AULAS VACÍAS

/

AV

Paradoja del Aula Vacía

(Aunque esté llena de alumnos)

El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo. En la escuela son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación.

Eduardo Galeano

AULAS SIN ALMA

La mayoría de las aulas de nuestros centros educativos están sobresaturadas de alumnos, pero paradójicamente muchas de ellas están vacías. Se puede afirmar que, cuantos más alumnos hay en una clase, más probabilidades hay de que esté vacía, porque es mucho más difícil que se produzca un adecuado proceso de aprendizaje.

Hace tiempo escribí un post titulado El sonido de las aulas en el que confesaba que:

“A mí me dan mucho miedo las aulas que están siempre en absoluto silencio. El silencio sepulcral o monacal me recuerda a un cementerio o a la quietud y la calma introspectiva de un monasterio. Yo prefiero las aulas que tienen un murmullo continuo, un rumor controlado y armónico como el de las olas del mar al romper en la orilla. Prefiero las aulas que están vivas, que se mueven, que se transforman…

Las aulas en las que los alumnos están desmotivados, en las que no participan activamente en la construcción de su aprendizaje, en las que no hay comunicación asertiva ni empática, en las que no se fomenta la creatividad y la curiosidad… son aulas sin alma. Mientras que, como dice Galeano, en las escuelas sigamos dando clases de impotencia, amnesia y resignación; esas aulas permanecerán vacías aunque estén llenas de alumnos.

BUSCAR LA SATISFACCIÓN

No hace demasiado tiempo, a través de las redes sociales, un docente me hizo algunos comentarios críticos a mis propuestas para incorporar los principios de la Nueva Educación en nuestras escuelas. Según él, yo “no tengo ni idea de lo que es intentar enseñar en un aula llena de alumnos que no quieren aprender”. El caso es que estoy convencido de que ¡no existen alumnos que no quieran aprender! Lo que sí que hay son alumnos que no son capaces de entender o percibir la relevancia de aquello que se les pretende enseñar. Pero eso no es responsabilidad del alumno, sino del docente.

La curiosidad, la necesidad de experimentar, de buscar respuestas, de conocer… es algo inherente al ser humano, y mucho más en sus primeros años de vida. La tendencia natural de los alumnos no es hacer todo lo posible para evitar el esfuerzo que supone aprender; todo lo contrario, es buscar la satisfacción de sus necesidades reales de aprendizaje y saciar su curiosidad.

PERVERSIÓN DE LA TAREA DOCENTE

Me imagino que, para un docente debe ser una sensación horrible tener el convencimiento de estar en un aula llena de alumnos que no quieren aprender. No se me ocurre nada más frustrante. La cuestión es que llegar a ese convencimiento es una perversión de la tarea docente. Enseñar solo tiene sentido cuando hay aprendizaje, pues lo que verdaderamente debe preocupar y ocupar a un docente es prestar atención a lo que los alumnos tienen que hacer para aprender y cómo hacerles ver que eso que están aprendiendo tiene una incidencia importante en su vida presente y futura.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 2 Promedio: 5)

Deja un comentario