¿POR QUÉ FACEBOOK NO ES ESPAÑOL?

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Mark Zuckerberg, conocido por todos por ser el fundador de Facebook, nació en una pequeña población del Estado de Nueva York. Sobresalía en las clases de matemáticas y, desde muy joven, se interesó por la programación. Su padre, dentista, y su madre psiquiatra, tenían una posición tan acomodada como te puede permitir ser un dentista con la consulta en tu casa y ayudado por tu mujer. Pero Mark, de un modo u otro, tuvo la oportunidad de acudir a la exclusiva Phillips Exeter Academy y ser seleccionado para pasar un verano en los prestigiosos campamentos de verano de la Universidad John Hopkings.

Poco más sé sobre su juventud, pero si sé que Estados Unidos es un país donde existen oportunidades para que los niños con un potencial inusual en algún área desarrollen ese potencial de manos de mentores capaces de aportarles un nivel de conocimiento y un entorno y experiencias suficientemente retadoras. Un país donde una idea como Facebook puede surgir desde la Universidad y obtener los apoyos necesarios para desarrollarse.

En Estados Unidos, las universidades o las instituciones de prestigio buscan el talento, generan oportunidades para que niños de todo el país puedan beneficiarse de una educación específica. Allí los niños de 11 años pueden presentarse a las pruebas de selectividad y aquellos con una elevada puntuación pueden acceder a programas para el desarrollo del talento, como el CTY. Mientras, en España, tan sólo el 0,29% de nuestros alumnos están identificados como alumnado de alta capacidad en nuestras aulas, distribuidos además de forma desigual, fruto de los distintos criterios e impulsos que cada administración propone.

En este enlace puedes consultar todos los datos por Comunidades Autónomas, provincias y etapas educativas.

En busca del Tesoro

El estudio de las cifras sobre el alumnado de alta capacidad, da pie a no pocas reflexiones. Por ejemplo, admirar a los murcianos, que con una población muy inferior a Madrid casi la duplican en nº de alumnos de alta capacidad. Felicitar a los Canarios cuyas cifras son prácticamente iguales a las de Madrid, también con mucha menos población. O ¿qué ocurre en nuestras provincias del Este –Cataluña y Aragón– que son las que menos se ocupan de aquellos que están «al este de la campana de Gauss»?

Pero, sobre todo, lo que resaltan las cifras es que ninguna Comunidad puede sacar pecho. Además, ninguna está interesada en hacerlo.

En 1943, hace nada menos que 74 años, Winston Churchill pronunció un discurso en la Universidad de Harvard que ponía el foco en la importancia del talento como recurso de un país. Afirmó que «los imperios del futuro serán imperios de la inteligencia». Durante siglos, la riqueza de las naciones dependió de sus materias primas (oro, cobre, gas, petróleo), su producción agrícola, ganadera e industrial, su volumen de población, o su potencia financiera. Hoy esta situación ha cambiado y el talento se ha convertido en la mayor fuente de riqueza.

Pero el talento no surge de forma espontánea. Hay que cultivarlo. Y para ello antes hay que identificarlo. Hay que cavar en las minas para buscar las vetas de oro.

Las diferentes normativas de nuestro país establecen criterios diversos para considerar a un niño de alta capacidad. Pero el más extendido es aquel que establece que los niños de alta capacidad son aquellos que obtienen un CI > 130 en un test de inteligencia. Ya hemos hablado de por qué deberíamos desterrar este concepto, pero aún tomándolo por aceptable. ¿Sabes cuántos niños faltan por identificar? 162.859 alumnos.

La NAGC, National Asociation for Gifted Children, que agrupa a los mayores expertos e investigadores en el campo, establece un criterio más amplio y comprensivo:

Personas de alta capacidad son aquéllas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente (definido como una capacidad excepcional para razonar y aprender) o competencia (desempeño documentado o rendimiento), que los sitúe en el 10% superior, o por encima, respecto al grupo normativo, en uno o más dominios. Los dominios incluyen cualquier área de actividad estructurada con su propio sistema simbólico (las Matemáticas, la Música, la Lengua…) o su propio conjunto de destrezas sensorio motrices (la Pintura, la Danza, los Deportes…).

Fuente : POSICIÓN DE NAGC SOBRE EL CONCEPTO DE ALTA CAPACIDAD

Según este criterio, que es el más ampliamente aceptado por aquellos que tienen algo que decir en este campo, los niños de Alta Capacidad supondrían el 10% de la población. ¿Sabes entonces cuántos serían los niños ocultos en nuestras aulas? 787.589 alumnos.

