LA NECESIDAD DE UN CURRÍCULO «VIVO»

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«No me da tiempo de dar el temario» es una frase habitual entre los docentes.

«Tengo que ir más rápido», «No puedo parar a que lo aprendan mejor, todavía me queda mucho que dar». «Estos alumnos tienen bajo nivel, pero es que el currículo pide que ya sepan tal o cual cosa y yo tengo que dar el temario».

«Dar el temario» es habitualmente el mandato interiorizado por muchos maestros y profes. Es como una Ley suprema a la que se le debe obediencia ciega; un dogma del que suele depender demasiado la autoestima docente.

CAMBIOS COSMÉTICOS

Es curioso como la última Ley Educativa, la LOMCE, tiene grandes incongruencias en relación a los objetivos que pretende y en su relación con el intento farragoso de estandarizar los contenidos que se deben enseñar.

Porque la LOMCE pretende ser progresista, abandonar una Educación centrada en los contenidos para que los alumnos desarrollen las competencias «Básicas», recogiendo las recomendaciones de la Unión Europea en materia de Educación en el marco de las Competencias Clave.

Pero he aquí que para garantizar una estandarización de la Educación en todo el Estado – centros – aulas se recurre a una evaluación basada en estándares de aprendizaje, que supuestamente miden la consecución de esas Competencias. Y cuanto más concretos se hacen esos estándares en cada asignatura más definido queda el currículum que se debe impartir, obligando al docente a ceñirse a esos estándares de evaluación.

Se llega hoy día a la simplificación de usar los estándares de la asignatura como preguntas de exámenes (no es que ésto sea algo malo en sí mismo) por lo que al final estamos haciendo lo mismo que antes: evaluar con ellos la adquisición de contenidos; cambios cosméticos sin que hayan cambios reales.

ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE

El dilema de los estándares de Aprendizaje

Una competencia Clave tiene tres dimensiones: saber, saber hacer y querer hacer.

Una competencia es genérica y amplia. Los alumnos la pueden desarrollar de múltiples formas según sean sus talentos y según su manera individual de aprender a partir de sus propias estrategias (tengamos en cuenta el modelo de inteligencias múltiples).

Por ejemplo, una competencia como el Emprendimiento se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida, se puede aplicar en economía y en lo social, en lo artístico y en lo científico.

Si vamos a una Educación basada en Competencias y no en contenidos los estándares deben dejar de ser eso, «estándares» obligatorios, para que:

Se puedan modelar a los intereses de docentes y alumnos.

Se contextualicen a los entornos de cada centro y comunidad educativa.

Se relacionen con la realidad y la vida de los alumnos.

CURRÍCULO «VIVO»

Al final estamos haciendo lo mismo que antes: evaluar con ellos la adquisición de contenidos; cambios cosméticos sin que hayan cambios reales.

No quiero invitar con esta reflexión a que seamos transgresores del currículo. Pero el currículo puede ser un documento petrificado e inamovible o puede ser un marco de referencia «vivo». Los currículos tienen sentido si son algo vivo, no letra muerta. Y algo está vivo si es algo flexible, que se mueve y se relaciona, se adapta y aporta valor. Y sólo lo serán si forma parte de los intereses, aspiraciones y necesidades de los usuarios del sistema educativo: los alumnos. Todo se hace para ellos, pero sin ellos. ¿Nos suena de algo esta suficiencia de poder o de autoridad que no escucha ni tiene en cuenta a aquél a quien dirige supuestamente su esfuerzo o servicio?

ORGANICIDAD Y VIDA

¿Quién le da al currículo su organicidad y su vida?

Sus usuarios, docentes y alumnos, la comunidad educativa, en suma, son los que le dan su organicidad. En conclusión las personas que lo crean y las personas para el que es creado.

Las cualidades que lo hacen vivo, no en sí mismo, sino por sus usuarios podrían ser:

Homeostasis: búsqueda del equilibrio entre su cumplimiento y las necesidades de aprendizaje de los alumnos.

Metabolismo: una buena digestión de sus contenidos para que sea nutricio; es decir, que consiga algo más que fomar, contribuir a Ser, a que aflore lo mejor.

Desarrollo y crecimiento: que contribuya al desarrollo integral de las personas.

Adaptación a los contextos sociales de la comunidad y personales de los alumnos.

Evolución en función de los aprendizajes.

Inteligencia para su aplicación en función de los anteriores postulados.

REVISAR EL SISTEMA EDUCATIVO

Estamos saliendo de un paradigma en crisis en el que son los sistemas los que mandan, y las personas deben amoldarse al sistema.

Es algo paradójico. Pues el sistema ha sido creado por personas para ayudar y servir a otras personas. La función del sistema no es perpetuarse sino servir, ser de utilidad. Un sistema es útil cuando cumple con las necesidades para el que fue diseñado.

Un sistema se torna obsoleto cuando deja de cumplir adecuadamente su función. Y constatado este hecho necesita actualizarse, reformarse, rediseñarse o transformarse.

Es curioso como hay cierto empeño hoy día en mantener sistemas que con los acelerados cambios sociales y tecnológicos se han tornado inservibles o poco eficientes. Conservar lo conocido nos da seguridad pero en la rigidez perdemos la creatividad y la necesaria innovación.

El Sistema Educativo debe contemplar en sus funciones, por encima de las formativas y adaptativas, ser medio adecuado para garantizar la autorrealización en un contexto del bien común. Y eso implica la idea de Bienestar, INDIVIDUAL y COLECTIVA.

Un sistema ha de ser garante, en primer lugar del Bienestar de sus usuarios. Cuando un sistema busca perpetuarse, olvidando servir a sus usuarios, aportarles valor, se torna inútil.

Entonces, se desecha o se transforma. Los acelerados cambios que estamos viviendo empujan a los docentes a transformarnos en relación a la nuevas necesidades que van surgiendo.

Los docentes hemos de ser ante todo sembradores de futuro, creadores de expectativas, inspiradores de horizontes inalcanzados.

Dejemos que nuestros alumnos nos superen. No hay nada más grande para un docente que el ver a un alumno llegar más lejos, sabiendo que fuimos inspiradores de esas alas que lo impulsaron hasta allí.

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