EP
EDUCACIÓN PERSONALIZADA
La educación personalizada no es otra cosa que proporcionar al aprendiz los estímulos necesarios para empoderarse, descubrir sus posibilidades y ayudarle a crecer de manera libre como la persona singular que es.
En el artículo anterior hablábamos de la diferencia entre personalización e individualización. En este artículo, continuaremos con una reflexión en torno a las bases necesarias para hacer posible la personalización de la educación en la escuela.
En educación nada está aislado, todo es ecosistémico
Los elementos que conforman la educación son un ecosistema. La educación no puede ser tratada de manera fragmentada. En educación no podemos preocuparnos de “áreas protegidas” y dejar otras al libre albedrío. Los daños colaterales llegan enseguida a todo el sistema y se expanden durante generaciones.
Personalizar la educación está relacionado con la inclusión educativa. La personalización de la que hablamos no tiene que ver con estrategias de apoyo académico, ni con estrategias compensadoras o diferenciadas para unos pocos. Tiene que ver con promover sistemas que sean compensadores y diferenciadores en sí mismos, que promuevan la máxima eficiencia de los métodos y recursos para todo el alumnado y para todos los centros educativos.
Personalización e inclusión son dos conceptos educativos
que dan sentido a otro más amplio: equidad
Los que soñamos una escuela que desea mejorar y que avanza hacia el horizonte de la equidad, nos hemos marcado una clara e irrenunciable hoja de ruta también hacia el paradigma de la educación inclusiva y personalizada. Una perspectiva que, aunque, presente en los escenarios de cambio educativo desde hace decenas de años, siempre parece que esté en continua construcción. Quizás es demasiado complejo. Quizás nos hemos acomodado y nos consolamos creyendo que ya es una realidad educativa. Ya no podemos conformarnos. Sabemos que, a poco que “levantamos la alfombra”, veremos todo lo que hay debajo de ella.
Personalizar la educación es centrarla en el alumnado
y poner el foco en al aprendizaje
Tal como vimos en artículos anteriores, se trata de ofrecer las riendas al alumnado y hacerle gestor principal y participe activo de su propio aprendizaje, sin temor a soltar el control, sin complejos de actores secundarios.
Lejos de ello, lo que sucede en la clase depende de nuestras acciones y nuestro rol se configura en un quehacer mucho más complejo y tecnificado. Al dejar de instruir, y convertirnos en guías u orientadores, nos colocamos en una posición que supera la acción de explicar y nos sitúa en el infinitivo educar.
Lo que NO es coherente para promover el
aprendizaje personalizado
La coherencia nos lleva a evidenciar que este lugar educativo que soñamos NO puede desarrollarse en escenarios donde todo gire alrededor de currículos inflexibles, generalistas y homogéneos; donde todo se genere utilizando medios y métodos uniformes, dogmáticos, monótonos y cerrados (o lo que es peor, en ausencia de método y medios más allá del seguimiento de un libro de texto); donde la instrucción circule de forma vertical y transmisiva; donde la joya de la corona sean las evaluaciones sancionadoras del error y clasificadoras de buenos y malos alumnos, de buenos y malos profesores, de buenos y malos centros.
Esta educación a la que aspiramos, tampoco puede desplegarse a través de un sistema educativo que el pensador, psciopedagogo y dibujante Tonucci/Frato, representó magistralmente como la gran «fábrica de la escuela». La gran fábrica de ciudadanos en serie, donde el alumnado es tratado como insumo susceptible de ser adaptado, estandarizado y evaluado como producto elaborado de acuerdo al patrón de turno establecido. Ya no.