Aunque muchos confunden su modelo de los tres anillos -que explica los condicionantes que debemos trabajar para favorecer el logro en las personas dotadas- con un modelo de identificación, Joseph Renzulli, el más influyente de los expertos en este campo, desarrolló lo que él llama como «el modelo de las puertas giratorias», más recientemente nominado como modelo RIM (‘Renzulli identification model‘), como modelo de identificación orientado a crear una «cantera de talento» flexible, en la que establece distintos criterios de nominación y que seleccionaría hasta el 15% del alumnado por su potencial elevado en una o más áreas. ¿Sabes cuántos alumnos nos quedan por identificar en España según el modelo de Renzulli? 1.193.241 alumnos. 

¿Comprar o desarrollar el Talento?

Pese a que estas cifras no parecen generar reflexión alguna por parte de los responsables educativos, los recursos, nos dicen, son limitados, si solemos encontrarnos con noticias que destinan importantes cantidades de dinero a «buscar Talento» y traerlo de fuera.

Estas políticas que descuidan la cantera para «adquirir» más tarde el talento que otros países si han sabido desarrollar, tiene consecuencias, no únicamente para los niños de alto potencial, sino para la sociedad en su conjunto:

Nuestras aulas se ocupan más de homogeneizar y normalizar para lograr que todo el grupo siga un ritmo de aprendizaje similar, que en identificar y potenciar el talento.

Aquellos, pocos, que consiguen que su potencial sea reconocido, son «castigados» con tareas y actividades adicionales que se proponen «cuando acabe la tarea ordinaria» o en fines de semana o extraescolares tras el ya largo horario escolar.

Los jóvenes que consiguen, a pesar de todo, crecer con su motivación e interés por el aprendizaje intactos, a menudo, emigran a otros países a desarrollar su potencial, lo que acrecienta las diferencias entre aquellos cuyas familias pueden ofrecerles esta oportunidad de desarrollo, y los que no. No olvidemos que el potencial surge en cualquier clase social, pero sólo se desarrolla si recibe las oportunidades y estímulo adecuado. De allí el valor de la escuela para ofrecer estas oportunidades también a los niños y niñas de familias más vulnerables.

Muchos de estos jóvenes acaban formando familias y encontrando oportunidades de trabajo fuera, lo que debilita las oportunidades de crecimiento de nuestro país. Sus hijos además, que heredarán probablemente este alto potencial, se desarrollarán ya fuera de nuestras fronteras.

Nuestras empresas y centros de investigación muestran déficit de talento, esta es una realidad que, a menudo, constata la prensa, y en muchas ocasiones deben importarlo. Así quedan para nosotros los puestos de menor responsabilidad.

El talento debe circular libremente y acudir allí donde tiene más oportunidades de desarrollo. Pero cuando un país es deficitario en algo, es decir, que no produce ni exporta, sino que compra a terceros para obtener un bien o servicio que necesita, se convierte en un país dependiente de estos terceros. Si como hemos dicho, el talento es hoy la mayor riqueza de cualquier nación, ¿Podemos permitirnos ser deficitarios en este recurso?

¿Existe el Talento entre las niñas?

Crecen las campañas para denunciar la baja representación de las mujeres en los puestos directivos, en las carreras STEM, en los Premios Nobel o como responsables de equipos de investigación o decisión. Sin embargo, ellas son mayoría en las aulas de las Universidades. Todos los expertos concluyen que, además de la compleja reconciliación familiar, los factores que más afectan a este infra-desarrollo profesional de las mujeres son sociales y culturales. Y tienen razón. Las niñas de alta capacidad apenas representan el 35,6% del total de este alumnado en nuestro país. En algunas etapas, en algunas regiones ni siquiera tienen representación.

Allí los niños de 11 años pueden presentarse a las pruebas de selectividad y aquellos con una elevada puntuación pueden acceder a programas para el desarrollo del talento, como el CTY.

¿Cómo podemos apelar a un desarrollo profesional equiparable al de los hombres, si, desde la escuela, no se generan el entorno adecuado para que la presión social no las convierta en invisibles y mine su auto-estima y ambición? Muchos estudios revelan que en nuestras aulas sigue vigente un clima donde las niñas que destacan por su capacidad, sus resultados, su asertividad, su creatividad o su autonomía y pensamiento crítico, son mal vistas incluso por sus educadores y familiares. Las niñas de alta capacidad optan entonces por esconderse y mimetizarse para no ser rechazadas o cuestionadas. Hasta que esto no cambie, no podemos aspirar a una sociedad equitativa, donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades para desarrollarse profesionalmente, tan lejos como su ambición les lleve.

