INNOVACIÓN E INVESTIGACIÓN VERSUS ACADEMICISMO

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La celebración del reciente Congreso Investigación en InfoRmación y Comunicación Digital ha ejemplificado como es posible buenas prácticas de innovación e investigación en un marco académico.

HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA

Hubo una vez que el mundo académico observó cómo lo que ocurría entre sus alumnos, y las propias carencias del profesor, se convertía en fortaleza. Aunque estaban preparadas las clases, aunque el temario estaba claro, aunque las evaluaciones fueron indicadas al inicio, algo ocurrió que obligó a cuestionar y revisar todo el planteamiento inicial. Los roles cambiaron, el centro se desplazó, los contenidos y los resultados se movieron de la primera fila. ¿Por qué? El Factor Relacional había entrado en acción.  Esta experiencia, que ya se ha convertido en proyecto y programa y discurso y plataforma colaborativa ha sido una pieza clave, uno de los protagonistas  estelares de la narrativa del VI Congreso de Investigación Interdisciplinar en Comunicación e Información Digital.

Como el mundo académico no se quería quedar entre los libros, las tesis, y las juntas de Facultad, se montaron dos escenarios. El de la innovación docente, con un premio honorífico TRICLab a las mejores prácticas docentes, que recogió César Bona. Y el de la investigación, con con la entrega del premio honorífico TRICLab a la mejor investigación en Factor Relacional recogió la Revista Comunicar, en manos de su director José Ignacio Aguaded.

Entendemos y creemos que la investigación no es cuestión de unos cuantos iluminados, que reciben unas ayudas estatales para investigar (o que no las reciben), y destinan su ilusión, su esfuerzo y su ciencia a escribir media docena de paper, que serán destinados a la “excelencia” de media docena de revistas especializadas que apenas se leerán.

Creemos que la investigación, que es innovación y repercute en la docencia, “vuelve” a la sociedad que es quien la paga, y quien necesita sus hallazgos y sus resultados.

Sí,

es posible y abrimos rutas para que la innovación sea producto de la investigación.

Sí,

es posible establecer un pautado que exija que lo investigado redunde en la sociedad.

No nos quedamos en los “qué”, muy propio del mundo académico, avanzaremos en los “cómo”. Digamos algunas acciones concretas para transformar la burbuja académica, en un patio y una plaza, de libre y abierto acceso a la ciudadanía:

Que se incluya en las normativas y condiciones de las diferentes ayudas a los planes de investigación (I+D+I, Horizonte 2020, Planes Avanza…), una clausura que exija que los resultados de la investigación se difundan en los diferentes entornos que han cubierto el trabajo de campo, y en el sector y sectores próximos.

Que se exija que esta difusión se realice en soportes y formatos divulgativos, claros y comprensibles para todo ciudadano.

Que se coordine el plan de ayuda, desde la aceptación de equipos de trabajo no sólo formados por profesores universitarios ( y en particular no sólo por funcionarios con uno o más sexenios), sino también por profesionales y representantes del sector, objeto de la investigación.

Que se eliminen trabas burocráticas y administrativas, y se facilite una gestión, que sin afectar al espíritu de transparencia, no dificulte el propio proceso de trabajo.

Que los resultados de esta investigación no estén medidos por el número de artículos escritos en revistas de impacto (no solo), y contemple también la calidad divulgativa de su difusión, el acceso a la ciudadanía, y la opinión de los propias redes sociales que componen el sector objeto de estudio.

Por supuesto, que hay otras posibles medidas, y que este artículo podría ser el comienzo de una recopilación de otras pautas y  condiciones que faciliten la investigación. El individualismo ha estado muy presente en la historia de la ciencia, pero hoy la complejidad llama a la inteligencia colectiva; y la precariedad exige, no solo ingenio, sino también aunar fuerzas en la diversidad (preferimos evitar interdisciplinariedad o transversalidad o transdisciplinariedad).

Hoy la complejidad llama a la

inteligencia colectiva

Hemos estado en muchos congresos académicos. Y por supuesto que el presente se puede mejorar. Pero tres protagonistas han marcado la personalidad y una ruta que queremos continuar:

1

La colaboración de los alumnos y alumnas que han planificado, orquestado y realizado una cobertura en tiempo real del congreso. Además de asumir muchas tareas de protocolo y organización.

2

La investigación que ha estado representada en la Revista Comunicar, que desde sus albores, se ha distinguido por un trabajo en red, serio y contrastado, actual y proyectivo.

3

La innovación en las buenas prácticas docentes, representado en la figura de César Bona.

Tanto la investigación como la innovación han recibido los premios honoríficos TRICLab, que marcan un después en esta plataforma innovadora y educomunicativa.

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