«No es a la montaña a la que debemos conquistar,
sino a nosotros mismos»
Sir Edmund Hillary
Ahora que estamos cerrando un año es un buen momento (cayendo en el tópico) de revisar lo vivido, tomar nota de los aciertos y errores, aprender de las experiencias, observar en qué hemos crecido y qué impulsos nos llevan hacia el nuevo año que está por comenzar.
No en vano el tiempo es limitado para nosotros. Es eso de saborear la vida sabiendo de su brevedad y aceptándola amablemente. Los antiguos celebraban el solsticio de invierno en estas fechas, un cambio importante en los ciclos de la vida y, por tanto, para el ser humano.
La Navidad es el nacimiento de una nueva criatura llena de luz. Esa criatura está dentro de nosotros. Y es un alumbramiento de la conciencia. No dejes que los ruidos de estas fiestas ni las compras te roben la felicidad en tus encuentros familiares y con tus amigos, ni los necesarios momentos de reflexión.
El crecimiento como tendencia «natural»
El crecimiento es una tendencia en la vida humana. Tendemos a querer mejorar nuestra vida, aunque solemos enfocarnos más en unos aspectos que en otros. El crecimiento en la naturaleza es una expresión inevitable de la vida.
Más allá de nuestro desarrollo biológico, nuestro crecimiento interno o personal puede ser una dedicación constante que acompañe el cumplir años inexorablemente.
Lo habitual es que a determinada edad nuestras ideas, creencias y hasta aspiraciones se vayan limitando, bajando el ritmo de nuestro crecimiento personal.
Esa actitud para acomodarse o para seguir con interés una actitud de crecimiento la abordamos ya, en mi blog, en mi entrada «Mentalidad Fija vs Mentalidad de Crecimiento».
CRECIMIENTO HORIZONTAL
El crecimiento se puede aplicar en dos direcciones: en un sentido horizontal y en otro vertical.
El crecimiento horizontal es desarrollarse dentro del nivel de conciencia en el que se vive. Consiste en aprender más conocimientos, sacarse otra carrera, un nuevo máster, una nueva habilitación. En el campo material es desarrollar otro proyecto, abrir otro negocio, adquirir otro coche, otra casa, etc.
En el paradigma de las competencias clave englobaría el saber y saber hacer. Supone desarrollarse dentro de una profesión. Está relacionado con la mejora de las capacidades, habilidades, inteligencias (múltiples) talentos y competencias.
Básicamente, se trata del desarrollo de herramientas para manejarse y expresarse en el medio.
CRECIMIENTO VERTICAL
El crecimiento vertical consiste en el desarrollo de la conciencia, y engloba aspectos como la regulación emocional, la interocepción, el auto concepto o la metacognición.
Está relacionado con la mejora de las habilidades no cognitivas y directivas. Permite vivir dentro de niveles lógicos más elevados.
El antropólogo Gregory Bateson identificó diferentes y complementarios sistemas neurológicos de cambio o aprendizaje y los ordenó por niveles, reconociendo la influencia de cada uno en los demás, en especial la mayor incidencia de los niveles superiores sobre los inferiores, produciendo algo parecido a un efecto cascada. Es decir, ‘cambios o desarrollos en los niveles superiores producen cambios generativos y desarrollo en los niveles inferiores’.
También se emplea la imagen de un iceberg para comprender cómo explorar nuestros niveles más profundos condiciona a los niveles más superficiales. Los niveles propuestos por Bateson de arriba hacia abajo son: Entorno, Comportamiento, Capacidad, Sistema de valores y creencias, e Identidad.
Robert Dilts complementó este trabajo tratando a cada nivel neurológico como un nivel lógico de pensamiento o de cambio, agregándole un nivel superior al dividir el nivel de Identidad en dos: el de la Identidad personal y el de la Identidad superior, al que llamó «espiritualidad y propósito».
HABITAR TODOS LOS NIVELES
Por ejemplo, si estamos centrados en los medios necesarios para conseguir algo, estamos en el nivel primario del entorno, de lo material.
Si nos centramos en lo que hacemos estamos en el nivel de la conducta.
Si me centro en cómo realizo mi trabajo me muevo en el nivel de la capacidad. Por ejemplo estamos en él cuando tratamos de mejorar nuestra tarea.
Estos primeros niveles contestan a las preguntas: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Si me preocupo por los valores que mueven mis actos o las convicciones que me llevan a la acción estoy situado en el nivel del sistema de creencias y valores. En él me pregunto por qué hago lo que hago. El «Por Qué» nos habla de la necesidad, el «Para Qué» de nuestras aspiraciones e ideales.
Si me centro en el nivel de la Identidad personal estaré dedicado a la autoestima y la autorrealización. Allí me pregunto: «¿Quién soy?».
Y, por último, puedo generar conciencia sobre otro nivel de Identidad más impersonal o transpersonal, que me trasciende y me conecta con una conciencia de Universalidad, también con la conciencia de especie o humanidad. Y con una idea de trascendencia en mi vida y mis actos.
Ésta sería la Identidad Superior, o el Ser. Y es una capa profunda de nosotros mismos a La que no siempre accedemos. En este nivel, estamos centrados en el «Para qué» de lo que hacemos, en el sentido y propósito de nuestras acciones y de nuestra vida (ver «Sentido y Propósito en la Educación»).
Tiene que ver con lo que Viktor Frankl, dentro de su Logoterapia, llamó Noodinámica: esa ‘tensión creativa que no busca la homeostasis o el equilibrio, sino transitar la distancia entre dos polos’.
Uno es el ideal o sentido. Y el otro la persona que debe cumplirlo. La búsqueda humana de sentido y valores nace de una tensión interior de naturaleza existencial. Para la Logoterapia esa tensión adecuada (ni excesiva ni ausente) es saludable y necesaria, porque orienta en el sentido de la vida, da impulso y dirección. Su ausencia o falta de tensión se considera patológico o nocivo.
Mantener esa inquietud amable por el sentido y propósito, por nuestra identidad, como personas y como docentes nos aporta motivación y coherencia. Da un empuje a nuestra vida llena de pinceladas extraordinarias lo ordinario y lo cotidiano.
Más que educar o enseñar los docentes estamos llamados a inspirar vidas con sentido. Vivir inspirados es sine qua non para inspirar.
Bibliografía
Bateson, G., y Alcalde, R. (1998). Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Lohlé-Lumen.
Dilts, R., & DeLozier, J. (2000). Análisis del concepto de visión y de sus implicaciones prácticas. En Encyclopedia of systemic neuro-linguistic programming and NLP new coding. NLP University Press.
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