El tema educativo siempre esta atravesado de qué lado te involucre con la causa ¿inversión en educación o gasto educativo? Pero tengamos por seguro que siempre es una decisión política.
El Estado argentino fue acumulando una deuda muy importante con el sector educativo, traducido a la realidad: la educción «está» y «va» MAL. Muchos problemas económicos y sociales tienen su origen en los bajos niveles de educación.
¿Inversión en Educación o Gasto Educativo?
Si es gasto educativo se gasta muy mal Argentina porque la calidad educativa está en el subsuelo con la perdida de la misma y si es inversión en educación también se invierte mal, porque desde la época de Onganía o Menen estamos restando educación. Y se ha demostrado la incapacidad de Argentina de poder crecer en el mediano plazo resultado que somos un país pobre.
La Educación es una herramienta crucial para mejorar la inversión en educación, aumentar el nivel de empleo formal y bajar los niveles de desigualdad que vivimos desde hace ya más de 20 años.
Las primeras escuelas datan de 2.000 años A.C., en Sumeria. La escuela, de manera literal, como lugar de aprendizaje, es un patrimonio histórico de la humanidad. Nuestros políticos subestiman la magnitud de no invertir en educación: por tanto, no debería sorprender que los gastos por alumno sean insuficientes para proporcionar una educación decente para todos. Se necesitan más recursos financieros:
- Para contratar y pagar a los docentes.
- Para infraestructura.
- Para recursos digitales.
- Para material didáctico y desarrollo profesional de los docentes.
Pero… solo se encuentra una «Hipoteca de Futuro».
Si invertimos más en educación, mejor calidad de vida, todo sería beneficio, pero… tropezamos con el problema es la falta de voluntad –y de interés– político; y de un entendimiento cabal de la magnitud del problema.
El «GASTO» en Argentina
En Argentina, y en los países en los que se hace evidente la pérdida de la calidad educativa, todo esta «atravesado» por la palabra GASTO; puesto que la educación dejó de ser una prioridad para las políticas públicas. Por ende, para los gobiernos que llegan al poder (¡ah, y también para gran parte de la sociedad!). Prácticamente no hay política educativa en los últimos años en Argentina, esto ¿no influye en el aspecto socioeconómico en los resultados educativos? La educación no es prioridad hoy, ni lo será en el corto plazo.
El economista estadounidense James Heckman –quien recibió el Premio Nobel de Economía– demuestra en su libro Escuelas, Capacidades y Sinapsis cómo la inversión en educación durante la infancia resulta ser preventiva y genera las más altas tasas de retorno frente a cualquier otro financiamiento de carácter social. De esta manera:
Invertir en educación es mucho más rentable que invertir en bolsa.
Los jóvenes que iniciaron su escolaridad en 2011 y egresaron del secundario en el 2022; los que llegaron, porque mucho y pandemia de por medio quedaron en el camino solo vieron cumplido el objetivo de inversión en educación tal como está en la ley nacional de financiamiento educativo en 2015: con el agravante de que a partir de ese año cada vez se invierte un porcentaje menor; entre el 2016 y el 2018 la inversión en educación nacional cayó un 9% en términos reales, lo que significó el 4,8% del PBI antes de la pandemia.
Las distintas gestiones políticas, el panorama descripto por CIPPEC no deja dudas sobre un punto central: el fracaso a la hora de garantizar una inversión anual en educación equivalente al 6% del PBI, un objetivo que resultó un hito en la educación argentina y que quedó establecido por ley en 2010, con la Ley de Educación Nacional.
En el financiamiento educativo intervienen distintos niveles de gobierno. Las provincias y la C.A.B.A. soportan el mayor esfuerzo porque tienen a su cargo todos los servicios de enseñanza, desde el nivel inicial hasta el superior no universitario, quedando a cargo del Estado nacional el sector universitario, un componente salarial de todos los maestros y profesores (el Fondo Nacional de Incentivo Docente) y distintos programas de infraestructura, equipamiento, becas, capacitación docente y apoyo a escuelas carenciadas.
Pobreza media
La pobreza medida por ingresos no paró de crecer desde el 2011; desde el 25,4%, según el Informe de la Deuda Social de la UCA, y trepó al 43,1% y la tasa de Indigencia supera el 8% siendo el grupo etario de 0 a 17 años el más afectado. Para este grupo la tasa de pobreza en el 2011 era del 39,7% y en el 2022 es del 61,6%.
Actualmente alrededor de 18 millones de personas son pobres por ingresos y no alcanzan a adquirir una canasta básica total –lo que los aboca a una seria precarización educativa–. Sin los planes sociales existentes la pobreza llegaría al 51,1% de las personas ya que el 40,4% de los hogares tiene cobertura de algún tipo; esta ayuda era del 24,4% en el 2010. ¿La falta de inversión en educación es clasismo estigmatizador? Tanto Nación como las provincias disminuyeron el gasto en los últimos años.
La estructura educativa al igual que todo el país necesita Inversión real en Educación.
Concluyendo digo SÍ a un Estado responsable de la protección social que priorice una inversión en educación pública social y educativo orientado sobre la base de la solidaridad social; y esta premisa NO debe ser una utopía.