James Heckman, reconocido economista especializado en microeconomía y estadística ha dedicado su vida al estudio del comportamiento social de las familias y de cómo las políticas económicas e inversiones afectan sobre este comportamiento, especialmente sobre los grupos excluidos o en riesgo de exclusión. En un estudio realizado a un grupo de control numeroso de niños de 3 a 4 años y seguidos a lo largo de 50 años sus conclusiones son tajantes:

«Invertir en los niños es más ventajoso que invertir en bolsa (…) Las inversiones hechas en edades tempranas no sólo son más efectivas, se refuerzan a través de un proceso dinámico: el niño que ha empezado con estas ventajas sigue adquiriendo mayores ventajas. Remediar las desigualdades en la adolescencia y la edad adulta resulta mucho más caro y con mayor porcentaje de fracaso».

James Keckman, Declaraciones en la UAB, invitado por el Instituto de Investigación MOVE. 2011

Empieza en las aulas

Reconocer el potencial de las mujeres y trabajar por la equidad en las oportunidades de desarrollo profesional, empieza en las aulas.

El mapa del Tesoro

Nos queda tan sólo dibujaros el «mapa del tesoro», algunas «instrucciones» para que cada docente en vuestras aulas y cada padre y madre en sus casas, abra los ojos y este dispuesto a descubrir el potencial de sus alumnos e hijos. Acostumbrados a fijarnos sólo en aquellos que destacan académicamente o en su expresión verbal, dejamos sin reconocimiento y oportunidades a miles de niños de que destacan en otras áreas. Brillantes de un modo diferente.

Invisibles para el sistema y/o sus familias, muchos acaban siendo invisibles incluso para sí mismos. Una pérdida que cómo sociedad no podemos permitir. Y como educadores no nos podemos perdonar.

¿Quiénes pasan desapercibidos?

Los hermanos cuyo perfil difiere del primer identificado en la familia. No hay un perfil único, cada uno es distinto y puede destacar en áreas y formas distintas. (Los estudios demuestran que en el 95% de los casos, los hermanos también comparten alta capacidad en una o más áreas.)

Las niñas cuyo éxito se atribuye más al esfuerzo que a su capacidad y que tienen en contra una barrera adicional, el estereotipo de género que castiga socialmente a aquellas que se muestran ambiciosas, brillantes, ocurrentes, ingeniosas, vehementes o aseverantes.

Aquellos que provienen de familias con pocos recursos o bajo nivel socio-cultural, pues su rendimiento académico y estrategias para rendir en la escuela y cumplir con las tareas se ve mermado por un menor apoyo en el hogar.

Los niños con doble excepcional, un 16% del alumnado de alta capacidad, que comparten alta capacidad de razonamiento junto a dificultades de aprendizaje como dislexia, discalculia, tdah, TEA y asincronías en el desarrollo psicomotor y/o auditivo-secuencial.

Los niños altamente creativos o de pensamiento divergente, para quienes las pruebas estandarizadas de inteligencia no están preparadas. (Torrance demostró en diversos estudios que las personas altamente creativas suelen puntuar por debajo del punto de corte en los test de inteligencia).

Los niños con marcada preferencia de aprendizaje viso-espacial (se calcula que aproximadamente un 60% del alumnado de alta capacidad corresponde a este perfil. Silverman 1990), que también puntúan por debajo de los puntos de corte. Muchos de ellos fallan en las respuestas más fáciles y sacan mejor resultado en las más difíciles. Para ellos se aconseja seguir más allá del criterio de discontinuidad para retar su verdadero potencial).

Los niños que usan estrategias de pensamiento diferentes a la norma que miden los test, por lo que sus marcas en velocidad de procesamiento muestran resultados por debajo del punto de corte (p.e. memorizar las series antes de ordenarlas)

Los niños con bajo rendimiento o desinterés por lo académico, cuando sus necesidades cognitivas y de aprendizaje no se ven implicadas y atendidas en el aula, el reto presenta un nivel bajo para ellos, el entorno no les estimula para destacar o incluso les penaliza socialmente, o que no han desarrollado estrategias de estudio y/o dedicación, debido a unos primeros años de escolarización que han superado sin apenas esfuerzo.

¿Qué herramientas podemos usar para identificarlos?

