BUSCAR TESOROS
Buscar tesoros es una de las ideas utópicas más deseadas por todas las personas desde que somos pequeños. A veces, las búsquedas de esos tesoros las identificamos con cuestiones económicas; otras, con sueños no conseguidos; otras, con amores perfectos.
En la vida de un docente, hay muchas cosas que pueden ser consideradas como tesoros: nuestro trabajo con los alumnos, personas en formación, es un auténtico tesoro; el tiempo que pasamos con ellos, aprendiendo y ayudando a aprender; las interacciones que hacemos con otros compañeros para conseguirlo; los momentos de creación de diferentes propuestas educativas y, como no, las ansiadas vacaciones, que la mayoría de docentes utilizamos para no parar, preparar, programar, organizar y seguir soñando con un nuevo curso.
¿METODOLOGÍA PERFECTA?
Pero hay una autentica búsqueda del tesoro que hacemos todos los docentes enamorados de nuestra profesión. Esta búsqueda está relacionada con la estrategia o metodología perfecta que podamos utilizar para toda la vida y que nos valga para todo aquello que desarrollamos, y que, además, siempre podamos utilizar sin tener que buscar más.
Esta idea la he compartido durante muchos años con varios compañeros docentes en nuestras conversaciones, preguntándonos hasta cuándo estarías buscando y dónde y con qué acabaríamos. Después de mucho pensar y tras bastantes años de experiencia, las respuestas a estas preguntas –cada vez– las he ido teniendo más claras, y es que el verdadero tesoro está dentro de cada uno de nosotros.
La creación de nuestro propio método debería ser el reto, la búsqueda del tesoro estaba dentro y no lo hemos visto. Ha pasado desapercibido durante años de trabajo y no hemos sabido verlo cuando estaba tan cerca. Pero no solo es suficiente con descubrir que está en nosotros, hay que cogerlo, alcanzarlo, sacarlo para darle forma y compartirlo
Proyectos Felices es ese tesoro personal, creado con las experiencias, formaciones, ayudas y aprendizajes de todos y cada uno de mis alumnos. Este método o metodológica de carácter activo es la confluencia entre la forma de entender la educación y el amor hacia el alumno como persona en formación.
Como cualquier metodología, ésta surge de la necesidad de encontrar una respuesta diaria a lo que hacemos con nuestros alumnos, independientemente de la etapa educativa en la que se encuentren. Todos tenemos necesidad de encontrar un método que se acerque a los ideales educativos que tenemos.
Hemos leído mucho. Estamos bombardeados de información educativa a través de las redes sociales que, en muchas ocasiones, nos ayuda y, en otras, nos hace dudar de lo que hacemos.
Cada día surgen ideas nuevas sobre educación desde diferentes ámbitos y con diferentes opiniones que nos hacen «tambalearnos» de un lado a otro, buscando una estabilidad educativa.
Queremos coger todo lo que nos llega y aplicarlo, porque realmente lo vemos interesante, pero nos damos cuenta de que más que una ayuda, a veces, es un estrés que nos auto-imponemos, porque pensamos que si no hacemos lo que sale en último lugar, no vamos a dar a nuestros alumnos todo lo que necesitan.
1
Este exceso de responsabilidad hace que perdamos un poco el norte con lo que hacemos, y démos poca estabilidad a los alumnos que nos han sido encomendados.
2
Tener estructuras para el docente y el alumno es importante porque nos ayudan a no estar pendientes de estímulos constantes organizativos y así poder centrarnos en el trabajo del aprendizaje en sí.
3
Esto no quiere decir que no dejemos de probar recursos y estrategias que nos puedan ayudar, pero no de forma indiscriminada, sino aquellas que se acercan a nuestro tesoro y le ayudan a crecer.
Uno de los problemas que encontramos para sacar el tesoro fuera es la inseguridad que tenemos en nosotros mismos. Siempre valoramos lo que hacen los demás, sin valorar positivamente lo que hacemos en nuestro trabajo y que, aunque nos dé resultado, muchas veces, lo achacamos a la casualidad o a la mediocridad, pero no es una concepción objetiva de lo que realmente pasa.
INSPECTORES DE LUJO
Somos una generación de maestros preparados, por la formación que tenemos y recibimos continuamente. Hoy en día las redes y medios de comunicación se encargan de darnos cursos constantes de formación. El único inconveniente es saber filtrar esa formación e información. Los innumerables congresos y jornadas sobre educación y la experiencia en nuestro trabajo nos hacen ser docentes dispuestos para sacar el tesoro y empezar a pulirlo. Hemos pasado por innumerables cambios legislativos, nos hemos adaptado a mil cambios organizativos, a momentos de soledad en nuestro trabajo, a algún director con pretensiones pseudodivinas y, sobre todo, hemos puesto en duda lo que hacíamos como base de un cambio continuo.
Por todo esto es el momento de que confíes en ti y hagas como yo me he atrevido a hacer, mostrar qué atesoramos y ofrecerlo a los demás, como ayuda o base para poder refinar nuestros propios tesoros. Realmente, estamos preparados y no somos solo consumidores de ideas pedagógicas, sino que tenemos las nuestras propias ampliamente testeadas.
Además de todas estas razones, tenemos inspectores de lujo que nos hacen adaptar y mejorar lo que hacemos, nuestros alumnos. Ellos son objetivos evaluadores de lo que ofrecemos y, como buenos consumidores, saben qué les gusta y qué nos les gusta, valorando positivamente las estrategias en las que se sienten felices. Son testeadores especiales del método, al que hacen ser verdaderamente un tesoro. Pero no olvides confiar en ti mismo.