REENTRADA ESCOLAR
Escolanova21 es la punta de lanza de un otoño que promete interés en la reentrada escolar en Catalunya. Veintiséis escuelas autodenominadas avanzadas se han aliado con el Centre Unesco de Catalunya cuya cabeza visible es Eduard Vallory y han conseguido la complicidad y algo más de la Caixa, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Fundació Jaume Bofill dedicada a la observación y el conocimiento crítico del fenómeno educativo (fundada en 1965 por un profesor universitario idealista dentro de las tinieblas franquistas), es decir, escuela (más privada y menos pública), banca, universidad y sociedad civil. Creo que la Generalitat se lo mira entre el apoyo y el escepticismo, pero es una impresión.
BATERÍA DE FE
¿Quiénes son estas escuelas avanzadas
y qué hacen?
Lo que se ha visto por aquí, son entrevistas y algunos reportajes periodísticos y televisivos. Todo el mundo sabe que una práctica tan compleja como la educativa no se ve en un documental. Hay peridodistas y profesores que han estado viendo sobre el terreno, pero eso también hay que ponerlo en solfa. Recuerden que en los años 60 y 70 algunos intelectuales viajaron a China y volvieron diciendo maravillas. En el mundo de hoy nunca se es bastante escéptico.
Básicamente lo que sabemos es que 26 centros se sienten lo suficientemente seguros de lo que hacen (nunca se dice el grado de complicidad y coherencia que hay en sus prácticas) como para exportarlo y piensan hacerlo por todo lo alto. Han elegido 200 centros como pioneros a los que se abrirá TODA la cueva de alibabá y a 30 a los que además se les darán las llaves en forma de soporte directo, formación, apoyo evaluativo, materiales (aquí supongo que entra La Caixa) y todo el rito durará 3 años, después de los cuales… se verá, y según lo que se vea, se hará más… o no. Perdonen la retranca pero así es como lo veo con mi escepticismo desmesurado. Quiero creer, pero ya he gastado casi toda la batería de fe que llevaba de niño.
…CONVERTIRSE EN PEZ
El título viene a cuento de que, detrás de esos doscientos centros privilegiados, hay varios millares en lista de espera. Es evidente que hay desencanto y hambre de innovación. Y no todo el que quiere innovar puede hacerlo. Una muestra. En el acto de presentación y de selección en el CosmoCaixa el 1 de junio, se comentó una anécdota-argumento. Una directora de una escuela aspirante le preguntó al director del proyecto: «Oiga, y este proyecto, ¿Cuántas horas lectivas nos ocupará?» El auditorio tímidamente rió. Le contestaron a la directora: «¡TODAS!». O sea, no va usted a hacer submarinismo, va a convertirse en pez. No sé si todo el mundo está tan motivado para innovar.
Y ¿qué se explica en el portal del proyecto y en los documentales? Que el niño es el protagonista de su aprendizaje. A estas alturas ya me parece que eso empezó a decirse en el neolítico. Que el profesor no es transmisor sino acompañante. Digamos… en la edad del hierro. Que los profesores han de trabajar en equipo dentro y fuera del aula. Eso ya vino bastante después, reconozcámoslo. Que se trabaja por proyectos pertinentes a la vida. Bueno, Sócrates hacía más o menos eso en la teoría y Aristóteles en la práctica. Y me temo que tanto Platón (el Sócrates conocido) y Aristóteles no tuvieron incidencia más allá de la élite. Viendo los documentales de Escolanova21 un director de escuela de barrio sólo puede sentir envidia. No sólo por los recursos materiales sino por el equipo docente que no puede elegir.
FE INFORMADA
Hasta aquí el escepticismo, ya está bien. Ahora, la fe o las preguntas para que la fe esté informada. Escuelas públicas hay algunas, no muchas. Puede hacerse. Pero el público quiere saber cosas como:
Aparte de una metodología común, ¿el currículo es opcional?, ¿flexible?, ¿construible?, ¿centralizado?, ¿orientado? ¿Hay conocimientos irrenunciables?, ¿capacidades bàsicas?, ¿competencias evaluables? ¿Están contemplados los 12 años de educación obligatoria en el proyecto…?, ¿como un hilo?, ¿como un árbol?, ¿como una espiral? ¿como una red?
¿Qué pasa si al final de la ESO comprobamos que algo fundamental no se ha tocado nunca?
¿Qué capacidades, conocimientos y actitudes se considera que ha de tener un profesor para «estar listo»? ¿Cómo se arbitran los conflictos (teóricos) entre profesores? ¿Tiene cada alumno un tutor, dos, más, todos?
¿Qué relación hay entre las tendencias individuales de los alumnos y las exigencias curriculares comunes? ¿qué ratio o régimen de horas libres y dirigidas tienen los alumnos?, ¿cuándo o cada cuánto se pone el trabajo en común? ¿siempre se trata de UN proyecto, desde que empieza hasta que acaba? ¿o puede un proyecto crear proyectos hijos que puedan crecer y hasta hacerse más grandes? ¿cómo se actúa con el alumno que parece no entender o no aceptar el concepto de trabajo o de progreso?
¿Qué complicidad hay con institutos, con el bachillerato, con la universidad? ¿Puede el sector inicial de la educación ir por libre en contra de todo el sistema social? ¿Se espera que sea toda la sociedad la que vaya adaptándose? Piénsese en las bolsas de educación tradicional, en el bachillerato, en el acceso a la universidad, en las titulaciones…
¿Con qué materiales puede abordarse el conocimiento del mundo? ¿quién los prepara? ¿qué grado de fungibilidad tienen? ¿qué precio?
Seguro que se os ocurren muchas más. Seguro que ellos se sienten preparados para contestarlas. Confiemos y esperemos. Sólo nos intriga por qué ninguna universidad presencial ha dado signos ni de comprometerse ni de interesarse por el proyecto. ¿Tendremos que puentear la universidad actual como se puenteó la escolástica entre el XVI y el XVIII?
Obsérvese que entre las puntas de lanza educativas de este trimestre están no sólo jesuitas (Escolanova21) sino también escuelas pías (SUMMEM) y maristas.
¿Les dejaremos la iniciativa?