TRANS-FORMACIÓN-II

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ADECUADOS CIMIENTOS

Todo centro educativo necesita unos adecuados cimientos: un pilar básico, sin duda, es la Formación. Todo docente, si su centro no apuesta por la coordinación, necesita unos adecuados cimientos: un pilar básico, sin duda, es la Formación.

Nuestra mochila de Formación

es la que nos define como profesionales 

Así lo atestiguan informes internacionales y demás elementos del universo teórico de la educación. No sólo lo teórico: la práctica —la puesta en escena de la teoría—, requiere de una formación sólida que ayude a entender ese cambio de paradigma al que el siempre obligatorio Manuel Fernández Enguita hace referencia en muchas ocasiones.

Una de las diferencias determinantes del siempre estimado universo escolar finlandés es la Formación de su profesorado.

FORMACIÓN DE CALIDAD

En el artículo que antecede a éste, como secuencia de la importancia de la Formación y de su enorme poder para el cambio, subrayábamos algunas líneas que nos parecen oportunas de cara al establecimiento de un modelo sólido de desempeño docente, que nos conduzca a una educación de excelencia, partiendo de la igualdad y sin sesgos discriminatorios.

En este sentido, hay que dar de lado a las “ocurrencias”: debemos apostar por una Formación de calidad, que esté contrastada, que se desarrolle en el centro, que sea compartida por el profesorado, y que acompañe y evalúe los procesos de cambio que se desarrollan en el aula.

Desafortunadamente, no todos los docentes están dispuestos a asumir un embate de esta categoría, razón que no debe desalentar a los profesionales más decididos a salir de su zona de confort, ni a aquellos con más necesidad de que en su aula acontezcan aprendizajes que sirvan para la VIDA.

CORAZÓN Y RACIOCINIO

Tampoco estaría mal que, a ser posible, se trabaje previamente la cohesión de grupo, para dar verdadero testimonio de trabajo en equipo ante nuestro alumnado, aunando las enormes posibilidades que siempre se enlazan y potencian cuando corazón y raciocinio van de la mano.

Para ello es imprescindible crear espacios y tiempos que den la entidad necesaria a este proceso de cambio vital para la vida del centro. De otra manera, seguiremos permitiendo que cualquier iniciativa se vea absorbida por  la cantidad de procesos administrativos que, desdichadamente, están anclados en el sistema educativo, haciendo que los docentes apenas tengan margen de maniobra…

Para pensar y repensar alternativas y posibilidades de cara a la formación del centro o, a nivel personal, como de los y las docentes, propongo que se sopesen las siguientes alternativas:

I

Plantearnos el currículum. Necesitamos unos currícula que apuesten por la adaptación al contexto del centro, en los que no se repitan, una y otra vez, los contenidos en todos los cursos, y en los que se apueste por unos objetivos definidos y meridianos que absolutamente todo@s los alumnos deben afrontar con el éxito que merecen; para ello, por ejemplo, profundizar en modelos crecientes en espiral puede ser una de las posibles claves. O, directamente, simplificar bajo la máxima de que “menos siempre es más”.

II

Reconsiderar las metodologías. Se impone una actualización metodológica para que no nos encontremos en el aula usos que se aferran a un tiempo que no volverá y que para nada representanel presente y el futuro que nuestro alumnado va a tener que afrontar.

En este sentido, podemos apuntar las siguientes alternativas:

Supervisar nuevos paradigmas a la luz de la Neurociencia y sus indudables avances.

Ahondar en el rico paradigma de las Inteligencias Múltiples, de nuestro venerado Howard Gardner.

Apostar por tiempos de participación activa de nuestro alumnado, a través de continuas interacciones, de la mano de un Aprendizaje Cooperativo o su alternativa Dialógica.

Profundizar en las enjundiosas alternativas que el ABP nos ofrece, como perspectiva global, de cara a integrar materias en todos los niveles de la Educación.  

III

Analizar cómo es la evaluación en nuestras aulas. Baste para ello la reflexión que sabiamente mantiene Carles Monereo y que se sintetiza en “dime cómo evalúas y te diré cómo aprenden tus alumnos”. Debemos asumir que la evaluación no es sólo un número y que podría dar margen para un amplio portfolio en el que importen las inteligencias múltiples del alumnado.

IV

Repensar los espacios de aprendizaje en el centro. Este es uno de los puntos en los que más lejos nos encontramos en cuanto a la innovación; por lo tanto, uno de los temas en los que más fácil nos va a resultar innovar y mejores resultados podemos cosechar. El famoso ya “verde ministerio”, de Javier Bahón, quizá sea uno de los rasgos aparentemente invisibles que más perjudican la creatividad y la posibilidad de encontrar espacios en los que más podamos desarrollarnos con todo nuestro potencial.

V

Insertar las TICs en el aula como herramientas de trabajo y aprendizaje, ya que estas han venido para permanecer en el tiempo de forma indeleble y no para que se las denoste habitualmente en el aula, conceptualizadas como herramientas de fabricación maligna… Insistiré, una vez más, en la necesidad de trabajar el horizonte BYOD.    

Se trata, en definitiva, de plantear alternativas, posibilidades para que todo el foco se sitúe en el alumnado, indiscutible protagonista de nuestro desempeño docente.

Para cualquier tipo de sugerencia, consejo o duda, recuerdo a los amables lectores (y lectoras) que por aquí estamos, que, en estos tiempos de red de redes, debemos vigilar el karma y, por ende, compartir.

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