El “problema” de la educación no es distinto al “problema” de la empresa, la política… El tiempo nos pide cambios, nuevas maneras de entender:
Asumir y funcionar
con nuevos paradigmas
Desde hace más de 20 años estamos asistiendo a descubrimientos en Neurociencias que revelan el funcionamiento de nuestro cerebro y de cómo aprendemos. La relación entre emociones y aprendizaje es directa. Desde la Psicología, hay toda una revolución en marcha que indaga sobre cómo hacer de nuestra vida un proyecto alegre, pleno y comprometido, un proyecto de vida con sentido a través de la Psicología Humanista y la Psicología Positiva en todas sus ramas. El Coaching profesional es un acompañamiento para conseguir éxitos. ¿Por qué seguimos sin aplicar estas investigaciones y prácticas, refrendadas en el aula, para mejorar cómo nos sentimos en ellas y mejorar el ansiado nivel académico de los alumnos?
La educación es el campo que debería ir siempre a la vanguardia, porque es la mayor contribución al avance de una sociedad que se puede hacer.
CONFUNDIMOS EXIGENCIA CON EXCELENCIA
La excelencia no se puede exigir; se consigue cuando proporcionamos las condiciones necesarias para que cada uno, alumnos y docentes, den lo mejor de sí mismos voluntariamente, conscientemente, comprometidos.
NUEVA EDUCACIÓN PARA NUEVOS RETOS
Nunca antes la humanidad ha tenido que afrontar problemas tan globales y trascendentales como en la actualidad. El mundo es una aldea global.
Conocemos los grandes problemas de la humanidad, sabemos sus causas y cómo solucionarlos. Pero nos falta lo fundamental: cooperación, entendimiento, empatía, sentido del bien común.
¿Cómo sería vivir eso en el aula, con alegría y positividad?
¿Cómo sería conectar los intereses de los alumnos con lo que damos en el aula?
¿Cómo sería llevar la vida misma al aula y no estar siempre virtualizando o abstrayendo lo que aprenden los niños?
¿Cómo sería conectar los conocimientos fragmentados de las diversas áreas para aportar procesos cognitivos de orden superior a nuestros alumnos?
¿Cómo sería salir del aula para explorar la vida?
Mientras sigamos creyendo que aprender cuesta mucho y que enseñar es agotador mantenemos un viejo paradigma anacrónico que cada vez debilita más a los docentes.
No es que no haya problemas –que los hay y muchos–, pero podemos concebir esos problemas como oportunidades para mejorar.
Desde la madurez hay que pasar de la queja a la creatividad.
Los docentes no nos sentimos escuchados, ni tenidos en cuenta por el sistema educativo.
En nuestra relación con nuestros alumnos, nos sentimos presionados y presionamos a su vez.
Olvidamos que el encuentro entre personas puede ser una oportunidad para pasar del conflicto a la cooperación, a mirarnos a los ojos y descubrir que todos compartimos ese anhelo profundo de ser felices y plenos.
Todos los seres humanos portamos ese anhelo, y hay que reconocerlo en la escuela, hay que vivirlo en ella.
INSTRUCCIÓN NO ES EDUCACIÓN
Los docentes no necesitamos más formación, necesitamos conectar con nuestra propia sabiduría. Y eso mismo es lo que necesitan nuestros alumnos.
Necesitamos conectar las capacidades intelectivas adquiridas con la mirada compasiva del corazón que es:
Presencia en el aula que nutre emocionalmente.
Mirada que enviste de grandeza al alumno y refuerza su autoestima y concepto de sí mismo.
Liderazgo para afrontar los retos de la vida (no los académicos) desde una relación horizontal y la cooperación entre iguales.
Acompañamiento para la germinación de los talentos, capacidades y valores que ya porta el alumno internamente.
Sólo así la educación puede pasar de ser mera instrucción que introduce en los alumnos un conocimiento ajeno, a una herramienta para revelar los tesoros internos, aportar sentido, significado, madurez y plenitud; para que nuestros niños y jóvenes puedan construir un futuro acorde para todos, conectando con sus propias potencialidades, con su propia sabiduría interior.
Así las aulas pueden convertirse en espacios donde docentes y alumnos disfruten descubriendo lo mejor de sí mismos y celebrarlo, ponerlo en valor para mejorar el mundo.
Y esto mismo se puede aplicar a los padres en el liderazgo familiar. Ya no sirve el sistema de creencias y los métodos con los que fuimos criados nosotros. La sociedad y el mundo han cambiado tan rápido que hemos de formarnos y aprender, para que el ser padres no sea una carga que padecer sino una alegría que vivir en el hogar, como centro nutricio emocional que acoge niños felices al mundo y cuyas alas no se podrán cortar, porque han venido con la promesa de cambiarnos a todos y cambiar el mundo tal y como lo conocemos.
RECONOCER Y APOYAR UNA NECESARIA EDUCACIÓN
Si queremos respetar y apoyar a los docentes en una necesaria revolución respetuosa para una educación que no corte las alas del futuro…
PODEMOS
1
Reconocer nuestro valor como padres y reconocer la dedicación de los docentes. Reconocerse y apoyarse.
2
Como sociedad valorar el papel de los padres y docentes, regulando la disponibilidad de tiempo de calidad entre padres e hijos.
3
Las familias han de ser puestas en valor de toda la comunidad. Su bienestar es el de todos.
4
No sólo recordar los deberes, también garantizar los derechos.
5
Aligerar la presión académica para cumplir determinados objetivos.
6
Hacer más lento los aprendizajes. Se impartirán menos contenidos pero se aprenderán para toda la vida desde la experimentación y la vivencia, desarrollando procesos cognitivos más complejos y ricos.
7
Favorecer la convivencia respetuosa y reconocer la diversidad, apoyando para que los centros educativos sean gestantes de relaciones humanas sanas cuya moneda de cambio sea el respeto y la cooperación.
8
Procurar espacios adecuados para el juego creativo y la exploración.
9
Permitir el error en el aprendizaje, alentar el atrevimiento.
10
Evitar imponer en educación sistemas basados en otros objetivos y valores que no sea el desarrollo integral de nuestros niños y jóvenes, su felicidad; por encima de intereses políticos o económicos.
11
Evitar tratar la Educación con una visión heredada de sistemas políticos, sociales o económicos que la deforman o limitan.
12
Dar voz a los niños y jóvenes, que ellos formen parte activa de la gestión de los centros y las aulas (corresponsabilidad).
No cortemos esas alas en nuestras casas ni en nuestras aulas, dejémoslas volar respetuosamente. Veamos en los ojos de nuestros alumnos el brillo y la belleza de esas promesas que están por venir al mundo. Ellos no han venido a repetir esquemas, han venido a crear otros nuevos y necesarios.
En mi aula tengo una frase que me sigue inspirando cada día desde que empecé esta aventura de Ser docente. Nunca imaginé que yo iba a ser el que más aprende en el aula.
«Un espíritu libre NO debe
aprender como esclavo«
Roberto Rosellini
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