La experiencia y pericia del evaluador, el instinto del docente acostumbrado a ver pasar tantos niños por sus aulas y la intuición de las familias que, según muestran los estudios realizados aciertan en la identificación en un 85% de los casos, son en muchos casos indicadores de alto valor. Pero las sospechas pocas veces se materializan porque nos sentimos limitados por varias barreras:

La barrera de asimilar alta capacidad con alto rendimiento académico, en el que tantas veces se insiste desde las normativas y administración y que tantas veces ha desmentido y explicado la investigación.

La barrera de la falta de recursos y de entender la atención a este alumnado como algo secundario, que a familias y docentes nos frena a la hora de solicitar la evaluación por parte de los equipos de orientación y a éstos a colocarlos siempre a la cola.

La barrera del ¿para qué? ¿Para qué identificar si no sabemos qué hacer después? ¿Para qué etiquetarlo si el centro no va a atender? ¿Para qué hacerle pasar por un proceso de evaluación y “señalarlo” si no tenemos recursos para responder? Primero porque sin conocimiento y reconocimiento, ninguna persona puede desarrollar plenamente su potencial, Segundo porque es una condición que afecta también a su desarrollo emocional y social y el auto-conocimiento permite un desarrollo positivo. Tercero porque es su derecho legal y reconocido. Cuarto porque quizá con esta identificación no se le atienda, pero sin ella es seguro que no, así de rígida se entiende la atención a la diversidad cuando hablamos de alta capacidad. Quinto porque cuando la identificación no se acomete de forma temprana, antes o después surge el arrepentimiento. Y Sexto, porque mientras se sigan escondiendo seguirán siendo tan pocos en cada aula, en cada centro, en cada comunidad, que ningún responsable estará dispuesto a cambiar las cosas por ellos. No es lo mismo transformarse para atender a un 0,29% del alumnado actual, que hacerlo para atender a un 10-15% exigiendo en las puertas de cada centro.

La barrera del ¿y si es? ¿Y si se confirman las sospechas, qué viene después? Docentes y familias afrontan con miedo y desconocimiento el siguiente paso. Sienten tener entre sus manos una bomba a punto de explotar y no se ven capacitados para gestionarla. Pero esconderla sólo hará que les explote en la cara. Destrozando en primer lugar al propio niño. Tener alta capacidad no es un problema. Como no lo es ser muy alto, o muy guapo, o muy bueno en deportes. El problema lo crea el entorno. Nuestros recelos, nuestros pre-juicios, nuestro rechazo. Nuestro miedo infundado y alimentado por los mitos. Es un niño. Y lo único que necesita es que le quites algunos barrotes. Los que no le dejan avanzar a su ritmo. Los que le marcan el camino a seguir sin espacio para la curiosidad, las preguntas, la indagación, la investigación y las propias conclusiones. Las que le dicen “ahora no toca”, “no preguntes” “no quieras saber”. Quita esos barrotes. Quítalos para todo el aula. Y disfruta, porque ellos te suelen llevar a redescubrir la enseñanza y eso beneficiará a todos.

La barrera del ¿y si no es? ¿Y si me he empeñado en que se evalué y finalmente me equivoco? ¿Qué van a decir de mi? Y para vencer este miedo, tenemos herramientas contrastadas que nos dibujan un primer perfil del alumno, y de fácil aplicación tanto si eres docente como si eres padre/madre: Test Rogers para docentes y padres: Dos herramientas para orientar el proceso de identificación de fácil aplicación y que no requiere conocimientos previos. Testados por Karen Rogers, una de las investigadoras más relevantes en el campo de las altas capacidadesEscalas Renzulli para la identificación del potencial organizadas por dominios o áreas específicas. Hasta aquí ya sabemos que el tesoro se esconde en las aulas. Y ya tenemos el mapa y las herramientas para encontrarlo. Sólo nos faltan los «buscadores de oro».

Nos faltas tú

El grupo de la 1º promoción EXPERTO AACC de la UNIR #LaPrimerAACC, organizamos un #TwitterChat cada Jueves a las 21:30 h. para compartir y aprender sobre Altas capacidades, identificación, evaluación y respuesta educativa desde el rigor de la investigación más reciente y ampliamente aceptada por los expertos. Aquí puedes consultar los chats ya celebrados.

Conversación sobre los datos de las cifras de identificación por comunidades y provincias #AACCnumerosRojos

Conversación sobre las causas de la infra-identificación de las niñas: #ellAACCs

Conversación sobre los niños “invisibles”  y modelos y herramientas de identificación #AACClavista

#LaPrimerAACC #ConoceAACC

@aacclarebelion @atiende_talento @PaulinaMBk

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