Los filtros HEPA ofrecen más protección que la ventilación: son eficaces, seguros e incluso recomendados por el CSIC para los colegios.
Así se resumen los argumentos de muchas familias para su preferencia por los filtros Hepa en las aulas. Son un grupo de madres y padres que reclaman que estos filtros, utilizados en aviones y centros sanitarios, se instalen en las aulas.
No todos los centros educativos han aceptado esta «medicina», y algunas administraciones locales han ignorado esta petición por el momento.
Además, muchas familias consideran que el sistema educativo está «saboteando» los intentos de algunas ANPAS de instalarlos pagándolos de su propio bolsillo. De estas y otras cuestiones me hago eco hoy en mi nota para INED21.
Recomendación oficial del CSIC
La recomendación oficial del CSIC es que «si no se pueden tomar medidas de ventilación, se debe purificar el aire con equipos dotados de filtros HEPA». La cuestión clave parece ser la ventilación: ¿hay instituciones en este país con mala ventilación?
La Guía de Ventilación Interna del CSIC señala que si la ventilación natural es insuficiente, se debe utilizar la ventilación forzada (dispositivos mecánicos), y «si todas las medidas anteriores no son posibles o son insuficientes, se debe purificar el aire con dispositivos equipados con filtros HEPA».
Según el CSIC:
«La solución final podría ser combinar la ventilación natural y la depuración».
En este país podemos encontrar todos los casos:
- Hay centros educativos antiguos con aulas sin ventilación natural o con una ventilación mínima.
- Y hay colegios con mejor ventilación natural e incluso con sistemas de ventilación en colegios más nuevos.
Pero la realidad es que incluso las escuelas que tienen buenas ventanas y la posibilidad de una teórica ventilación natural no pueden hacerlo con la frecuencia necesaria; porque las condiciones meteorológicas con lluvia y viento en invierno lo hacen –muchas veces– imposible.
Y ni siquiera hablemos del frío, que tiene sus propias consecuencias, si bien –eventualmente– se puede admitir, si estamos bien abrigados, en la búsqueda de una buena ventilación.
¿Cómo se transmite el COVID-19 y sus diferentes variantes (Alpha, Beta, Gamma, Delta, Omicron)?
Ya sabemos con certeza que el virus se transmite por «pulverización». Esto significa que el virus no cae, sino que permanece en el aire durante una o dos horas.
Este punto es esencial porque las medidas adoptadas hasta ahora no han tenido en cuenta este sistema de propagación. Para contenerlo, es importante ventilar y limpiar el aire de la habitación, no sólo las superficies.
José-Luis Jiménez (doctor en ingeniería por el M.I.T. y profesor de química y ciencias ambientales en la Universidad de Colorado – EE.UU.) es uno de los mayores expertos mundiales y ha recibido varios premios de la NASA. Merece la pena escucharle (en esté vídeo –de aprox. 5 min.–):
Además, un grupo de científicos de renombre mundial (entre los que se encuentra José-Luis Jiménez) ha elaborado un documento de preguntas y respuestas en el que se aclaran todas las cuestiones o dudas que puedan surgir: Preguntas frecuentes sobre la protección de los aerosoles de transmisión.
¿Qué son los filtros HEPA?
Un filtro HEPA (‘High Efficiency Particle Arresting‘) es –esencialmente– un ventilador con un filtro que atrapa las bacterias y los virus y evita que se propaguen por el aire:
- Es eficaz contra los virus de la gripe, COVID-19, pero también contra el polvo, los ácaros, las esporas de moho y otros irritantes alergénicos.
- Es el sistema que se utiliza hoy en día en los aviones y en los quirófanos.
Entonces, ¿son eficaces los filtros HEPA contra los virus?
Sí, si cumplen las especificaciones técnicas y son adecuados para la sala en la que se instalan. Los dispositivos deben suprimir al menos entre el noventa y el noventa y cinco por ciento (H13) de las partículas con un tamaño de 0,3 micrómetros, y es aconsejable alcanzar entre el noventa y el noventa y siete por ciento (H14).
De lo contrario, será eficaz contra otros alérgenos o contaminantes, pero no contra el virus del SARS COv-dos, causante de la COVID-19.
Según el documento Recomendaciones para el funcionamiento y mantenimiento de los sistemas de climatización y ventilación en edificios y locales para prevenir la propagación del SARS-COV-2 del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España:
Según la norma UNE1822, los filtros HEPA deben tener una filtración de aire de alta eficiencia y ser capaces de retener más del 99,5% del aerosol.
