Normalmente, cuando hablamos de Internet tenemos la certeza didáctica de hablar de un material o mobiliario educativo. Pero Internet, además de ser un artificio, una herramienta o un instrumento de la Sociedad Red, configura un entorno educativo, es decir, una magnitud extensa que da cabida al sujeto y al conjunto de acciones e interacciones que condicionan su aprendizaje al tiempo que construye su identidad como persona. Por ello, usar Internet no consiste en añadir un nuevo material educativo, usar Internet consiste en desplegar acciones en un entorno social, cultural y tecnológicamente enriquecidos.
Me explico. Cuando pensamos en el uso educativo de Internet –en la educación con TIC o en el eLearning- se abre un abanico de preguntas inexorables: ¿para qué aprender?, ¿qué aprender?, ¿con qué aprender?, ¿cómo aprender?, ¿cuán bien se aprende?, ¿cuándo aprender? o ¿con quién aprender? (de esta última me ocuparé luego), pero la pregunta ¿dónde aprender? -pocas veces reivindicada en el mundo presencial por su “invisibilidad” ya que se asume per se el lugar físico- con Internet adquiere otra dimensión, un no-lugar, un nuevo perímetro donde aprender, pensar, hacer y sentir.
Más allá de ver a Internet como un sofisticado material educativo es preciso entenderlo como un auténtico entorno donde nos alojamos para aprender y enseñar. Por eso cuando nos preguntamos ¿dónde aprender? la respuesta que nos suscita Internet no es la de material didáctico, la respuesta que Internet ofrece es la de entorno de maniobrabilidad tecnológicamente enriquecido para aprender. Y de esto tenemos muchos ejemplos, como los videos que se pueden ver debajo.
Con la insistencia anterior no se busca cifrar fronteras y poner banderas al territorio virtual, ni educativo, sino llamar la atención pedagógica sobre las oportunidades educativas que nos ofrece entender Internet como entorno, y pensar la educación desde esta condición, más allá del concepto de material didáctico.La riqueza es que en estos entornos virtuales no solo hay cosas u objetos, hay personas moviéndose, hablando, cooperando, juegando, discutiendo, haciendo… Razón mayor para entender que Internet no es un material.
¿Dónde está el valor de pensar Internet como entorno educativo? Asumir Internet como entorno es entender que Internet forma parte de la explicación y desarrollo del aprendizaje. En una investigación que realizamos para comprender qué añadía el componente tecnológico al aprendizaje cooperativo virtual, se pudo concluir, a grosso modo, que “la tecnología virtual, al modular los flujos de interacción según un sistema de comunicación asíncrono escrito, añade a la forma básica de cooperación una matriz de representación temporal y espacial a partir del cual los alumnos reconfiguran sus oportunidades y estrategias de acción al momento de aprender en equipo en la formación virtual”. En otra investigación que buscó analizar el carácter espacial de los entornos virtua¬les de aprendizaje se “demuestra la presencia y sentidos del espacio en la utilización de las nuevas tecnologías en función precisamente de los usos o tipo de actividad que ahí se desarrolla”.
Por tanto, no debemos olvidar que actuar CON internet es actuar EN internet y, por ello acotados o potenciados por las características, maniobrabilidad y sensación de inmersión que configura el entorno virtual. Cuando estamos aprendiendo y enseñando con Internet estamos actuando con toda la urdimbre sociotecnológica que implica estar alojados en la virtualidad.
Como muestra de lo que sostengo dejo algunos ejemplos donde se puede ver lo que hacen las personas en estos entornos:
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