Mariten acaba de llegar de Filipinas, de Tagbilaran. Tiene 11 años y habla cebuano e inglés.
No habla español,
sus padres tampoco.
Sus grandes ojos, achinados y muy negros, recorren lentamente todos los rincones del colegio, ¿Qué estará pensando? En la clase, se queda mirando a los compañeros y les sonríe cuando la presentamos al grupo.
Tan pequeña y tan lejos de su vida, de sus amigas y amigos, de sus programas de televisión, de sus parques, de su familia, de su escuela…
Me pongo en su lugar y me pregunto: ¿Qué puedo hacer por ella?, ¿cómo puedo ayudarla a ser una más y, al mismo tiempo, que sea ella misma? Imagino que su vida comienza de nuevo, en un espacio diferente y que en su pequeño corazón está una Mariten que piensa, que sueña, que tiene su propia personalidad y debe expresarse y comunicarse con los demás para seguir creciendo.
Se sienta en su silla con un grupo de niños desconocidos que le ofrecen su afecto y su ayuda, que le hablan en español y alguno se atreve con alguna frase en inglés sencilla y afectuosa.: «what is your name», «what’s your country?», «Your country is far away ?» …
A primera hora damos lengua, Mariten sale con la compañera de ATAL (‘Aulas temporales de adaptación lingüística’) Los primeros días son los más duros, se enfrenta a un vocabulario nuevo, a sonidos diferentes, a un «atrezzo» formal distinto a lo que había conocido hasta ahora. En pocas semanas ya no saldrá de su aula y permanecerá con la profesora y la tutora junto a sus compañeros practicando la nueva lengua por inmersión.
A segunda hora tiene hoy matemáticas. Tengo la suerte de darles mates en quinto curso. Para hoy he diseñado una tarea para trabajar en grupo: ¡Vamos a escribir un cuento!, pero con condiciones, si no, no serían matemáticas, a saber: Que no sea ni muy largo ni muy corto, que tenga números de cinco cifras… Mariten está en el grupo dos y su compañera/tutora es Laura que en los primeros días será quién la guíe por el centro y la «ubique» en el nuevo espacio.
Junto con los compañeros del Equipo de Apoyo y Refuerzo, diseñamos fichas con los números en inglés y español, así de una manera visual va reteniendo la grafía y los sonidos.
La tercera hora continúa con sociales en inglés y acaban el cuento de mates. Todos leen, y comentan las historias que hemos escrito.
El profe de bilingüe traduce el cuento del grupo dos, el de Mariten. En este cuento los niños han escrito sobre una niña que viene de Bolivia en avión y hablamos sobre las distancias entre los países y vemos en el mapamundi de dónde viene cada uno. ¡Todos quieren saber la distancia!: ¿Maestro y de Ecuador a Madrid? y ¿Desde Filipinas?, ¿se puede venir en barco?
En la clase hay 23 alumnos y alumnas, de ellos 16 son extranjeros o de origen extranjero y de 12 países diferentes, además de otro niño del asentamiento de chabolas. (Ya tengo tarea y actividades cuando lleguemos a los gráficos).
En el recreo todos se arremolinan alrededor de la nueva y la arropan, le facilitan su inclusión en el grupo, es una de las nuestras.
Tras el recreo va a educación física que se da en inglés, el profe presta especial atención a Maritén traduciendo las órdenes de trabajo con mayor claridad. Al final de la mañana, tenemos tutoría y Maritén recibe en la clase a una compañera del Equipo de Apoyo que insistirá en el vocabulario que se ha dado hoy y le ayudará a mantener los cuadernos ordenados y preparados para seguir aprendiendo al día siguiente.
Es la hora de la salida, todos salen juntos y Maritén va con su grupo exhibiendo una preciosa sonrisa.
NOTA: El papá de Maritén vendrá a nuestro centro a aprender español, una ONG da clases de español a familias extranjeras que lo necesiten. La mamá tiene trabajo por la mañana, pero seguro que aprenderá el idioma por las tardes con su marido y Mariten.