El riesgo de exposición al virus depende de la concentración de los aerosoles y de la duración de la exposición. Por lo tanto, para las salas en las que no es posible reducir el tiempo (por ejemplo, las salas de los colegios), es posible reducir la concentración de aerosol con filtros HEPA para colegios y ventilación.
Un informe científico encargado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (fechado el 29 de octubre de 2002) concluye que existen pruebas significativas de la transmisión del SRAS-CoV-2 a través de los aerosoles: Informe científico sobre las vías de transmisión del SRAS-CoV-dos.
El informe recomienda promover las actividades al aire libre en la medida de lo posible y reducir la transmisión por aerosoles mediante ventilación o filtración. Estas medidas se suman a las habituales:
- Mascarillas.
- Lavado de manos.
- Mantener la distancia.
- Etc.
Ahora que ha llegado el frío y los espacios cerrados se ventilan cada vez menos, los dispositivos de filtración del aire son más precisos que nunca.
¿Contraindicaciones o efectos secundarios de los filtros HEPA?
La filtración de aire no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios.
Un dispositivo de filtrado de aire es como llevar una máscara. Tiene exactamente el mismo efecto filtrante que las máscaras que llevamos a diario. Es una capa adicional de seguridad que se suma a las medidas que ya tomamos. No sustituye en modo alguno el uso de mascarillas, la limpieza de las manos, etc.
Funcionamiento de los filtros HEPA
Estos dispositivos filtran el CO2 exhalado en el que los virus «flotan» por la habitación.
Como la COVID-19 se transmite a través de los aerosoles, las mascarillas son una barrera importante, pero no proporcionan una protección completa. Hay una parte que «flota» en el aire incluso con las mascarillas.
Este tipo de dispositivo extrae el aire de la habitación, lo hace pasar por el filtro y libera aire fresco. De este modo, los virus quedarían atrapados en el filtro.
Filtros HEPA y ventilación en las escuelas
Un filtro de aire y una ventilación constante (no sólo entre aulas) son dos medidas que se suman a todas las demás que se introducen en las aulas hoy en día: mascarillas, lavado de manos, espaciado, ventilación, etc.
No sustituyen a ninguna de las medidas actuales. Su objetivo es mantener el riesgo de infección lo más bajo posible, teniendo siempre en cuenta que el riesgo en un espacio cerrado nunca será «0».
Antes de instalar los filtros HEPA, hay que tener en cuenta 3 reglas básicas:
- Capacidad.
- Mascarilla.
- Ventilación natural.
Esto significa que los locales cerrados deben tener una capacidad baja, las personas que se encuentren en ellos deben llevar mascarilla y debe haber ventilación natural: Abrir las ventanas.
Pero la pregunta es obvia: ¿qué hacemos en invierno?
«Basta con abrir las ventanas y las puertas durante diez minutos cada cincuenta, si llevamos mascarillas y mantenemos la capacidad establecida en los protocolos del Covid».
Y la pérdida de temperatura que se produce se recupera a los quince minutos de cerrar las ventanas. En resumen, los alumnos deben abrigarse mientras las ventanas están abiertas, y poco después pueden quitarse la ropa de abrigo.
¿Pueden ser contraproducentes?
Antonio Zapatero, viceconsejero de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, desaconseja incluso el uso de dispositivos portátiles:
«Tanto el Ministerio de Sanidad como el de Consumo desaconsejan su uso en lugares donde no haya ventilación natural, y sólo si no hay una buena ventilación». Y señala que pueden ser contraproducentes: «Los dispositivos portátiles instalados en algunas habitaciones no han demostrado su utilidad y son bastante difíciles de utilizar. Deben ser el último recurso», dijo.
Y Ordóñez Iriarte explica:
«Son útiles en los centros sociosanitarios porque se trata de personas muy débiles en las que hay que tomar todas las medidas de protección posibles. En una habitación, son niños sanos con una capacidad controlada que no necesitan estos filtros».
Filtros HEPA, no; medidor de CO2, sí
Sin embargo, el Ministerio de Sanidad recomienda la instalación de medidores de CO2, ya que considera que es una forma de alertar a los profesores cuando es necesario ventilar. Los medidores de CO2 evalúan la calidad del aire en función de la concentración de CO2 en la sala.
«En los espacios que son utilizados frecuentemente por grupos de personas durante una hora o más, como vestíbulos, salas de reuniones o restaurantes, Sanidad recomienda medir los niveles de CO2 o instalar sensores en las zonas ocupadas para avisar de una posible falta de ventilación en el edificio».
