PODERES DE MEDIO Y MENSAJE

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MUNDO ALTERNATIVO

Les ruego que me sigan a un mundo alternativo. Las naciones que se fundaron en el siglo XIX pensaron que lo mejor que tenían era su juventud y que el conocimiento debía ponerse a su servicio, que cultura joven era en realidad cultura para todos.

Los clásicos siempre estaban ahí, pero lo nuevo lo vivían los adultos y lo revivían para los jóvenes. Se renunció a centralizar el conocimiento escolar, científicos, periodistas, profesores y eruditos revivían todo lo que se iba descubriendo en forma de libros para jóvenes, sabiendo cómo hablarles. Estado y sociedad hicieron un pacto por la cultura escolar y las escuelas se convirtieron en centros de cultura con bibliotecas, laboratorios, aulas y salas de conferencias. Cada pequeño aspecto de la observación y el conocimiento encontraba su libro para jóvenes. Y no faltaban visiones de conjunto adecuadas a sus necesidades reales y no a síntesis examinables.

Los maestros eran formados en el amor a la comprensión del mundo entero y aportaban a los jóvenes el reposo y la sensatez que faltaba a sus alocadas visiones del mundo. La realidad de que no todo es posible en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Y se producía una sana tensión entre realidad y posibilidad.

Se renunció a centralizar el

conocimiento escolar

Ya está. De vuelta a nuestro mundo, hay algunas cosas en qué fijarse.

El saber se centralizó en libros de texto. Las personas mayores estaban demasiado ocupadas para preocuparse por la generalidad de sus hijos. Prefirieron convertirlos en secuelas de sí mismos. Los profesores los controlaban y administraban un saber fijo plasmado por personalidades difíciles de contradecir.

Aún hoy sabemos lo que da de sí ese medio y ese mensaje. El niño será educado por profesores libres y distintos pero se le examinará por textos estandarizados. Y ése es el eslabón de la cadena que no deja libre a nadie, al final. Todo lo que le falte al profesor lo llenará con textos que por cada pequeño cambio ofrecen una repetición completa de lo siempre dicho.

El libro de texto sirve al profesor, pero tampoco le vale, ya que su formación profunda deberá buscarla en los abstrusos textos de los especialistas. Excepto los profesores muy especializados, que suelen dar clase en los cursos superiores de secundaria, e incluso ellos, han recibido muy poco bagaje en imaginación y perspectivas nuevas de su propia materia. O son capaces de ponerlos ellos mismos con imaginación y profundas lecturas, y no es nada fácil, o la enseñanza arrastrará un deje de conservadurismo curricular. Los alumnos no sabrán diagnosticarlo, pero lo notan.

Una edición continua de ligeros libros escolares saldría al rescate. Sería un “todos nos lo contamos todo a todos”. Sería un “la sociedad se lo cuenta todo a los jóvenes”. Y todo profesor recibiría constantemente estímulos nuevos. Leería cosas breves que le harían pensar contínuamente. Aprendería y criticaría. Y guiaría a sus pupilos en aprendizaje y crítica.

Y no faltaban visiones de conjunto adecuadas a sus necesidades

reales y no a síntesis examinables

Quienes se dan cuenta de que predicar un espíritu creativo y crítico y usar libros de texto es un oxímoron, se encuentran desarmados. Se encuentran buscando ellos solos una alternativa individual o grupal a un problema que es de toda la sociedad, toda la tribu (¡Dios mío, cuánto se invoca esa metáfora y cuán poco significado se le busca!). Ya lo vio Francesc Imbernon hace treinta años y muchos lo han visto antes y después. Pero nadie es capaz de convocar ese acuerdo de solidaridad cultural y educativa. Sólo que unos pocos claustros innovadores con profesores animosos, alguna editorial con conciencia y valentía, una autoridad educativa con visión, unos padres dedicados, todo ello confluyendo… podrían encarnar una ejemplaridad seductora que difícilmente habría de fracasar. Y promover un compromiso infatigable de sabios y expertos con visión de futuro.

Un saber fijo, plasmado

por personalidades difíciles de contradecir

Y ahora venceré mi pudor para lanzar una de esas frases que sólo deja de ser tópica si se cree vivamente en ella:

Una sociedad que comparte honestamente todo su saber con su

juventud, NO puede perder su futuro

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