ORATORIA Y LOCUCIÓN PROFESIONAL: CONTROL DE LA RESPIRACIÓN-III

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Capítulo VI

Control de la respiración

(PARTE – 3/3)

Para que el control sobre su respiración se potencie y llegue a poder activarlo a discreción, según cuándo y dónde usted lo decida, complemente su programa práctico con estos tres sencillos ejercicios que le detallo a continuación, teniendo en cuenta una singular ventaja al respecto, y es que pueden ser realizados en momentos en los que no le afecte a su trabajo o a tareas que requieran su máxima atención; una dedicación diaria –de apenas cinco minutos– le proporcionará, en poco tiempo, un nivel de dominio sobresaliente:

1

Modelo «semanas»

Siguiendo las instrucciones técnicas respiratorias expuestas anteriormente, coja aire, todo el que pueda; empiece a nombrar, con su habitual volumen de voz, los días de la semana, uno tras otro, de lunes a domingo y vuelta a empezar, sin dejar espacios de silencio entre día y día, p. ej.:

«lunesmartesmiércolesjuevesviernessábadodomingolunesmartesmiércoles…»

Hágalo sin parar, juntando las palabras y sin retomar aire hasta que se le agote todo el que captó en la primera inspiración, hasta que ya no pueda seguir hablando. Mientras lo ejecuta, recuerde las semanas completas que ha enumerado más el último día en el que se ha tenido que parar por la falta de aire.

Apunte el dato de lo conseguido; por ejemplo, supongamos que ha llegado a pronunciar ininterrumpidamente hasta llegar a «4 semanas y hasta el jueves». ¡Es el momento de mejorar su hándicap! Vuelva a repetir el ejercicio siguiendo las mismas pautas; observará que cada vez que lo vuelve a hacer va alcanzado mayores metas, es decir, consigue decir más palabras con la misma cantidad de aire inspirado. Esa es la prueba objetiva de que su entrenamiento va dando frutos y, por tanto, usted va mejorando su control sobre la respiración.

2

Modelo «meses»

Siguiendo las instrucciones técnicas respiratorias expuestas anteriormente, coja aire, todo el que pueda; empiece a nombrar, con su habitual volumen de voz, los meses del año, uno tras otro, de enero a diciembre y vuelta a empezar, sin dejar espacios de silencio entre mes y mes, p.ej.:

«enerofebreromarzoabrilmayojuniojulioagostoseptiembreoctubrenoviembrediciembreenerofebreroimarzoabril…»

Hágalo sin parar, juntando las palabras y sin retomar aire hasta que se le agote todo el que captó en la primera inspiración, hasta que ya no pueda seguir hablando. Mientras lo ejecuta, recuerde los años completos que ha enumerado más el último mes en el que se ha tenido que parar por la falta de aire.

Apunte el dato de lo conseguido; por ejemplo, supongamos que ha llegado a pronunciar ininterrumpidamente hasta llegar a «1 año y hasta octubre». ¡Es el momento de mejorar su hándicap! Vuelva a repetir el ejercicio siguiendo las mismas pautas; observará que cada vez que lo vuelve a hacer va alcanzado mayores metas, es decir, consigue decir más palabras con la misma cantidad de aire inspirado. Esa, de nuevo, es la prueba objetiva de que su entrenamiento va dando frutos y, por tanto, usted va mejorando progresivamente su control sobre la respiración.

3

Modelo «números»

Siguiendo las instrucciones técnicas respiratorias expuestas anteriormente, coja aire, todo el que pueda; empiece a nombrar, con su habitual volumen de voz, los números, desde el «uno» en adelante, uno tras otro, de manera ilimitada, sin dejar espacios de silencio entre número y número, p.ej.:

«unodostrescuatrocincoseissieteochonuevediezoncedocetrececatorce…»

Hágalo sin parar, juntando las palabras y sin retomar aire hasta que se le agote todo el que captó en la primera inspiración, hasta que ya no pueda seguir hablando. Mientras lo ejecuta, recuerde la última cifra a la que ha llegado y en la que se ha tenido que parar por la falta de aire.

Apunte el dato de lo conseguido; por ejemplo, supongamos que ha llegado a pronunciar ininterrumpidamente hasta llegar al número «treinta y ocho». ¡Es el momento de mejorar su hándicap! Vuelva a repetir el ejercicio siguiendo las mismas pautas; observará que cada vez que lo vuelve a hacer va alcanzado mayores metas, es decir, consigue decir más palabras con la misma cantidad de aire inspirado.

Esa, una vez más, es la prueba objetiva de que su entrenamiento va dando frutos y, por tanto, usted sigue mejorando su control sobre la respiración.

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