«NUESTRA» ESTRUCTURA Y «NUESTRO» ORDEN

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Es un principio de la nueva pedagogía la no utilización de los libros de texto (algo que se me antoja absurdo: el niño necesita la estructura y el orden que proporciona un buen manual).

Al alumno, mucho más al alumno de hoy, le hace falta una propuesta bien vertebrada y consistente, y se pierde con proyectos, investigaciones y demás.

El turbio negocio de los libros de texto

(Las negritas son mías y el artículo trata sobre derivaciones económicas negativas de la edición escolar).

Creo que es ésta una opinión muy frecuente, pero…

Disiento.

Aún estando de acuerdo en que la escuela es campo de batalla de un montaje económico secular, del que probablemente no es responsable nadie vivo, sino que nos lleva a todos en un impulso histórico

Aún coincidiendo en que muchos planteamientos de aprendizaje por proyectos que puedo atisbar me parecen parciales, activistas, anecdóticos y deslavazados

Disiento.

¿ESTRUCTURA Y ORDEN?

No me parece que un manual deba proporcionar la estructura y el orden que el niño «necesita», ni siquiera que el niño «necesite» esa estructura y ese orden. Pero deberé explicarlo.

Se trata de una estructura y un orden creados por adultos especializados que piensan el el bien del niño. Entonces, el niño debe someterse a ellos por su bien para entender cómo unos adultos concretos han entendido la estructura y el orden para un caso determinado. Pero eso no presupone que aprendan a estructurar y ordenar. Tienen, claro, un modelo y si se adaptan a él disciplinadamente, interiorizarán algo de estructura y orden. Pero les vendrá de la interacción de ellos y del maestro con un sólo objeto externo y caro (de ahí el negocio que se critica).

Los reportajes noticiosos de todos los inicios de curso incluyen pequeñas encuestas a los niños a pie de calle. Y de sus respuestas se deduce que están contentos de volver a la escuela para reencontrar a sus amigos, de las sociales o la lengua dicen poco y con la boca pequeña. En algún caso comentan algo de los libros de la mochila y no se percibe mucha alegría en esos comentarios.

Yo pienso que a estructurar y ordenar pueden aprender si se les enseña a estructurar y ordenar su tiempo, sus lecturas, la manera de proyectar sus trabajos y de disponer su portafolio o sus espacios.

No sólo los libros de texto tienen estructura. La tienen las salas, los libros de toda clase, los estantes de las bibliotecas, los cuadros, las fichas y las fotografías. La necesitan las comunicaciones orales o escritas que nos expresen, las que el niño ejecuta para expresarse.

Los libros de texto no son más que la expresión de unos profesionales que lo hacen todo para el niño pero sin el niño. Tal vez, no sea eso lo que el niño quiere y necesita.

Están contentos de volver a la escuela para reencontrar a sus amigos, de las sociales o la lengua dicen poco.

Estamos tan acostumbrados a pensar en el niño sin escucharle realmente, tal vez acostumbrándolo a adaptarse a nuestro concepto del orden que al final echamos en falta que él se exprese ordenada y creativamente cuando se lo requerimos. Pero imponemos al niño nuestra estructura funcionarial, nuestra estructura industrial, todas ellas corruptibles como nosotros mismos criticamos mientras nos dejamos arrastrar por el río de los tiempos. Perdónenme si resulto injusto, pero creo que el objeto libro de texto lleva en sí mismo el germen de la corrupción que conlleva toda empresa económica o política humana. Yo lo dejaría para el bachillerato, donde la adultez es inevitable y mantendría el ámbito escolar fuera de cualquier tejemaneje, político y judicial. Simplemente cultura… Viva.

Y no pretendo criticar a nadie mientras defiendo que todo el mundo disienta de mí. No creo que nunca pueda ponerse al pie de una proposición social el sello «como quería demostrar».

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