CAMBIO RADICAL
Una de las realidades por todos reconocida en el siglo XXI es el cambio radical que los niños han tenido bajo la Era de la Internet.
Híper-conectados, críticos, cuestionadores, informados en tiempo real, acostumbrados al trabajo equipo, colaborativos, empoderados, creadores de espacios de crecimiento personal y social.
Invalidan el sistema educativo tradicional, al que consideran anacrónico, desmotivador e incapaz de satisfacer sus necesidades.
Obligados por el sistema, participan y lo hacen de la manera más práctica posible, si las actividades, evaluaciones exigidas están en la web se comparten inmediatamente en la comunidad de alumnos, se trasforman y se presentan. La máxima pareciera ser “si existe en la Web para qué pierdo mi tiempo”. La actitud pasó a ser “Acato pero no comparto”.
Anacrónico, desmotivador e incapaz de
satisfacer sus necesidades
GENERACIÓN DESAFÍO
Son la “Generación Desafío” para un sistema educativo que ha preferido la “zona de confort”, llegar a resultados sin mucho esfuerzo, sin tener que perfeccionarse ni adecuarse a los nuevos tiempos.
Felizmente, esta realidad camina rápidamente a la total obsolescencia, esta obsolescencia se ha dejado caer sin aviso en el sistema educativo, autoridades, instituciones y profesorado. Muchos están dando palos de ciego, otras instituciones educativas han salido a buscar soluciones, capacitación y modelos que se adapten a la realidad.
Generación Desafío vs Zona de Confort
Las autoridades políticas siguen sin tener un entendimiento de que la educación requiere un cambio radical de forma y fondo de la pedagogía y del sistema educativo. Ese espacio o confusión de los entes reguladores (ministerios) ha dado paso a que distintos actores del sistema educacional tomen su propio camino aumentando así la confusión fundamental.
En otras instancias, se hace cada día más evidente la brecha del conocimiento, mucho más que lo que se especula.
Se ha demostrado la diferencia entre la educación privada versus educación pública, esta brecha va a ser mucho más evidente y radical cuando se compare un estudiante de la educación tradicional (viejo sistema) con un alumno que estudia con sistemas de educación integrada, disruptiva, sin estancos, con total uso de tecnología, procesos de validación educacional colaborativa.
Acato,
pero no comparto
En el fondo, tenemos alumnos que en su colegio les relatan las materias para que estos memoricen y alumnos que estudian con sistemas educacionales similares a los que se usan en un post-grado de universidades del primer mundo.
La triste realidad es que ya tenemos niños en la educación básica estudiando en este sistema y otros que están muy lejos de ese estándar.
Hay instituciones educativas que hoy enfrentan y aprovechan la Generación de la Abundancia, de información, comunicación, recursos tecnológicos, entretención, tiene a su alcance lo que necesiten o desean, pueden estudiar ingresando en diversas aplicaciones.
CÓMO EDUCARLOS
¿Cómo educarlos y validar la labor profesor aula en este nuevo escenario?
Reconociendo que necesitamos un cambio radical, no es posible seguir educando a los niños como se hacía en la época de nuestros padres y abuelos.
Es incompatible la educación del siglo XIX con
el ser humano del XXI
Asumir la necesidad de cambio nos lleva a buscar nuevas estrategias, para ello es vital trabajar en comunidad con otros docentes aula, a través de redes, comunidades online, aunar prácticas exitosas como también identificar errores y fracasos.
En el siglo XXI, ya no existe espacio para los “Llaneros Solitarios”, vivimos la época que si alguien tiene un conflicto social llama al “Emergency Desk” del lugar, se vive, nace y valida en comunidad.
En esta búsqueda de oportunidades, capacitación, nuevas estrategias, el primer paso para los profesores es existir en la web. Estar y hacer presencia en el espacio natural de nuestros colegas. Hay cientos de blogs que ayudarán a entender el cambio, ya sea liderando o participando en comunidades de aprendizaje.
Existir en el espacio digital permite ser validado por este “Hijo de la abundancia” o “Hijo de la Tecnología”.
El primer paso,
existir en la web
Desde ahí generar nuevas estrategias pedagógicas, partiendo de la experticia digital y habilidades naturales de los alumnos hay solo un paso.
Nuestro rol en esta época es de facilitador, guía, coach, personalizando en el alumno procesos aprendizaje y respondiendo a sus necesidades individuales.
La web para un profesor y sus alumnos es fascinante porque facilita la vida, les permite «crear» su propia senda, ser gestores de sus vidas.
Crear espacios colaborativos donde los jóvenes puedan establecer las bases de sus emprendimientos personales,; es tan vital como potenciar las “Habilidades Sociales” para saber vivir en comunidad: respeto, empatía, capacidad de escuchar y de validación del que piensa distinto.
NAVEGACIÓN SOLITARIA
La navegación solitaria de los niños en la Web por años ha permitido crear verdaderos “Huérfanos Digitales”, acostumbrados a diferenciar los códigos de convivencia, en el espacio digital se toman licencias que en la vida real no se tomarían; exponiendo y exponiéndose a un mundo del que —pese a sus conocimientos tecnológicos— desaprovechan oportunidades únicas.
Es necesaria nuestra intervención como maestros para potenciar habilidades y competencias desde los primeros años, asistir en la validación de las fuentes de información en la web, crear espacios de contenido entre otros.
Establecer un aprendizaje centrado en la participación colaborativa, desafiándolos continuamente a nuevos espacios, vital para una Generación que exige un nuevo trato.
LA NUEVA SENDA DEL APRENDIZAJE
Sin duda, uno de los cambios de conducta y habilidades que este nuevo proceso nos reclama es Existir en el espacio natural de nuestros alumnos, la Web. Incorporándolos al proceso aprendizaje, validando su experticia y conectando sus habilidades y competencias naturales al aula, haciéndolos protagonistas de su aprendizaje, estableciendo nuevas estrategias educativas desde la comunidad docente y con el apoyo de los pares.
Desafiándolos continuamente y reconociendo que en el siglo XXI, más que nunca necesitamos de un docente que abandone su zona de confort y, junto a sus alumnos, inicie la nueva senda del aprendizaje.
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