DENTRO DE SÍ MISMOS
Es importante: para actuar bien con los demás, resulta imprescindible –primero– hacerlo bien con uno mismo. La mayoría de las personas piensan que uno solo es bueno si se es bueno respecto a los demás. La bondad reside en nuestra capacidad de hacerlo bien frente a los otros.
Muchos buscan la felicidad en su trabajo, en lo que consiguen, en los placeres que les proporciona la vida, en las relaciones… creemos que la solución está fuera, en el exterior, sin embargo, son muy pocos los que aciertan y buscan dentro de sí mismos.
El interés por uno mismo debe ser prioritario
en nuestra vida
Amarse consiste en querer al ser humano que llevamos dentro tal y como ahora es, incluidos todos sus defectos; es dar y darte la libertad para equivocarte confiando en ti y en el aprendizaje que sabrás obtener de todo. ¿Cuánto tiempo, dinero y energía dedicamos en conocernos, cuidarnos y mimarnos? Gozar de un saludable bienestar emocional es una cuestión de comprensión, compromiso y entrenamiento. Así, cada interior es un mundo que contiene tus alegrías, tu voluntad, tus tristezas, tu capacidad, tus desencuentros, tus fracasos y todos tus triunfos.
«La vida te trata
tal y como tu te tratas a ti mismo»
Louise L. hay
COMPLETAMENTE DESVALORIZADAS
Amarse es sinónimo de escucharnos, entendernos, aceptarnos, respetarnos, valorarnos. Desde el punto de vista de las emociones solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos creado y alimentado en nuestro corazón.
«No naciste siendo un ganador, del mismo modo que no naciste siendo un perdedor. Tu eres lo que haces de ti mismo».
Lou Holtz
El psicólogo clínico Jorge Tello dice que existen muchas personas que no se quieren, que son seres que no disfrutan de su familia, de su trabajo de la vida, de sus amigos. Y nos da un ejemplo: No se aman porque se desvalorizaron o los compararon peyorativamente con otras personas: «eres un inútil», «eres una carga», «ojala fueras como tu hermano», etc.; y quienes se lo dicen provienen del círculo familiar cercano, padres y educadores. Esa carga emocional está motivada porque nadie cree en estas personas, están completamente desvalorizadas.
Walter Riso en su libro Aprendiendo a quererse a sí mismo nos dice: «Quererse a sí mismo es quizá el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar. Cuando pensamos en nosotros mismos por demasiado tiempo, nos contemplamos o nos autoelogiamos, se nos responde: «todos los excesos son malos». Esto es discutible pues algunos excesos nos recuerdan que estamos vivos».
Nuestra civilización intenta inculcar principios como el respeto al ser humano, el sacrificio, la expresión de amor, el buen trato, la comunicación, etc. Pero estos principios están dirigidos al cuidado de otros humanos. El autorrespeto, el autoamor, la autoconfianza y la autocomunicación no suelen tenerse en cuenta, se considera de mal gusto el quererse demasiado.
ORIENTADOS «HACIA FUERA»
Los psicólogos saben que el estilo de excesiva moderación hacia uno mismo es el caldo de cultivo de la tan conocida y temida depresión. Tienes el derecho a quererte y a no sentirte culpable por ello, a disponer de tu tiempo, a descubrir tus gustos a mimarte, a cuidarte y a elegir.
Estamos demasiado orientados «hacia fuera» buscando la aprobación de los demás y no gastamos el tiempo suficiente en gustarnos. La suficiencia y la seguridad excesiva producen molestias. La inseguridad produce lástima. Por lo general, las personas tendemos a tomar partido por el más débil. Desde pequeños nos enseñan conductas de autocuidado personal: lavarnos los dientes, bañarnos, cortarnos las uñas, comer, vestirnos. Pero ¿qué hay del autocuidado y de la higiene mental? No se nos enseña a querernos, a gustarnos, a contemplarnos y a confiar en nosotros mismos. Tampoco se enseña a los padres a enseñar. Resumiendo, lo que piensas y sientes acerca de ti mismo es aprendido y almacenado en formas de teorías llamadas autoesquemas y en ellos vemos cuatro aspectos:
El autoconcepto: que es lo que piensas de ti mismo.
La autoimagen: qué tanto te gustas.
La autoestima: como te refuerzas dándote premios.
La autoeficacia: qué grado de confianza tienes en ti mismo.
Anita Moorjani ha publicado su libro «Morir para ser yo» en el que relata su sorprendente curación de un cáncer tras tener una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte).
«Comprendí que solo puedo hallar la verdadera dicha y felicidad si me quiero a mí misma, yendo a mi interior, siguiendo a mi corazón y haciendo lo que me proporciona alegría.
Descubrí que cuando mi vida parece estar a la deriva y me siento perdida (cosa que todavía me pasa a menudo), lo que ello significa es que he perdido el sentido de mí misma, mi sentido de ser. Significa que no estoy conectada con quien soy verdaderamente y con lo que he venido a hacer aquí. Esto es lo que ha tendido a suceder cuando he dejado de escuchar mi propia voz interior y he delegado mi poder en fuentes externas, como la televisión, los anuncios, los periódicos, las grandes compañías farmacéuticas, mis colegas, las creencias sociales y culturales, y cosas así».