FC
FÁBRICA DE CIUDADANOS
La fábrica como alegoría a una escuela donde las claves de la organización son los horarios, los calendarios, las sirenas de entrada y salida… que delimitan qué aprender en cada momento; un espacio donde los participantes van a «trabajar» en lugar de ir a «aprender»; un lugar donde la organización y agrupamientos de «las materias primas» se establece más en base a previsiones económicas y controles administrativos de recursos que a cuestiones de estrategia y técnica pedagógica; donde a los profesores se les denomina efectivos o recursos; donde la rueda administrativa supera el engranaje educativo…
Lo coherente es pensar en personalización como
el derecho a ser único
Planteemos un sistema educativo compatible con la realidad educativa, económica y social que nos ha tocado vivir, pero que NO muera en ella. Un sistema que aspire a tener en cuenta que tanto las personas aprendemos de manera personal, que nuestras experiencias son singulares. Planteado así, educación personalizada es, estrictamente, respeto a la diferencia. Es promover el derecho a ser de otra manera, a tener otras formas de ver la vida y, al mismo tiempo, a aprender a vivir y convivir en ese estado diferente y original con otros. Coherencia es ‘comprender que cada una de las personas que cohabitamos un aula somos únicos e irrepetibles’.
En educación nada es fácil
Y nos llega de nuevo la duda: ¿es posible este desarrollo en el contexto educativo actual? Si la respuesta es «no», entonces, ¿estamos dispuestos a cambiarlo y qué necesitaríamos para que así fuera?
Cuando desarrollamos estrategias que desean hacer efectiva la enseñanza personalizada, lo que hacemos en realidad, es dar posibilidades al aprendizaje personalizado. A veces, se da por sentado que todos aprendemos de manera personal, y aunque la naturaleza así lo determina (todos aprendemos de manera singular), la realidad es que la escuela lo difumina. Es decir, la educación personalizada se promueve si, y sólo si, los docentes ayudamos a cada uno de los estudiantes a “establecer y mantener vínculos valiosos con su realidad”. Una valía que, en ningún caso, viene otorgada por los estándares prescritos por otros, sino por las relaciones íntimas que establece cada individuo con la realidad que le circunda, intermediada por nuestra propia cultura, forjada y transformada permanentemente por las experiencias que vivimos.
Aprender y vivir se unen consustancialmente
Concluiremos este artículo con tres puntos de partida que nos ayudarán a concretar los elementos educativos que son susceptibles de ser personalizados, cuestión que trataremos en el próximo artículo.
1
La persona, realidad única
Lo comprobamos todos los días en las aulas. un mismo modelo no sirve para todos.
2
El escenario principal
Para la enseñanza se produce en los centros educativos y espacios «blended learning». Todavía no estamos preparados para un cambio radical de escenario. Esto no es óbice para derribar los muros y permeabilizar los centros educativos.
3
Elementos constitutivos básicos
Para replantear una enseñanza que tenga en cuenta la personalización del aprendizaje, partiremos de modificar los elementos constitutivos básicos de la enseñanza. Para avanzar es preciso poner los pies en la realidad, replantear lo que tenemos para llegar a construir lo que deseamos o, incluso, encontrarnos con lo que, hasta hoy, desconocemos.
La transformación siempre se da caminado y constituye un infinito «trans» al que NO estamos acostumbrados.
El futuro, como se vislumbra es que la personalización, ya se hace en la mercadotecnia digital, y esto es parte de la educación, será uno a uno y seguro que se aprovecharán los gadgets para el fin buscado, la construcción del conocimiento
Considero que cuando trabajamos con personas, todo el tiempo estamos personalizando, pero mas aun cuando la estructura de esa personalizacion esta engarzada a un progrma academico con una serie de objetivos articulados, secuenciados y dosificados de talmanera que a adopcion de estos conocimentos esta diagramada y adminsitrada por los docentes, la personalizacion toma una mayor fuerza pues tambien incluimos la adaptacion y lo ponemos en marcha, eso tambin es educacione personalizada al tiempo que cada profesor le da su toque esencial.
Prof. Victor Diaz
El ser humano es único, irrepetible, libre y con un destino trascendente. Desde esta concepción, todos los ámbitos de la vida de la persona toman un sentido en su hacer, en su conocer y en su saber. Pero esto depende de la concepción que tengamos de la persona humana. Respetemos así la altísima dignidad de cualquier persona, que vale por su ser, no por su tener, no por su ser, e incluso no por su saber. Elevemos a diario, como semillas fértiles, a todos esos seres humanos que nos acompañan en la vida.