Sobre la felicidad

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Les confieso que no sé lo que es la felicidad. La tradición psicológica ha tenido históricamente una limitación: no estudiar la dimensión afirmativa del ser humano. Martin Seligman vió claramente esta característica cuando inicia su psicología positiva. Este acercamiento ha llamado la atención de muchos factores, la felicidad tiene muchas trampas.

Hoy les hablaré de la primera: esa trampa llamada inercia. Vivimos en un círculo de prejuicios y automatismos, nuestra vida corriente es conservadora en su dinámica. Repetimos acciones y pensamientos, haciéndolo nos aseguramos de no tener que cambiar ninguna creencia, como diría Ortega y Gasset. La inercia tiene un inventario a su favor: nos mantiene razonablemente tranquilos, minimiza el azar que cada día puede irrumpir en la vida y, lo sabemos todos, siempre tiene razón de antemano.

Walter Benjamin decía que nuestro mundo es rico en información pero pobre en historias memorables. Una escuela necesita una atmósfera donde el aprendizaje sea eficaz y deseable. En varias encuestas nacionales e internacionales, el sentido del humor es la característica que más valoran los alumnos de un buen profesor. Conviene no olvidarlo cada día.

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