#PalabrasAlAzar, una invitación a descubrir nuestro potencial creativo

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#PalabrasAlAzar,

una invitación a descubrir nuestro potencial creativo

El concepto ‘creatividad’ se utiliza de manera coloquial en diferentes ámbitos y esferas de la vida actual y ha sido objeto de investigación de diversas áreas desde principios del siglo XX. Desde la antigüedad, ha habido una gran curiosidad por conocer el proceso de producción de ideas y de solución de problemas. Nos ha fascinado y nos hemos esforzado por tratar de explicar la esencia de la creatividad que durante siglos se mantuvo cubierta de un halo místico-religioso. Ya los filósofos griegos intentaron explicar la creatividad a través de la divinidad. Para ellos la creatividad era una suerte de inspiración sobrenatural, un capricho de dioses.

De origen griego, el término meraki (μεράκι) expresa una idea compleja, representa la idea de una ‘intersección entre pasión, entrega y dedicación por algo’. Se traduce como «curiosidad», «asombro» o «interés» y, algunas veces, aparece relacionada con ‘cuidado’ o ‘elegancia’. Meraki es ‘hacer algo desde el alma’, dedicando empeño, transmitiendo amor en cada uno de los gestos, creando un ambiente idóneo para desarrollar la creatividad, para conseguir y crear algo diferente donde estemos reflejados nosotros mismos.

Esta descripción de Meraki se puede relacionar con la  definición de William C. Miller, (2000) de creatividad como «la habilidad de usar pensamientos, valores, emociones y acciones para enriquecer un ambiente con formas nuevas y únicas». Miller entrelaza pensamiento, emoción y acción atribuyendo a la creatividad tres dimensiones: cognitiva, emocional y comportamental

Si nos acercamos con una lupa, el propio término creatividad es, en sí mismo, un concepto que armoniza estas tres dimensiones, ya que combina al mismo tiempo pensamiento, emoción y acción.

Cuando decimos CREATIVIDAD estamos diciendo al  mismo tiempo:

 CREA + REA + VIDA + IDA + DA

La creatividad contiene la acción de crear, la diosa griega Rea, el poder de la energía vital, la capacidad de dar y el inicio de un viaje del que emerge un concepto nuevo. Desde esta diversidad de asociaciones, desde el juego de palabras, desde una mirada divergente es desde donde me gustaría abordar y acercarme a la idea de creatividad.

ACCIÓN DE CREAR

La creatividad como acción de crear

La creatividad como acción de crear nos lleva a Charles Spearman (1930) que la define como «el proceso de ver o crear relaciones en que los procesos conscientes y subconscientes operan conjuntamente». A Sillamy (1973), quien la define como  «la disposición para crear que existe en estado potencial en todo individuo y en todas las edades», haciendo  hincapié en el potencial que toda persona posee.  Y a la de David Bueno para quien «la creatividad es una característica innata en la especie humana y forma parte del kit con el que nacen todos los niños» (…) «la capacidad de relacionar objetos o ideas aparentemente desconectados. Es máxima cuando somos pequeños, y disminuye con la edad».

La creatividad sería así un proceso consciente y subconsciente, una característica innata que forma parte del kit con el que nacemos y que nos lleva a dar la vuelta al «no soy creativo» por el «todavía no soy creativo», siguiendo las propuestas de Carol Dweck.

Mediante una asociación mitológica nos transportamos a la relación entre creatividad y la diosa griega Rea. El significado de su nombre, Rea, es «flujo» y «facilidad». Esposa de Cronos, representaba el flujo eterno del tiempo y era también conocida como la diosa del bienestar.

La diosa Rea nos abre la puerta a uno de  los investigadores de  la psicología positiva que  destaca por sus trabajos sobre la creatividad y su concepto de «flujo».  Mihaly Csikszentmihalyi (1998) describe el fluir como «el hecho de sentirse completamente comprometido con la actividad por sí misma. El ego desaparece. El tiempo vuela. Toda acción, movimiento o pensamiento surgen inevitablemente de la acción, del movimiento y del pensamiento previo, es como si estuviéramos tocando jazz. Todo tu ser está allí, y estás aplicando tus facultades al máximo».

Jorge Wagensberg (2017), por su parte, en su ensayo «Teoría de la creatividad. Eclosión, gloria y miseria de las ideas» dice que «La definición más obvia de la creatividad es la capacidad de crear (…), se trata de crear conocimiento». La creatividad debe fluir con libertad, y tratar de reprimirla puede conducir, incluso, a «problemas de estabilidad mental».

Este «estado de flujo» que se siente de manera placentera y liberadora se relaciona con la creatividad. Imaginar, divagar o pensar alternativas a las situaciones cotidianas en un estado calmado activa la red neuronal por defecto que posibilita desactivar la red ejecutiva y favorece una atención no centrada necesaria para la aparición de ideas creativas (Limb y Braun, 2008). 

Permitir que la mente se libere de sus asociaciones, que vague libremente imaginando nuevas posibilidades facilita que se reduzca la activación de la red de atención ejecutiva y aumente la actividad de las redes de imaginación y relevancia implicadas en el proceso creativo.

La creatividad desde una perspectiva vital, nos conecta con las ideas de la escritora Miriam Subirana, (2009), cuando afirma que «podemos ser creativos en todos los ámbitos de nuestra vida (…), la creatividad nos brinda la oportunidad de reinventar nuestra vida».

En la misma línea, Carevic (2006) propone que «la creatividad, no solo se expresa en el arte sino en todos los ámbitos del quehacer humano, no solo el científico y técnico (…), desde nuestra forma de amar y de relacionarnos, hasta en la manera de conocer, comportarnos, y descubrir el mundo, permitiéndonos así solucionar de manera innovadora los distintos desafíos que se nos presentan en la vida y desarrollar el potencial de cada individuo».

