ORATORIA Y LOCUCIÓN PROFESIONAL AUDIOVISUAL-2

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Capítulo II

Predisposición, convicción y reflexiones previas

Para conseguir los objetivos que nos hemos marcado, en los próximos capítulos le voy a ir facilitando una serie de herramientas y técnicas prácticas con las que vamos a completar todo un gran conjunto de habilidades e instrumentos que le permitirán ‘maquillar’ y embellecer su voz y su mensaje para que, al hablar y proyectarlo, despierte la atención, la comprensión y la intuición del receptor, objetivo elemental para que se establezca la deseada comunicación entre dos, o más, interlocutores.

La oratoria y la locución profesional audiovisual requieren tanto de la implementación de nuevas técnicas y estilos en cada una de sus intervenciones como de la eliminación de los desequilibrios, las coletillas, los tics y los comportamientos verbales / no verbales que, probablemente –sin ser usted consciente de ellos– estén restando calidad a sus actuaciones públicas y profesionales.

Para neutralizar esas posibles incidencias, algunos de los futuros capítulos incluirán archivos sonoros con el objeto de que usted pueda reconocerlas e identificarlas con claridad, favoreciendo así su inmediata detección y consecuente eliminación y, a la par, acelerar la incorporación y activación de las técnicas que, progresivamente, se vayan proponiendo.

Antes de introducirnos en materia técnica concreta, permítame recordarle, una vez más, que ¡usted puede!, sin duda alguna; con estas afirmaciones y sensaciones que a continuación le detallo deseo que, si aún no está convencido del todo de sus posibilidades y metas, alcance la seguridad necesaria para iniciarse, paso a paso, en el apasionante mundo de la comunicación verbal / no verbal y de la locución profesional audiovisual.

REFLEXIONES

Motivación y actitud

Autoconvénzase de que con su propia voz –más los gestos, si procede– cuando aparece en público usted tiene la obligación de tocar el corazón, de pellizcar el alma y alcanzar la razón de quienes le escuchan.

Quien dedica parte de su valioso tiempo en asistir a un acto en el que usted es el orador, merece todo el respeto, toda la entrega y toda la gratitud posible y, por ello, debe proyectarse con el máximo esfuerzo y activar todo su talento.

Cuando tenga que comparecer en público o locutar un determinado texto profesional, prepárese para disfrutar del momento, para ser capaz de darle vida sonora –acompañada de matices y sensaciones–, a una vocal, a una consonante, a una sílaba, a una palabra y a una frase.

Cuando usted transmita una imagen de seriedad profesional, de rigor comunicativo y de conocimiento conceptual, entonces, la conjunción de estos tres elementos le elevarán a la categoría de orador / locutor cuya calidad verbal será, simultáneamente, singular y notable.

Siempre que comparezca en público es porque tendrá algo interesante que decir, que pedir, que vender o que contar, está claro; por tanto, hágalo con belleza, de manera atractiva; en caso contrario, se lo estará poniendo muy fácil a otros, a su competencia, a sus adversarios políticos, a sus rivales empresariales y, lo peor, su mensaje se transformará en algo tedioso, aburrido, sin capacidad de conexión, monótono y, en consecuencia, pasará desapercibido para sus interlocutores y provocará que sea muy difícil de asimilar por parte de su público receptor.

Al presentarse frente al público, delante de una audiencia y de medios de comunicación, en una tribuna, hablando por un micrófono o tras un atril, en cualquiera de estos casos, deberá parecer una persona segura y natural, creíble y elegante; elementos, estos, indispensables para sobresalir positivamente respecto de los demás comparecientes.

En el ámbito de la comunicación, su actitud como generador de mensajes, ideas, sensaciones y emociones, debe ser de autoexigencia permanente, de búsqueda continua –a través del conocimiento- de su mejor imagen verbal/no verbal, de ofrecerle lo mejor a quien se posiciona frente a usted. Siempre, en cada ocasión que se presente. Este es uno de los pilares que sostienen la correcta comunicación.

Atrévase, sin reservas, a catapultar emociones, a proyectar acción, a lanzar luces y colores, a activar sentimientos; y todo ello disfrutándolo al máximo, evolucionando en cada intervención, siendo absolutamente conscientes del privilegio que supone poder comunicar, tener la oportunidad de hablar desde un medio de comunicación y, finalmente que le escuchen, le crean y se emocionen.

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