EDUCACIÓN PRIMARIA, EL PRINCIPIO DEL FIN

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 “No quiero ir al cole”, dijo ella con sus siete años.

¿Por qué dices eso? Le pregunté extrañado a la niña.

“Porque es un rollo. El año pasado teníamos todo el rato deberes y exámenes” me respondió.

Sí, lo confirmé. Exámenes en primero de primaria. Y muchos.

El deseo de no ir al colegio es habitual en alumnos de secundaria, pero deberíamos reflexionar la causa por la que ese mismo deseo podemos encontrarlo ya en niños de siete años y, por extensión, en los demás cursos de primaria. ¿Dónde han quedado la ilusión, las ganas de aprender y jugar que los niños viven en la etapa de infantil?

Dice el filósofo José Antonio Marina, que la escuela se empieza con el deseo de aprender y se termina con el fin de aprobar. Y estando muy de acuerdo con esta afirmación, creo que somos los docentes los que tenemos que plantearnos por qué sucede esto en nuestras escuelas.

Parece, a mi manera de ver, que los defectos y maneras de trabajar en las etapas superiores van extendiéndose por todas las etapas inferiores como una gran cascada que baña todas las piedras que están a su paso. Igualando una manera de entender la educación que no responde ni a las necesidades actuales de los alumnos, ni prepara a éstos para adaptarse mejor al mundo que les espera.

Creo que una de las causas del fracaso educativo español es la diferencia abismal que hay en la forma de trabajar y evaluar en las distintas etapas de nuestro sistema educativo. Posiblemente el ejemplo más palpable lo encontramos en cómo se trabaja en educación infantil y cómo se trabaja en el resto de etapas. Menospreciar el trabajo que se hace en la etapa de infantil es algo más habitual de lo que nos creemos. Y es una pena. Porque, no sólo es en esta etapa cuando se desarrollan las capacidades y habilidades principales que nos servirán para el resto de la vida, sino que la manera de trabajar y evaluar a estos niños de 3 a 5 años es, posiblemente, el método que debiéramos tomar como ejemplo el resto de docentes que impartimos clases en primaria y secundaria.

¿Por qué muchos docentes de primaria y secundaria reniegan del valor incalculable que tiene el juego como vehículo de conocimiento y aprendizaje?

Si los resultados en infantil son muy buenos cuando se trabaja por proyectos, en cuanto a la motivación y aprendizaje de sus alumnos, ¿por qué se abandona esta metodología de trabajo en cuanto se entra en la etapa de primaria?

Demasiados cambios entre una etapa que marcha bien como educación infantil y otra etapa, primaria, donde se experimentan los primeros y claros síntomas de desidia, desánimo, desmotivación y abandono de los alumnos.

De proyectos multidisciplinares a tener un libro de texto, o varios, por asignatura. Del trabajo y disposición en clase por grupos se vuelve a las tradicionales hileras de dos mesas y a las tareas individuales. Del trabajo por actividades basadas en la experimentación se pasa a la rutina de actividades repetitivas y poco creativas. De la evaluación por tareas y habilidades se pasa al uso indiscriminado de los tradicionales exámenes basados en la repetición de contenidos y la calificación numérica…

No todo es así. Y cada vez hay más docentes en primaria y secundaria que están cambiando la manera de hacer las cosas. Pero aún siguen siendo una amplia mayoría los docentes que permanecen anclados en su zona de confort, porque es lo más cómodo para los profesores pero no lo más conveniente para sus alumnos.

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