«Debido a mi experiencia, estoy absoluta y poderosamente convencida de que todos tenemos la capacidad de curarnos a nosotros mismos, así como de facilitar la curación de otros. Cuando entramos en contacto con ese lugar infinito que hay en nuestro interior, donde somos todo, entonces la enfermedad ya no puede permanecer en el cuerpo».
«Nuestra única obligación es ser siempre fieles a nosotros mismos y permitir que las cosas sucedan».
«Todo ocurre cuando estamos preparados para que ocurra».
«Sé que mi única tarea es ser. Mi tarea aquí es ser yo misma, es decir, ser la expresión del amor que soy y ver la perfección en mí misma, en los demás y en el mundo que me rodea mientras sigo viviendo en este plano físico. Y eso es todo lo que cualquiera de nosotros necesita ser».
«»La única solución universal que tengo es que te ames a ti mismo incondicionalmente y que no tengas miedo de ser tú mismo»». Esa es la lección más importante que aprendí en mi ECM, y creo sinceramente que, si siempre hubiera sabido esto, para empezar, nunca habría tenido cáncer».
Cuando somos fieles a nosotros mismos, nos convertimos en instrumentos de la verdad en este planeta. Como todos estamos conectados, tocamos las vidas de todos los que nos rodean, que a su vez afectan a las vidas de otros. Así, nuestra única obligación es ser el amor que somos y permitir que nuestras respuestas surjan de nuestro interior de la forma más apropiada para nosotros.
«El amor a uno mismo es el punto de partida del crecimiento de la persona que siente el valor de hacerse responsable de su propia existencia»
Viktor Frankl
TOLERANTE CON UNO MISMO
Me pregunto ¿que pensarán los demás si me dedico a mí mismo?, ¿me dejarán de querer? ¿Seré un egoísta? ¿Me ocupo bastante de los demás?, ¿cuál es el límite de la tolerancia con migo mismo? ¿Qué es ser tolerante con uno mismo?
Es ocuparte de ti de tal manera que te sientas bien y, en consecuencia, con mucho que dar a los demás y ganas de hacerlo.
Es vivir tu vida para sentirte feliz, en paz y en armonía con tus valores, tus sueños, tus aspiraciones, sin que esto tenga un coste para nadie.
Habilidades para ser tolerante contigo mismo:
La primera tener plena conciencia de ti mismo, es decir de tu cuerpo y de tus emociones y necesidades.
La segunda, atrévete a cuidar de ti mismo, aunque moleste a los demás. Date gustos, distingue entre lo que es beneficioso para ti y lo que es perjudicial.
Cultiva el diálogo a través de la expresión de ti mismo, es decir, expresar, lo que siento sin juzgar, agredir o criticar al otro.
Crea tu vida de acuerdo con quien eres en lo mas hondo de ti, es decir, escúchate para conocerte (es la autoempatía) e intenta realizar tus sueños.
AUTOEMPATÍA
«Un instante consciente de ti mismo
vale más que mil buenas acciones»
Anónimo
La autoempatía se produce en nosotros cuando volvemos hacia nuestro interior y aceptamos lo que pasa en nosotros y de ahí surgen dos preguntas: ¿cómo me siento? y ¿a qué aspiro, qué quiero en este momento?
Si dedicamos un tiempo a conocer nuestros sentimientos y a preguntarnos a qué aspiramos, cuáles son nuestras «necesidades», sabremos qué hacer para satisfacerlas. La autoempatía es una forma de «egoísmo bueno» en efecto, cuando algo no funciona, si nos tomamos un tiempo para escucharnos, tarde o temprano un «Clic», empezaremos a ver claro y llegara la tranquilidad. De inmediato, nuestra energía volverá a su estado. Es bueno aceptar todos los sentimientos, pues cuando escuchamos por completo una emoción, esta se trasforma, y produce alivio.
La autoempatía o escucha de tus sentimientos y necesidades es un camino real hacia el amor por los demás y el respeto por ti mismo, pues:
Me enriquece tanto la atención que de manera natural voy a volverme hacia los demás.
Lo que he escuchado y comprendido en mi, podré escucharlo y aceptarlo en los demás.
Lo que no he aceptado en mi, corro el riesgo de proyectarlo en los demás.
Si no me ocupo bien de mi, ¡tarde o temprano me irá mal!
Muy importante para una buena salud: «Observa tres veces al día tus sensaciones físicas, tus sentimientos y tus necesidades». Atrévete a cuidar bien de ti mismo, aunque moleste a los demás. Dedica momentos a encontrarte contigo mismo, momentos de interioridad y de soledad. Curar las heridas de la infancia. Cada ser humano, sea consciente o no, vive experiencias difíciles o traumáticas.
Recuerda que cuando aceptamos por completo un dolor, este se trasforma, mientras que aquello a lo que oponemos resistencia persiste. Date caprichos, sal, vive, relájate con los amigos, juega. Si lo haces empezaras a notar algunos signos de que lo estás haciendo bien:
Entusiasmo.
Dinamismo.
Paz interior.
Creatividad.
Energía vital.
TU MEJOR AMIGO
No olvides que tú eres tu mejor amigo.
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos…
Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin
Bibliografía
RISO. Walter: Aprendiendo a quererse a sí mismo. ED. Grupo Norma.
MOORJANI. Anita: Morir para ser yo.
VAN STAPPEN Ane: Cuaderno de ejercicios para ser tolerante con uno mismo.
- Terapias Verdes.