HORARIOS Y HORAS

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Por lo que sé de las escuelas, hacer un horario a principio de curso es uno de esos retos que desafían la mente.

Yo formaba parte de una cooperativa y después de una escuela pública, así que el horario era cosa de todos. Pero no todos estábamos a la altura. Un año en que le había cogido cierta afición a progamar en BASIC recuerdo que me propuse hacer un programa de “horarios”. Hace poco he leído que uno de los primeros que hizo Bill Gates fue uno así. En fin, yo no soy Gates y lo mío no pasó de intención. Por suerte en mi escuela contábamos con una mente analítica que los acababa resolviendo… Con algún ajuste final para que algún maestro no tuviera que clonarse y estar en dos sitios a la vez.

Afortunadamente noto que el clima actual es de simplificación. Los físicos y los matemáticos, que son gente avisada, aman la simplicidad. Estamos en el reto de unificar materias, unificar tiempos y conseguir la paz del espíritu, cosa que no nos vendría nada mal.

En estas páginas (y en otras) se respira un deseo de encontrar tiempo para la educación y aprovecharlo con calma. Y un servidor no soporta nadar en aguas que no sean claras y concretas. Así que el otro día me vino una idea (o la soñé) y la expongo a riesgo de inventar la sopa de ajo (¿qué otras maravillas no se han inventado infinidad de veces?).

Volvamos a ser romanos. No hagamos horarios, tengamos horas. Yo propongo tres:

1

Hora prima o de proyectos

Fotograma de la película: Atrapado en el tiempo

Los alumnos entran en su espacio acogedor (síganme por favor el cuento y no se rían). Se sientan a su aire, depositan su macuto (nada de mochilas) y sacan su agenda o su tableta o móvil para consultar la tarea en curso: acabar un libro, reunirse con su grupo, encontrar un dato, acabar de comprender algo, acordar un esquema, redactar lo que sea… en fin, cada cual sabrá. El profesor o los profesores previenen conflictos, ayudan, solucionan… Ya se ha aprendido a hablar bajito. En todo caso hay espacios y se puede recurrir a salitas de reunión alejadas. Sé que en Catalunya (probablemente en otras partes) hay escuelas que han unido dos clases paralelas, con lo que pueden servirse de tres profesores a la vez. La arquitectura actual posiblemente no lo ponga fácil, pero se puede arreglar, somos raza de improvisadores. Todo entre 9 y 11. Un cuarto de hora antes de salir al patio se da aviso para que todo el mundo ordene su portafolio, que es como su tarjeta de presentación.

2

Hora secunda o de lecciones

Fotograma de la película: Atrapado en el tiempo

Tras haber descargado energía sobrante en el patio, un poco de relajación. No voy a decir cómo, que doctores tiene el mindfulness. Yo creo que puede resumirse lo esencial del currículo de un curso en lecciones de una hora. No estoy en contra de que el profesor se luzca. Hasta se puede convocar en una sala de conferencias (o convertir una classe corriente en algo muy formal). Algo así como una sesión del TED. Y yo mantendría la intriga, que los alumnos no sepan nunca quién va a dar la lección del día. Se admiten apuestas. Si son tres profesores, hay tres posibilidades. La lección puede ser de lengua, matemáticas o historia, pero puede ser de una mezcla varias o todas ellas. Treinta semanas, cuatro días, ciento veinte lecciones. Me gustan las lecciones que empiezan y acaban el mismo día. Píldoras con sentido y en su contexto. Podrían hasta filmarse y discutirse después. Puede haber resúmenes o esquemas consultables en la biblioteca del aula. En fin, nada impide repetir alguna… de manera distinta. Los mismos profesores podrían evaluarse. Y los alumnos a ellos. Aunque no es gratis. Cada alumno debería recopilar algo como un directorio de las lecciones del curso. Hasta podría tener sus favoritas. ¿Competencia entre profesores? Bueno… pero con humor. Y aprendiendo. ¿Y qué se aprendería? Los profesores a exponer y a implicar al público. A tomar ideas prestadas. A desinhibirse y serenarse. A pulir sus argumentos. A controlar su discurso. A ser amenos. A ser humildes y compañeros. A aceptar críticas y reírse sin daño. Los alumnos a escuchar. A plantear preguntas, desinhibirse también. Tomar notas (no apuntes). A recopilar y resumir con sentido. A ser humildes también. A ser ordenados y tener testimonio de todas las lecciones en su orden con referencia a todo lo demás que estén haciendo. Y si no hay más preguntas, nos vamos a comer y a relajar.

3

Hora tertia o de tutorías

Fotograma de la película: Atrapado en el tiempo

Como una mezcla de las dos primeras, el trabajo vuelve a ser libre, pero la interacción entre alumnos y profesores será mayor. En medio se ha comido y los alumnos saben que la de la tarde es hora de dar algunas cuentas. “Verá el profe lo que se nos ha ocurrido esta mañana”. “¿Tú has entendido la lección? ¿Y si le preguntamos?”. “Nos va a pedir el esquema del proyecto y no tenemos nada, ¿qué le decimos?”. “Oye, tengo el portafolio tope desordenado y el profe me lo va a pedir, ¿por qué no me lo entretienes mientras lo ordeno?”. En fin, la vida del aprendiente es muy compleja. Si hemos conseguido simplificar la vida escolar y la materia no es cosa de exámenes “de contenido” hasta que lleguemos al bachillerato, podremos comer (¿almorzar acaso?) sin temor a ardores de estómago. Hay confianza (sin exagerar). De hecho es hora de responsabilidades pero también de saldar cuentas entre amigos. La hora de la tarde ha de ser una preparación del trabajo de primera hora de la mañana. Hay que programarse, orientarse y seguir adelante. Antes de salir del “ateneo” y dedicarse a la vida estrictamente personal.

En fin, doy las críticas por sentadas. Creo que “veo” algunas:

El follón que se va a montar. Ciertamente el papel de alumno cambia un poco. Habrá que trabajar la autonomía desde parvulario.

Celos profesorales y descoordinación. Los he tenido y la he padecido con culpa. El papel del profesor también debería cambiar bastante.

¿Ciento veinte lecciones sueltas? ¿A dónde va a parar eso? ¿De qué van a saber al fin? Cierto, un montaje así requiere un buen encaje de bolillos para resultar coherente y me comprometo a pensar en ello. Si alguien lo resuelve antes que yo… Primero me dará mucha rabia, pero después le admiraré mucho (y prometo no hacerle cuernos en la foto).

Montar así un nivel, como experimento… vale. Pero todo un instituto! Bueno, somos miles, alguien dará con la fórmula.

En fin, la mayoría ni me las imagino. Al fin y al cabo ha sido un sueño. Pero ¿no nos piden creatividad? ¿Y cuándo somos más creativos que durmiendo? No me hagan caso.

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