La pandemia nos dió «un espejo» para mirarnos acerca de cuán desnudos estamos en educación. ¿La escuela muestrea deseo de aprender y enseñar? ¿Los alumnos son parte de dicha escuela? Nuestro sistema educativo se sustenta en programas y ordenanzas para… ¿estar?, o ¿aprender en la escuela?
¿Estar o aprender en la escuela?
En efecto, estar en la escuela no es lo mismo que aprender en la escuela; de modo que esto se debe aclarar de entrada. Hoy debemos escuchar a los alumnos, para no callar a la educación, para no callar a la escuela, para no estancar nuestro futuro como sociedad.
- Antes el trabajo fundamental de la escuela era la enseñanza como complemento a la labor educativa de la familia
- Hoy es dar de comer, promocionar conductas aduecuadas de higiene… por lo tanto, la escuela es la «caja de resonancia» de lo que sucede en a la sociedad.
Hoy debemos hacer sentir que los demás creen en nuestros alumnos, porque les damos herramientas para ser libres.
- Las autoridades ¿han tenido en cuentas –o les importa saber– que alumnos que egresan este año de las escuelas secundarias no entienden lo que leen?
- Los alumnos en las escuelas tratan de adaptarse, en la medida de lo posible, a los cambios de la sociedad, pero andamos rengos porque la calidad de la educación cambia, y esto implica que hay algo no estamos haciendo bien.
Hablar, escuchar, escribir, pensar en lo que se escribe y saber interpretar eso que se lee forman el pasamiento básico en libertad que utilizamos para desarrollarnos.
El problema que existe en educación
La pandemia solo explica una pequeña parte del problema que existe en la educación; por lo tanto, el problema no es de ahora, ahora se agudizo. Hay otras causas con respecto a la falta de interés decreciente por las pedagogías:
- Falta de un rumbo en el país.
- Falta de esperanzas.
- Muchas peleas.
- Condiciones laborales.
- Remuneraciones.
- Incentivos.
- Desarrollo profesional en un futuro cercano.
Según el Banco Mundial, el cierre de escuelas por la pandemia generaría una “pobreza de aprendizaje” en la cual el 62% de niños de 10 años no pueden leer un texto simple. Esto podría equivaler a 7,6 millones adicionales de niños y niñas en educación primaria “pobres de aprendizaje” en la región.
De acuerdo con el informe, luego de 10 meses (un año escolar) sin clases, 71% de los estudiantes de los primeros años de la escuela secundaria pueden no ser capaces de comprender adecuadamente un texto de moderada extensión. La pandemia solo explica una pequeña parte del problema.
Las tareas y las labores administrativas, ¿persiguen la calidad docente?
Por años a la persona docente se le han asignado tareas y labores administrativas que han desvirtuado el proceso de enseñanza aprendizaje…
…la educación se ha convertido en una tarea burocrática dejando de lado la humanidad.
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Es por este motivo que se necesita –con premura– dar un paso adelante en la reestructuración de las labores asignadas a los docentes y darle valor real a lo que se quiere enseñar; para que estas acciones beneficien a toda la comunidad educativa en los procesos de enseñanza y aprendizaje, permitiendo que los educadores dediquen –como prioridad– el tiempo necesario al proceso de mediación pedagógica y que la persona estudiante reciba una educación de calidad.
Ante este panorama, es necesario replantear el rol de la política educativa, de las autoridades, del docente, dentro de la institución educativa y promover una restructuración gradual del sistema que le permita a la persona docente –de primaria y secundaria– invertir el mayor tiempo efectivo en el proceso de mediación pedagógica. De manera que pueda atender los compromisos curriculares con cada grupo a cargo en forma eficaz, lo cual repercutirá –directamente– en la calidad del aprendizaje de los estudiantes:
- Generando buenos resultados académicos y –a la vez– credibilidad y valor público al trabajo del educador.
- Visibilizando el gran aporte que las y los docentes realizan a la sociedad argentina.
La educación debe ser masiva, pero no solo en el sentido literal, también en el sentido ideal. Debe ser también democrática y no una educación que forme sujetos alienados sin ganas de estudiar y que la de calidad sea para unos pocos.
Hoy podemos hablar de “los nuevos alumnos” que han protagonizado la revolución tecnológica, pero, sin duda, los alumnos aprenden más y mejor cuando se sienten protagonistas y no meros espectadores.
“Las ideas básicas que caracterizan a una época señalan la manera como el mundo entero se configura ante el hombre”.
Luis Villoro, El pensamiento moderno, 1992.