¿Qué es la dependencia emocional y cómo superarla?

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¿Qué es la Dependencia Emocional?

La Dependencia Emocional, en Psicología, es una adicción afectiva o emocional que consiste en un conjunto de conductas adictivas que se dan en las relaciones de pareja en las que existe una asimetría en los roles de los individuos.

La necesidad básica de afecto, que todo ser humano necesita, se convierte en Dependencia Emocional cuando el comportamiento desarrollado para satisfacerla es patológico y desproporcionado.

La fuerza y la autoestima actúan como factores de protección contra la Dependencia Emocional.

Por lo tanto, el adicto tratará repetidamente de satisfacer sus necesidades emocionales insatisfechas de forma inapropiada con los demás. De este modo, tendrá una necesidad emocional extrema de una pareja romántica.

¿Por qué tengo Dependencia Emocional?

Al igual que un drogadicto necesita su dosis, un adicto necesita un compañero del que depender, y en la Dependencia Emocional operan los mismos mecanismos de refuerzo positivo que en otras adicciones, de modo que finalmente se desarrolla en la persona una dependencia psicológica casi incontrolable.

En ocasiones, la Dependencia Emocional se apoya en tópicos románticos que retratan un intercambio de afecto asimétrico y disfuncional en el que se idealiza al otro miembro de la pareja y surge la idea de complementariedad. Es más, puede desarrollarse una anomalía de celos patológicos.

Un ejemplo es el «mito de la Media Naranja».

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Algunos autores, como Rodríguez-Franco, han observado e informado de que los orígenes de las carencias afectivas se encuentran al final de la adolescencia y al principio de la edad adulta. Se trata de un periodo muy crítico en el que las personas experimentan un «despertar» en sus relaciones de pareja.

Durante esta época, las parejas son más propensas a desarrollar dependencia emocional porque se entregan incondicionalmente a su pareja y se ven influenciadas por los mitos románticos.

De dónde viene la Dependencia Emocional

Veamos pues las causas de la Dependencia Emocional. En efecto, las tres causas sentimentales o afectivas de la Dependencia Emocional más comunes son:

Baja autoestima

Esta es la causa fundamental y más comúnmente observada en las personas que sufren de adicción. A este tipo de personas se les falta el respeto sistemáticamente. Son muy críticos consigo mismos y con su forma de ser, hasta el punto de sentirse inferiores e incluso culpables por la falta de respeto que puedan recibir de sus parejas sentimentales. De este modo, se crea un sentimiento de inferioridad e inutilidad que es perjudicial para el individuo y la relación.

Miedo a la Soledad

Las personas adictas son personas que no pueden, no quieren o no se imaginan vivir solas.

Para ellos, la soledad es imposible, por lo que necesitan estar constantemente acompañados, independientemente de la calidad de la compañía que elijan, es decir, de la calidad de sus relaciones de pareja.

El refrán «más vale solo que mal acompañado» no les conviene. No permanecen sin pareja estable durante meses o años, combinando una relación romántica con otra. Buscan una pareja para siempre. No saben lo que significa estar soltero.

Estado de Ánimo Negativo

La Dependencia Emocional suele ir acompañada de ansiedad y depresión.

¿Cómo identificar a una persona con Dependencia Emocional?

Estos síntomas nos advierten. Porque cuando se experimentan estos síntomas, significa que hay una relación de Dependencia Emocional:

Miedo a la angustia o a la separación excesiva

«Si me deja, moriré»; «No puedo vivir sin él»; «Ahora me pertenece, nunca me dejará»; «Haré lo que sea para que no me deje»…

Las personas adictas no pueden imaginarse ni considerar la posibilidad de terminar la relación. Las personas dependientes sólo pueden ser felices o disfrutar a través de su pareja. Por lo tanto, siempre están buscando alguna excusa para cumplir los planes del otro.

Apego a una persona

El irresistible deseo e impulso de estar en contacto permanente con la persona adicta hace que el contacto constante a través de llamadas telefónicas, mensajes, etc. sea excesivamente necesario y fijador. La persona dependiente siempre necesita saber:

  • Dónde está.
  • Con quién está.
  • Y cómo comunicarse con la otra persona.

La persona dependiente muestra un afecto excesivo y trata de complacer a la otra persona con regalos constantes y a menudo excesivos.