Señala la Consejería de Sanidad de Madrid. Es decir, dispositivos que avisen de la necesidad de ventilación.
Ordóñez Iriarte se refiere a los «pies en el suelo» para saber cuándo hay que ventilar una habitación, pero no ve con malos ojos la instalación de este tipo de indicadores en caso de duda.
Con este documento, sin embargo, Salud contradice las declaraciones de muchos expertos que dudan de la eficacia de estos sistemas de purificación del aire y dicen que en ningún caso pueden sustituir a la ventilación natural de las habitaciones.
Esto ocurre después de que las asociaciones de padres compraran los llamados filtros HEPA para instalarlos en colegios y universidades y de que algunos ayuntamientos, como el de la capital, destinaran ingentes sumas de capital para los centros educativos de ciudades como Córdoba.
Además, CSIF Córdoba, por ejemplo, ha enviado un comunicado en el que insiste en la importancia de que los colegios cuenten con filtros HEPA o dispositivos portátiles de purificación de aire para minimizar la posibilidad de contraer el coronavirus a través de los aerosoles.
«Se trata de evitar que las clases se desarrollen en condiciones indeseables que pongan en peligro la seguridad y la salud de profesores y alumnos, máxime cuando está científicamente demostrado que existe un gran riesgo de contagio por los aerosoles de CoV-dos del SARS».
Ha señalado la responsable del departamento de Educación de CSIF en Córdoba, Elena García, quien ha subrayado que también sería útil en los centros educativos el uso de medidores de CO2 (i.e.: dióxido de carbono):
«Que no advierten del virus, pero sirven para determinar la calidad del aire en un espacio cerrado y, por tanto, las necesidades concretas de ventilación en un momento determinado».
Adecuada ventilación de las estancias
La consejería, dirigida por el cordobés Jesús Aguirre, incluye en sus recomendaciones una serie de medidas para «conseguir una adecuada ventilación de las estancias», ya sea por medios naturales mediante la apertura de puertas y ventanas, ventilación forzada o una combinación de ambos sistemas.
En el caso de la ventilación natural, se especifica que los locales y espacios cerrados:
«Deberán ventilarse frecuentemente durante al menos diez minutos antes de ser utilizados»
Y se añade que para ello:
«Se elegirá el medio de renovación de aire más favorable en función de las condiciones climáticas y de las dependencias del espacio cerrado en cuestión».
Sin embargo, no se especifica en qué consiste esta alternativa.
Otro consejo se refiere a determinadas salas que son utilizadas alternativamente por diferentes grupos de alumnos. En estos casos, estas salas deben «ventilarse durante al menos diez minutos antes y después de su uso, con más tiempo si se han utilizado para actividades físicas o para cantar».
También se señala que, si las condiciones meteorológicas lo permiten, «las ventanas y puertas deben mantenerse abiertas durante toda su vida útil; como mínimo, deben mantenerse parcialmente abiertas para permitir una renovación general adecuada». Lo que no dice es qué tipo de condiciones meteorológicas se requieren para ello.
Otro punto que señala se refiere a los casos en que las ventanas ya no pueden mantenerse total o parcialmente abiertas.
En este caso, las ventanas deben ventilarse durante al menos diez minutos durante cada lección o cada cambio de clase.
Al volver del descanso, la ventilación natural debe mantenerse durante al menos cinco minutos.
La recomendación reconoce que la ventilación natural:
«Puede causar molestias térmicas a los alumnos, por lo que se debe aconsejar a las familias que adapten la ropa de abrigo a la nueva situación durante los periodos más fríos».
Y añade que:
«En estos momentos, la seguridad de los alumnos frente a las infecciones tiene prioridad sobre el confort térmico y la eficiencia energética».
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Ventilación a través de medios mecánicos
El Ministerio de Sanidad indica que en los centros educativos con sistemas de climatización: «se debe reducir la proporción de aire fraccionado y aumentar la proporción de aire exterior para conseguir una adecuada renovación del aire».
También subraya que, en caso de duda, los colegios e institutos deben combinar el sistema de climatización con las pautas de ventilación natural que mejor se adapten a su centro, entorno y condiciones meteorológicas. Es decir, abrir puertas y ventanas.
También advierte del uso de ventiladores en las salas que «crean movimiento de aire entre las personas y normalmente evitan las corrientes de aire o corrientes de aire que no están asociadas a un sistema de ventilación bien desarrollado». En este sentido, recuerda que los ventiladores «mueven el aire, pero no lo renuevan».