¿LIBRE U OPCIONAL?
Podemos hacer cientos de campañas a favor de la lectura y no avanzar apenas. Y el problema podría ser que siempre damos la imagen de la lectura como un objeto, un aparte, una opción.
Leer es algo que puede hacerse entre otras muchas cosas sólo que bendecido por los especialistas más prestigiosos. Y no siempre ni en todas las épocas el prestigio es prestigioso o apetecible.
Y que la lectura sea libre y que sea opcional no es lo mismo. Andar no es una opción sino una necesidad. La lectura también. Puede eludirse la marcha con el montón de adminículos con ruedas que están apareciendo en las calles, pero no puede desaparecer el andar.
Si no tratamos la lectura con la misma perentoriedad se debilitará tanto como nuestra locomoción y nuestra salud. Andar nos encaminó hacia la hominización. Escribir y leer, hacia la civilización.
Son imprescindibles, no son una opción. Lo peor es que lo enfocamos como un deber y los adolescentes ya van cargados de deberes como para buscarse más en la biblioteca como si fuera otra aula.
SE ENVILECIÓ LA ESCUELA
Si las escuelas han podido funcionar sin biblioteca y le añadimos biblioteca, es que era una opción. Ciertamente, diremos que era una mala escuela. Pero una escuela no tiene por qué ser mejor porque se le adjunte una biblioteca.
Se dirá que le faltaba esa opción para enriquecerse, pero que la escolaridad se podía hacer sin ella. Yo diría que tampoco eso era escuela. O muy mala. O una mala opción. Pienso que con la escuela reglada y regimentada la sociedad hizo una mala opción en tiempos de penuria y progreso que eran malos para la mayoría aunque todos fuéramos renqueando hacia adelante.
Y se envileció la escuela como lo estaba haciendo la sociedad capitalista. El comercio puede ser bueno, la depredación, no. La educación es buena, la academia (en el sentido más degradado), no.
CURRÍCULO DIALÉCTICO
Un currículo dialéctico,
pactado entre generaciones
Andar nos encaminó hacia la hominización. Escribir y leer, hacia la civilización.
Hasta no hace mucho el libro ha sido custodio de la vida humana que es básicamente cultural. A veces, más que cultural. El filósofo del arte Arnold Hauser explica una anécdota recogida de Levy Bruhl. Un indio norteamericano vio a un colono hojear un libro ilustrado con fotos. Inmediatamente comprendió por qué los bisontes empezaban a escasear en la pradera: «¡El hombre blanco los estaba metiendo en libros!». Sin duda, el libro es algo mágico, pero la magia es frágil y se pierde. Los niños empiezan siendo seres mágicos, pero pronto se convierten en personitas curtidas en una civilización ruda.
Si empezásemos en el parvulario abriendo libros cada día y descubriendo en ellos realidades y sus vuelos imaginativos. Si allí cotejásemos lo que sabemos y vivimos con lo que otros muchos han sabido y vivido y lo han compartido en libros. Si les enseñásemos que de todo lo que hacemos, lo bueno podemos «meterlo en un libro» que alguien leerá. Si les enseñásemos a encontrar argumentos para el diálogo en los libros, los muchos que hay en el aula o los salones de clase (o debería haber)…
Si continuásemos en primaria refiriendo todo lo que se aprende a libros diversos, enseñándoles que son voces de gente que vive y sabe o que vivió y supo. Si incluyésemos en el currículo lo que aprende cada uno en las lecturas y en los diálogos mientras vemos que las bibliotecas de la escuela crecen cada año en cualquier momento (recuerden 600M€ en «textos» todos en septiembre)…
Si fortaleciésemos en ESO sistematizando lecturas sobre temas acordados (suponiendo que existiesen, o buscándolas) según un currículo dialéctico, pactado entre generaciones, en que lo pasado y lo presente se apuntalen mutuamente… Y mientras conoce las complejidades de la vida en sus lecturas y diálogos, les enseñamos a entenderse con un tipo de libro raro y profesional que se lee para estudiar y prepara para las funciones de la vida, esto es, el libro de texto…
…Podría acabar parodiando a Kipling con un «seréis humanos hijos míos», pero parecería que no me tomo en serio a mí mismo, aunque pienso que acertaría bastante.
Tal vez, la lectura se vaya perdiendo con la edad porque sólo parece una opción entre otras más tentadoras, mefistofélicas diría.