LA HISTORIA EN BACHILLERATO

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EL MANUAL

Decimos bachillerato en lugar de formación profesional humanístico científica porque la costumbre y la tradición clasista nos empuja a dar ese nombre a los estudios orientados al conocimiento puro a través del tiempo.

El joven que llega aquí ha atravesado algún Rubicón. Ha hecho una opción. En este momento ya sabe que está, de alguna manera, opositando y, por tanto, el manual –también conocido como libro de texto– es ya adecuado.

Desde la secundaria obligatoria, le habrán preparado para esperar y afrontar esta etapa. El mismo pedirá el manual para preparar los exámenes. La experiencia dirá si se pueden sustituir efectivamente por otros sistemas de evaluación. Hasta los universitarios que manejan amplias bibliografías suelen confiarse a un manual (que suele desbordar bastante la mano que lo ha de manejar, por cierto). Será en todo caso una opción profesional que cada profesión hará buena o rechazará.

LOS ESTILOS BIBLIOGRÁFICOS

Si hemos hecho bien el trabajo previo, los jóvenes, con criterio y madurez intelectual y acostumbrados a la lectura de toda clase de estilos bibliográficos, han de poder asimilar en dos años todos aquellos conocimientos que antes le íbamos suministrando repetitivamente desde primaria.

Probablemente la mayoría, llegados al bachillerato, los habrá sobrepasado ampliamente con métodos más naturales. A algunos, quizá, les tocará el trabajo de sistematizar aquello que tenían un poco desordenado en la cabeza. Pero los duros párrafos de los libros de texto les habrán de resultar mucho más familiares y habrán de demostrar un renovado espíritu crítico aguzado en infinidad de lecturas y discusiones primarias y secundarias que ahora se han de traducir en auténticas profundizaciones (si la euforia que muestro es gratuita, habrá que comprobarlo).

Un primer test de una clase de Historia en bachillerato podría ser una reconstrucción de todo el período a estudiar a lo largo del curso entre todos los alumnos. Aquello típico de «¿Qué sabemos?». Pero también «¿Qué nos intriga?», «¿Por qué tal cosa o tal otra?».

SISTEMATIZACIÓN Y PROFUNDIZACIÓN

Posiblemente con el bagaje de una enseñanza activa e intensa los mismos alumnos se vean capaces de superar el marco del libro de texto y pidan ellos mismos nueva bibliografía. Están acostumbrados y la bibliografía ha crecido con ellos.

Más adelante hablaré extensamente de cómo debería ser una edición escolar sustituta de los libros de texto que, insistimos, nos parece contraproducente en aquellas etapas y no en ésta. En aquellas se trataba de visión y vocación. Ahora se trata de sistematización y profundización.

¿Qué sabemos?

¿Qué nos intriga?

¿Por qué tal cosa o tal otra?

Y, quizá, porque la sistematización y la profundización llevan a un cierto esquematismo, será más importante que nunca que el profesor tenga una mente histórica creativa y sea capaz de plantear conexiones aparentemente imposibles.

¿Tiene algo que ver el Titánic con la batalla de Sedán? No lo sé, pero defender lo indefendible acaba salvando a inocentes y descubriendo ideas que habrían podido marchitarse antes de florecer.

MÁS EXIGENTES

En cualquier caso, a unos alumnos con sentido de la Historia, la avalancha de «hechos» les será de más fácil encaje en unos esquemas previos y ya en construcción activa. Y serán capaces de estructurar toda la historia universal y de estudiar a fondo algún período y lugar más detalladamente. Después, los profesores universitarios probablemente lo notarán y tendrán que aceptar el reto de unos alumnos nuevos y más exigentes.

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