Ciertos cambios cerebrales provocan que nos sintamos felices
La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente, fortaleciendo o debilitando la sinapsis que conecta las neuronas, este proceso es el aprendizaje. Nuestra inteligencia no es fija ni inmutable, y es aquí donde el papel del maestro y sus proyectos juegan un papel muy importante para el alumno. por eso, nuestro post de hoy lleva por título: Proyectos Felices: sentir y aprender.
En el contexto educativo la plasticidad del cerebro implica que todos podemos mejorar. El cerebro está cambiando constantemente y debemos aprovechar esos cambios. De nosotros depende que cambie hacia un lado o hacia otra orientación. Por ello, mediante el control de los pensamientos, las emociones y la conducta se puede conseguir que se produzcan aquellos cambios cerebrales que hacen que nos sintamos felices.
Como dijo Santiago Ramón y Cajal (1854-1934) «el ser humano puede ser el escultor de su propio cerebro si se lo propone». Nosotros vamos más allá, pues el ser humano en formación necesita una figura indispensable para esculpir su cerebro: el docente, tú. ¿Hay cosa más bonita?
Reprogramar el cerebro para ser feliz
Los pensamientos, emociones y conducta están interrelacionados de tal manera que si cambiamos el modo en que pensamos cambiaremos como sentimos y en consecuencia también como actuamos. ¿Se puede reprogramar el cerebro para ser feliz? Sí, en cada situación, controlando el pensamiento que conduce a la emoción y a la conducta, siguiendo, pues, la premisa de Proyectos Felices: sentir y aprender.
Así es nuestro trabajo, consiste en provocar situaciones que hagan que el propio alumno pueda controlar el pensamiento positivo para producir emociones que generen conductas deseadamente felices. Por tanto, hay que construir estrategias para controlar el pensamiento y favorecer el estado de la felicidad.
La forma en la que interpretamos lo que nos ocurre influye en gran medida en nuestra felicidad. Proyectos Felices pretender ser esa estrategia que ayude en el estado de aprendizaje a través de pensamientos, emociones y conductas.
La felicidad es un estado de flujo, un estado de experiencia óptima. Dicho flujo se produce cuando la atención o energía psíquica se invierte libremente y con éxito en el logro de las metas elegidas por la persona, caracterizándose por momentos de concentración activa, de motivación, de absorción completa en la actividad que se está realizando, momentos en los que experimenta la sensación de estar flotando y de sentirse poseído por sentimientos de gozo creativo, de plenitud. Pero no solo tenemos en cuenta el trabajo de las hormonas y genes, sino que también hay otros aspectos que Proyectos Felices baraja para ayudar a conseguir un encuentro con momentos felices: predisponerlos a un aprendizaje eficaz e intrínsecamente motivante.
Uno de esos aspectos lo encontramos en la relación que hay entre la visión y la felicidad, lo que podemos llamar la neuroestética, en nuestro trabajo relacionando el arte con el trabajo práctico y vivenciado.
La importancia de las relaciones sociales en la felicidad
Otro de los sentidos que nos va a ayudar a conseguir momentos o pre-disposiciones es el tacto. Cuando alguien nos toca o simplemente nos coge de la mano se reduce inmediatamente la producción de la hormona del estrés como el cortisol. Para ello, el trabajo en equipo (aprendizaje cooperativo) y las pruebas prácticas serán esenciales en nuestros proyectos.
También podemos ponderar la importancia de las relaciones sociales en la felicidad, considerando la especie humana como ser social. Necesitamos a los demás para sentirnos felices o tener vida plena. Estar con los seres amados es uno de los grandes placeres. Cuando estamos frente a una cara amada nuestro cerebro pone en marcha los circuitos de placer.
Cuando estamos con personas que amamos nuestro cerebro produce oxitocina, que juega un papel esencial en el establecimiento de apego social. Las caricias estimulan la oxitocina y las endorfinas. La risa reduce el cortisol y disminuye el estrés.
El gusto, que relaciona la alimentación y la felicidad, es de vital importancia. Debemos desechar la comida rápida y la bollería industrial porque afectan negativamente al estado de ánimo y a la capacidad de aprendizaje. En su lugar propondremos, a diario, alimentación saludable en el centro educativo. Incluimos algunos elementos que, introducidos y tomados en dosis controladas, pueden beneficiar a la felicidad; tales como el cacao, el plátano, o los frutos secos.
Hay olores que ayudan y predisponen a la tranquilidad o al nerviosismo. Olores como la lavanda, que disminuye el estrés, estará presente en nuestras aulas y en nuestros centros. Coloca macetas por el aula y observa sus efectos beneficiosos.
Y como no, el oído, fiel transmisor de felicidad y desencantos. El oído a través de la música será uno de nuestros grandes aliados utilizado junto al movimiento, no solo para perseguir momentos de emociones positivas, sino también para recuperar –cerebralmente– al alumno en las actividades diarias.