efecto intimidador que lo diga un sociólogo de relevancia internacional.

Lo sentimos: amamos los textos directamente. La afirmación de Ramón Flecha es la siguiente: hemos pasado de un paradigma constructivista a uno conversacional, y lo específica desde el punto de vista sociológico y/o pedagógico. Es muy discutible esta afirmación: seguramente las influencias recibidas y asumidas de su proyecto sean de esta corriente, pero eso no justifica una afirmación tan general.

Freire y Habermas no son toda la sociología/pedagogía que tiene relevancia en las últimas décadas, hay muchos autores que no se pueden reducir a ese supuesto paradigma conversacional que nadie le pone en duda en sus conferencias. Un detalle que me sigue asombrando de nuestra mentalidad española:

si el ponente es un catedrático de sociología, que dirige un proyecto europeo de investigación y que nombra las universidades y facultades con más prestigio mundial, el auditorio asiente inmediatamente.

Los argumentos se tornan irrebatibles y asumimos lo que se dice de una forma acrítica. Lo sentimos: nos gusta la lectura directa y no interpuesta. Enuncio autores de relevancia mundial que su lectura no permiten inscribirlos en ese supuesto paradigma: M.Castells, R. Sennett o un Z.Bauman.

No se puede simplificar diciendo que toda sociología que quiera transformar un contexto, está dentro de un supuesto paradigma conversacional.

¿Por qué? Por dos argumentos: porque se tergiversa el concepto de paradigma que viene de T. Kuhn; segundo: porque hay muchas estrategias para transformar un contexto, y sin duda una de ellas es el aprendizaje dialógico, pero no es la única y la más eficaz en otras situaciones y contextos. De la obra de ninguno de ellos se puede concluir que pertenezcan a ese supuesto paradigma conversacional.

Es más: son sociologías muy diferentes que parten de corrientes y contextos diversos, aunque como es natural comparten temáticas que son nuestra sociología contemporánea.

Una de ellas, sin duda, es la comunicación en toda su dimensionalidad en la transformación de una sociedad industrial a una sociedad del conocimiento. Lo que afirmo, no es una ocurrencia mía por utilizar su terminología, hay autores e historiadores de la sociología contemporánea que justifican mi afirmación.

Si se me permite, es la contrario, lo que indica la situación actual es un pluralismo sociológico y pedagógico, contradictorio con la idea de paradigma. Explicar este argumento es importante: esta sociología y sus consecuencias pedagógicas le sirven de fundamento teórico en su propuesta, y por lo tanto relativiza su afirmación fuerte de ser la mejor y más fundamentada solución frente a los problemas educativos.

Vivimos en el plano de la sociología y la pedagogía una época de pluralismo que no cabe ser reducida en el concepto de ningún paradigma, en el sentido de T.Kuhn. O somos rigurosos al conceptualizar “paradigma”, o seamos modestos y afirmemos la pluralidad de corrientes.

No hay lenguaje inocente, como sabemos desde cualquier disciplina. Volvemos a matizar: será una solución eficaz y viable en algunos contextos, pero no caigamos en el idealismo pedagógico/sociológico que invalida cualquier otra solución. Es el peligro del reduccionismo que tantas veces hemos analizado.

Tercer argumento: el aprendizaje dialógico tiene una idea fundamental, entre otras, la importancia de las interacciones sociales y de la calidad de las mismas para el progreso del aprendizaje. Dentro del mismo caben variantes que, muchas veces, no se explicitan en el desarrollo concreto de la propuesta.

El resultado es una idea que se queda en un plano genérico, sin entrar a fondo en el problema metodológico que cada situación educativa plantea. Lo que afirmamos es que aparte de la interacción social, hay otros factores que aseguran esa calidad del aprendizaje.

Esa calidad de la interacción social tiene muchos factores metodológicos, que no cabe asegurarse desde otras instancias externas. Hay factores internos de la tarea de enseñanza-aprendizaje que siguen siendo esenciales, y que no se logran solo con el voluntarismo de la interacción conversacional.

En muchas situaciones y contextos educativos esa efectividad viene dada por otros factores que no son solo conversacionales, son internamente metodológicos.

Resumiendo: no absolutizar las estrategias conversacionales, aún sabiendo que, muchas veces, son una estrategia adecuada y necesaria. Hay soluciones efectivas desde otras estrategias, según el contexto y problema específico. Como siempre, no caigamos en el reduccionismo pedagógico o metodológico que afirma una estrategia como la más eficaz y adecuada para todo contexto.

Por último, estas críticas quieren ir acompañadas de un reconocimiento a ciertas líneas de reflexión que siempre abandera Ramón Flecha:

la endogamia de la universidad española; la importancia de fundamentar con trabajo de campo, “científico”, las propuestas; la perspectiva global que todo análisis conlleva finalmente en el problema educativo; la importancia de asegurar una equidad y calidad del aprendizaje para todo alumno, más allá de su situación socioeconómica; las modas pedagógicas y su traducción en una política educativa inmediata.

Pero lo anterior, no justifica que su propuesta sea la mejor en toda situación educativa o la más efectiva: la complejidad educativa supera cualquier reduccionismo, de ahí que el realismo contextualista que defendemos en INED21, tenga ese carácter integrador y plural. Dicho de otro modo:

una forma de decir no a cualquier reduccionismo idealista que se presente como la solución a todo problema educativo. La matriz educativa es un problema tan complejo por su misma estructura y dinámica: no admite atajos o simplificaciones, aunque tengan buenas intenciones.

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