PARTE II
Amor incondicional
Es el amor compasivo, altruista, que se profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el amor incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo, se reconoce también como amor de este tipo, y, por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no obstante, hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto cuando reflexiona sobre qué interpretamos cuando nos hablan de amor.
Amor filial
Entre hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
Amor fraternal
En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Desde el punto de vista del psicoanálisis, el fraternal es, al igual que el amor filial, sublimado, ya que está fundado en la interdicción del incesto.
Amistad
Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que nace de la necesidad de los seres humanos de socializar. El amor al prójimo nace a su vez del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye la abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al amor fraternal y al amor predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al prójimo como a ti mismo».
Amor romántico
Nace en la expectativa de que un ser humano cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha expectativa, definida en la psiquis. En muchas culturas, aparece como una concepción del amor preponderante al preguntarnos qué interpretamos cuando nos hablan de amor.
Amor confluente: Amor entre personas capaces de establecer relaciones de pareja, definido a mediados del siglo XX. Aparece por oposición al amor romántico: no tiene que ser único, no tiene que ser para siempre, no supone una entrega incondicional, etc.
Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El deseo sexual, según Helen Fisher, es diferente del amor romántico y del afecto (véase su estudio al respecto). Desde el punto de vista de la psicología humanista, el amor romántico —y el amor interpersonal en general— está relacionado en gran medida con la autoestima.
Amor platónico
Con propiedad, es un concepto filosófico que consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta su contemplación, que varía desde la apariencia de la belleza hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Para Platón, el verdadero amor es el que nace de la sabiduría, es decir, del conocimiento.31 Vulgarmente, se conoce como una forma de amor en que no hay un elemento sexual o éste se da de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.
Amor a los animales y a las plantas
Nace de un sentimiento protector.
Amor hacia algo abstracto o inanimado
A un objeto físico, una idea, una meta, a la patria (patriotismo), al lugar de nacimiento, al honor, a la independencia (integridad). Provoca un gran impacto en nuestra escala de valores que descansa en qué interpretamos cuando nos hablan de amor. Puede considerarse amor platónico en su sentido filosófico. El patriotismo puede ir asociado a la heroicidad, en cuyo caso constituye un comportamiento de altruismo respecto a su grupo, que en esencia es un comportamiento de egoísmo respecto a otro grupo en la medida en que no se considera al otro grupo de la misma condición.
Amor hacia un dios o una deidad (devoción)
Suele nacer de la educación recibida desde la infancia, y se basa en la fe. Se considera a Dios como la fuente de todo amor. En la mayoría de los casos, existe la creencia de que, tras la muerte, Dios premiará de alguna forma a las personas que la correspondiente religión considere virtuosas.
Amor universal
Amor espiritual que, según diferentes religiones, todas las personas pueden llegar a profesar al medio natural y que los grandes místicos experimentan como expresión del nirvana, éxtasis o iluminación, estados de conexión absoluta con el universo o con Dios. Es una manifestación sublime en la que se eclipsan o confluyen el resto de las manifestaciones. Eckhart Tolle sostiene que el amor, como estado continuo, aún es muy raro y escaso, tan escaso como un ser humano consciente.
Una visión psicológica
Desde corrientes psicoanalíticas, para Erich Fromm, en el estudio de qué interpretamos cuando nos hablan de amor, considera que este concepto, el amor, es, en sí, un arte; y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive.
El amor es, así, decisión, elección y actitud. Según Fromm, la mayoría de la gente identifica el amor con una sensación placiente. Él considera, en cambio, que es un arte, y que, en consecuencia, requiere esfuerzo y conocimiento.
Desde su punto de vista, la mayoría de la gente cae en el error de que no hay nada que aprender sobre el amor, motivados, entre otras cosas, por considerar que el principal objetivo es ser amado y no amar, de modo que llegan a valorar aspectos superficiales como el éxito, el poder o el atractivo que causan confusión durante la etapa inicial del pretendido enamoramiento pero que dejan de ser influyentes cuando las personas dejan de ser desconocidas y se pierde la magia del misterio inicial.
Desde un punto de vista de la terapia cognitivo-conductual, el amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de cómo se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.).