Después de dos años de observación aparecimos con este término en un artículo en Comein. Ocurrió que la participación en varios master online de la UNED nos permitió descubrir que esto de la metodología se nos quedaba corto, y quisimos proponer otro diseño.
Escuchamos, observamos, conversamos… aprendimos. Y abierta la ventana, por ahí nos metimos y descubrimos cosas, algunas os las contamos. Aunque realmente nuestra historia nació junto al lago.
Por tanto, estamos ante otra propuesta teórica que nace de la praxis educomunicativa online/offline en el contexto de lo que hemos llamado #4Entorno. Entendemos que una buena teoría, sin una buena práctica carece de sentido, por eso dejamos un tiempo para que los momentos, risas y esfuerzos, pérdidas y encuentros, apoyo entre pares, ensayos y errores, marcaran una huella que orientara nuestra teoría.
Proponemos un discurso integrador, entre el mundo de la educación y de la comunicación. Un puente convergente que facilite el encuentro entre los intereses y necesidades de los agentes sociales, educativos y sanitarios, y los propios usuarios y practicantes de este ocio digital. La propuesta contiene el análisis de factor R-elacional , y el factor E-mocional como relevantes, así como la construcción de una narrativa pedagógica que denominamos inteRmetodología.
Animación de @nereatts
Estas narrativas digitales no están centradas en los resultados, sino en los procesos, como señalan Carlos, Cristina y Encarni en su a-bocetando. Una descripción sobre como una etapa formativa en el contexto indicado, es innovadora, vibrante, constructiva…
Imagen de @nereatts
La construcción de este discurso no rompe con el pasado, lo integra. La cultura impresa y analógica presente y afincada en el imaginario colectivo de muchos educadores, ofrece una formación humanística, que se considera significativa para tejer las conexiones entre el universo analógico y el digital, no queremos quitaros la sorpresa porque de estos hablaremos en el próximo post y 6 #juevesdepuzzle.
El proceso de aprendizaje entendido en su esencia como aprendizaje permanente o “aprendizaje para la vida” (tomamos los planteamientos de Learning: The Treasure Within), debe contemplarse desde un marco de relaciones con lo ya sabido (aprendizaje significativo), lo que se aprende (aprendizaje inmediato) y lo que se va aprender de manera prospectiva (aprendizaje aplicado). Estas tres esferas temporales (pasado, presente y futuro) se conjuntan e interrelacionan de forma integral tendiendo a un aprendizaje global, “para toda la vida”.
En este aprendizaje se dan cita todas las dimensiones relacionales, las cuales podrían asociarse al modelo educativo endógeno que propone Freire, al poner el “énfasis en el proceso” y centrarse en la persona. Esa forma de hacer partícipes a los educandos y, por extensión, a los ciudadanos es esencial para llegar a la autonomía o a la autogestión porque, como señala Kaplún (1998), “sólo participando, involucrándose, investigando, haciéndose preguntas y buscando respuestas, problematizando y problematizándose se llega al conocimiento. Se aprende de verdad lo que se vive, lo que se recrea, lo que se reinventa y no lo que simplemente se lee y se escucha».
La convergencia entre diferentes opciones metodológicas, con el uso de diferentes técnicas activas que permitan el desarrollo participativo de adquisición de competencias de todo tipo, no sólo cognitivas, es lo que bautizamos como inteRmetodología. El factor relacional en este proceso deriva de la confluencia, intercambio y transferencia de diferentes tipos de actividad o método.
La interrelación que se produce entre unas técnicas y otras permite una práctica innovadora y globalizadora de actividades diversas, sumativas y ampliadoras del propio proceso en el que se dan cita las dimensiones competenciales de análisis-síntesis-reflexión-acción, las cuales se retoman y recuperan una y otra vez, de manera alterna, dependiendo del tipo de técnica que en cada caso se programa y propone al alumnado; o bien de lo que surge como vivencia en el camino.
Este proceso de aprendizaje pretende convertirse en una dinámica fluida y progresiva mediante la incursión de diferentes modos de inteRacción (destacando la «R» del factor relacional), por lo que descartamos el diseño de una secuencia lineal. En todo momento, se apuesta por las propuestas, comentarios, reflexiones y aplicaciones que surgen de los alumnos. Así puede observarse en algunos grupos de discursión y en algunas prácticas de comunicación digital.
Tras varias décadas de educomunicación es necesaria una inversión para redimensionar estas prácticas. Las fiestas populares como los carnavales y las Fallas, en sus componentes lúdicos, y paródicos pueden ser un buen acicate. Son más que una extensión del arte, de un género del entretenimiento y de la burla de la actualidad. La socióloga Linda Hutcheon, en “The Theory of Parody” define la parodia como “una forma de repetición con una distancia crítica e irónica, marcando la diferencia más que la similitud”. Pone énfasis en la relación sorprendente del potencial efecto conservador de la repetición, y a su vez del revolucionario efecto de la diferencia y la distancia.
Estimulante y sabroso cóctel: cercanía en la implicación emocional del artefacto, y distancia crítica de la realidad que se parodia y por tanto distorsiona. La parodia tiene la capacidad de llevar un debate a la calle, de hacer que el público eche su mirada crítica, la vuelque, y se visibilice. ¿Qué suscita, exige, redimensiona, remueve de la comunicación que siempre educa, y la educación que raramente comunica?
La parodia es deconstrucción y reconstrucción. Análisis (distancia) y creación (cercanía). El hecho paródico flirtea con la educación mediática, tanto en su tradición anglosajona “Media Literacy”, como latinoamericana educomunicación, porque recoge las dos dimensiones de la alfabetización digital: el análisis y la creación. Lo primero implica fragmenta; es deconstrucción, interpretación, valoración; lo segundo, expresa, reconstruye, crea.
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