La creatividad se extiende a toda nuestra cotidianidad, inunda todos los espacios y se desliza de manera líquida y dinámica para combatir problemas, entrelazando aspectos cognitivos, relacionales, actitudinales y emocionales.

La creatividad es un camino de ida tal y como sugiere el profesor Mariano Baños cuando la define como  «coger cosas que ya tenemos, mezclarlas de manera diferente y que tengan una utilidad distinta. Es ir por un camino por el que no ha ido nadie antes”. Es atrevernos a iniciar un nuevo recorrido, a cruzar y ampliar nuestra zona de confort, tal y como lo explica Churba, C. A. (1995) cuando dice que “la creatividad es percibir, idear y expresar lo nuevo y valioso». «Es decirle adiós a lo seguro-conocido, iniciar un «viaje-aventura» a la región de lo «aún no existente», coraje-pasión para atreverse a configurar el por-venir».

Desde esta propuesta, la creatividad está relacionada con la ‘originalidad’, con  la ‘capacidad de ver los componentes, reinterpretarlos y recomponerlos de otra manera’, permitiéndonos generar combinaciones inusuales orientadas a una nueva utilidad. Así, el pensamiento creativo implica la cooperación entre redes cerebrales asociadas al pensamiento espontáneo, el control cognitivo y los mecanismos de recuperación de información a través de la memoria semántica.

Por último, la creatividad es «la capacidad de dar respuestas inesperadas, de mantener muchas opciones abiertas, de simultanear tareas aparentemente diversas conectándolas para lograr un nuevo camino por el que avanzar en pos de un resultado» para Gabriela Rubio.

 

Para Flanagan (1958), «la creatividad se muestra al dar existencia a algo novedoso. Lo esencial aquí está en la novedad y la no existencia previa de la idea o producto. La creatividad es demostrada inventando o descubriendo una solución a un problema y en la demostración de cualidades excepcionales en la solución del mismo».

Desde esta mirada entendida como dar respuestas inesperadas o dar existencia a algo novedoso, creatividad es afluencia, es la capacidad de imaginar más de un escenario, de abrir la mirada en abanico y de percibir más de una posibilidad lo que no exige desprendernos de la idea fija, de la perspectiva única, para generar más de una alternativa. Se trata de cuestionar la rigidez de los modelos mentales, de transitar nuevos senderos neuronales para buscar otras maneras de entender y de hacer.

Es necesario que nos demos permiso para abrazar la creatividad, para experimentar y experimentarla, para incorporarla a nuestra cotidianidad y entrenarla, tal y como me he dejado llevar por estas palabras al azar, una técnica creativa fundamentada en la elección de una palabra a partir de la cual ir generando una lista de ideas, conceptos, pensamientos asociados sobre la misma, intentando forzar al máximo las conexiones desde una de estas dos variantes: asociativa o de descomposición.

He seleccionado el concepto creatividad para empezar a jugar optando por la variante asociativa. Ahora ha llegado vuestro momento para hacer el mismo ejercicio creativo. Rebuscad en vuestra mente un concepto que os fascine, atrape o desconcierte, con el que empezar a jugar y en cualquier momento y en cualquier lugar empezad a poner a prueba todo el potencial creativo inventando vuestra propia lista de asociaciones y sobre todo disfrutando del proceso.  

Si queréis compartir vuestros descubrimientos creativos, nos encantaría encontraros en twitter con el hashtag #PalabrasAlAzar.


BIBLIOGRAFÍA

Baños, Marín, M. (2005). El pensamiento creativo.

Boix Mansilla, V., Miller, W. C., & Gardner, H. (2000). On disciplinary lenses and interdisciplinary work. Interdisciplinary curriculum: Challenges to implementation, 17-38.

Bueno, David: ¿Cómo podemos potenciar la creatividad en el aula?

Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad: el fluir y la psicología del descubrimiento y la invención (pp. 41-71). Barcelona: Paidós.

Carevic, M. (2006). Creatividad. Recuperado el 25 de enero de 2019, de Psicología On Line: Teoría de la creatividad.

Churba, A. L. C. A., & Molieri, C. S. La Creatividad como Transdisciplina.

Flanagan, B. (1958). La investigación de la creatividad. Gales.

Limb, C. J., & Braun, A. R. (2008). Neural substrates of spontaneous musical performance: An fMRI study of jazz improvisationPLoS one3(2), e1679.

Marina, José Antonio. Teoría de la inteligencia creadora, Anagrama, Barcelona, 1993.

Nakamura, J., & Csikszentmihalyi, M. (2014). The concept of flow. In Flow and the foundations of positive psychology (pp. 239-263). Springer, Dordrecht.

Pérez, R. L. (2001). Diccionario de la Creatividad. Universidad Central, Facultad de Ciencias de la Educación

Rubio, Gabriela: ¿Cómo podemos potenciar la creatividad en el aula?

Spearman, C. (1930). Creative mind.

Subirana, M. (2009). Creatividad para reinventar tu vida. Reflexiones sobre el cambio, la.

Stein, M.I. (1994): Gifted, talent and creative young people. A guide to theory, teaching and research. The News Press. New York.

Syllamy 1973, citado en  Serrano, M. T. E. (2004). Creatividad: definiciones, antecedentes y aportaciones.

Torre, S. de la (1987). Educar en la creatividad. Recurso para desarrollar la creatividad en el medio escolar. Madrid. Narcea, 2ª ed.

Wagensberg, J. (2017). Teoría de la creatividad: eclosión, gloria y miseria de las ideas. Tusquets Editores SA.

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