Este tercer post, aparece como la matriosca que nos ha acompañado estos días: del interior de la anterior. Al fin y al cabo estamos en la dinámica del puzzle, pieza a pieza, jugamos cada #juevesdepuzzle y construimos nuestra práctica que es nuestra teoría. Por tanto seguimos hablando de niños y jóvenes, tecnología, comunicación y educación.
Vamos a introducir una nueva pieza que llamaremos mediaciones. Sabemos que es un término que se usa para casi todo, pero nosotros lo queremos centrar en el espacio y el tiempo mágico que somos capaces de crear con nuestros estudiantes. Por supuesto que en esta operación también interviene la tecnología. Así que hablaremos de comunicación y relación mediada por la tecnología, que no entendemos como efecto, ni herramienta, sino como artefacto cultural.
Ya hemos dicho en “nativos e inmigrantes digitales” que nuestros alumnos son algo más que nativos digitales, que los profesores algo más que inmigrantes digitales, y que Internet algo más que un lugar abierto y libre al alcance de tu mano, que es lo que nos cuentan con más o menos descaro muchas campañas publicitarias.
Animación de @nereatts
Cuando hablamos de nativos e inmigrantes, ¿a qué nos estamos refiriendo?¿según su inmersión y/o dieta digital ? ¿según las competencias desarrolladas? ¿según su grado de participación y/o producción? ¿según el rechazo y el grado de satanización de las nuevas pantallas y sus afectos y efectos? ¿O bien lo decide la capacidad de adaptación a estas prácticas culturales digitales, más allá de las TIC? ¿o la capacidad de desaprender para aprender a “leer y escribir” de nuevo? Son varios los estudios y proyectos como el que indica el artículo del New York Times los que describen cómo los adultos y “mayores” son usuarios activos de las tecnologías.
Imagen de @nereatts
Los matices son infinitos, de modo que nos parece bastante gratuito clasificar a los prosumidores o internautas en nativos y/o inmigrantes, cuando existe una enorme heterogeneidad en sus usos, prácticas, intenciones, niveles y grados de interacción; así como competencias y convivencia con y desde esta mediación tecnológica.
Cuando hablamos de TIC, para hablar de las prácticas culturales digitales, tenemos que incluir la paradoja y los mitos ya explicados, que distorsionan la percepción, visión y ejercicio que desarrollan los menores y los adultos con los menores en el entorno convergente mediático.
Estas distorsiones alimentadas de importantes prejuicios, miedos y desconocimiento reducen estas prácticas a viejas prácticas analógicas (uso del PDF, pizarras digitales como si fueran tradicionales, presentaciones PPT o similares como antes los murales, textos lineales, y bla-bla-bla crónico, clónico y unidireccional), que no contienen un cambio en el tipo de comunicación, ni de lenguaje, ni de audiencias. Tampoco de contexto, ni educación, que permanece transmisiva y vertical.
Por tanto, seguir con el discurso TIC, es priorizar lo tecnológico, es entender la información como masa de datos que hay que manejar, y es considerar la comunicación como puro ejercicio transmisor y reproductor de viejos esquemas escolares o académicos.
En la investigación que realizamos sobre brecha digital, aparecieron estas sombras y espejismos. Se pueden ver los resultados. Este estudio, con una muestra representativa en el estado español, analiza la denominada brecha digital desde el prisma de la brecha generacional. Observamos y concluimos:
Que las prácticas culturales digitales, ni agravan, ni reducen la distancia cultural intergeneracional, forman parte de la misma. Es decir, estas prácticas culturales digitales adolescentes (pues es el período en que centramos nuestro estudio), se correlacionan con otras prácticas y formas culturales que conforman la distancia generacional.
Que las diferentes percepciones de riesgos y oportunidades que tienen estas prácticas, construyen un imaginario colectivo. Este imaginario y el propio ejercicio de estas prácticas producen un discurso en los padres y madres, y profesores, muy diferente al que tienen los propios adolescentes.
Que en gran medida, lo que para los jóvenes es oportunidad, “estar ahí”, normalidad ; para los padres, tutores y educadores es riesgo y amenaza.
Que los usos y gratificaciones que satisface el menor, su grado de recepción crítica (según sea el nivel de alfabetización digital que disponga), están acompañados de un conjunto de mediaciones (diálogos y relaciones). Tanto los padres y madres, como los profesores, sus propios compañeros, forman parte de una serie de influencias que relativizan el “efecto” y el impacto de los usos, o posibles abusos y adicciones de estas prácticas digitales.
Entendemos que estas conclusiones descartan muchos prejuicios y posiciones que demonizan o apartan estas prácticas de un discurso normalizado e integrado en lo que es la cultura del siglo XXI. El proceso investigador de Conincom ha generado espacios de inter cambio, destaco como más recientes, el Congreso de Málaga 2010, Congreso Internacional Educación Mediática y Competencia Digital. Segovia 2011.
Por todos estos motivos preferimos hablar de TRIC para entender otro modelo de educación, porque hay otro modelo de sociedad.
En nuestro viaje hemos presentado la familia, los hijos/estudiantes, la mediación tecnológica. Nuestro próximo post y cuarta pieza en #juevesdepuzzle será el #4entorno. Sí, no hablaremos de escenarios, ni de marco curricular o formativo, ni de contexto, hablaremos de entorno.
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