Idealización

El adicto, la persona con Dependencia Emocional, idealiza a la otra persona hasta tal punto que ya no puede ver los aspectos negativos. Adoran a su pareja como si fuera un dios o un ser superior. El adicto asume que su pareja es la persona más maravillosa que ha conocido, que es ideal porque es perfecta, que nunca comete errores, que no puede imaginar la vida sin ella y que hará cualquier cosa para mantener la relación. En este punto, el adicto empieza a sobrevalorar las cualidades de su pareja y a subestimar las suyas propias.

Dependencia financiera y doméstica

Los adictos también tienden a ser dependientes en otros niveles, como las obligaciones financieras o domésticas.

  • Los hombres que muestran Dependencia Emocional la expresan de forma latente. Tienen una necesidad de afecto, pero ésta suele expresarse de forma más agresiva, de manera que intentan satisfacer su necesidad de afecto, pero al mismo tiempo pueden mostrar desprecio por la otra persona.
  • Las mujeres, en cambio, tienden a utilizar estrategias de afrontamiento evasivas que tienen que ver con el autoengaño y la negación. En otras palabras, el deseo de afecto conduce a un comportamiento deshonesto, a una comunicación opaca, a la confusión, a la manipulación y a la culpa que distorsiona la realidad.

También hay diferencias entre los sexos en la expresión de este problema.

Es malo tener Dependencia Emocional

Las consecuencias de la Dependencia Emocional pueden llegar a ser nefastas.

Entre las muchas consecuencias de la Dependencia Emocional que pueden producirse en una relación afectivo-dependiente están las siguientes.

Emociones negativas

La persona dependiente se siente mal y en la mayoría de los casos es muy consciente de que la relación no es satisfactoria, pero aun así no puede salir del ciclo, rompe la conexión y se siente aún peor porque no puede superar el momento.

Deseo de afecto

Aguantamos, cedemos, nos justificamos…. aunque la otra persona haga algo desagradable, aunque a veces sea violenta, aunque no sea cariñosa, aunque no sea cariñosa. Todo es posible.

Nos obsesionamos con el apego

Desesperado por encontrar una nueva relación. A veces, como apoyo para dejar a la pareja actual (ya se ha dicho que las personas emocionalmente dependientes no toleran la soledad); o para buscar una nueva pareja.

Obsesiones

Muchas personas emocionalmente dependientes tienden a buscar parejas con un perfil psicológico dominante, posesivo, autoritario, tiránico y arrogante; y tienden a ser egoístas y narcisistas. Se sienten fuertemente atraídos por «objetivos» distantes, distantes, difíciles, fríos y poco amistosos. Saben que no les conviene, pero no pueden evitarlo.

Preferencia por relaciones asimétricas

Relaciones basadas en la sumisión y la obediencia. Una relación de dependencia emocional es una relación desequilibrada en la que la persona dependiente adopta un papel sumiso y obediente. Por lo tanto, se observa con mucha frecuencia que las personas dependientes creen y asumen con firmeza y naturalidad que su pareja es superior.

Rupturas con amigos y familiares

Conflictos constantes con amigos y familiares. En este tipo de adicción, el entorno suele empezar a señalar la situación psicológica del adicto y lo inadecuada e inútil que ve la relación.

La persona dependientemente emocional no suele escuchar lo que dice su pareja. E intenta proteger su relación a toda costa, lo que provoca conflictos. Hasta el punto de exigir un trato especial a la pareja por parte de las personas cercanas.

A menudo, el adicto quiere que todos los que le rodean reconozcan la superioridad de su pareja y le admiren y respeten, pero cuando no es así, se producen enfrentamientos y conflictos.

Altruismo patológico

La persona dependiente renuncia a sus responsabilidades, actividades sociales, profesionales y de ocio. El objetivo y la prioridad de la persona dependiente es tener tiempo para satisfacer las necesidades del cónyuge, lo que lleva a restarle tiempo a otras actividades:

  • La pareja es el centro de los pensamientos de la persona dependiente.
  • Todo gira en torno a ella.
  • Y tiene prioridad sobre todo lo demás.

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Falta de habilidades sociales. Como el adicto está tan centrado en la pareja y abandona otras amistades, tiene dificultades para conectar con otras personas y sus habilidades sociales disminuyen.

¿Sabes cuál es la base de la felicidad? Se consigue alimentando los recursos auténticos de las personas en lugar de centrarse sólo en lo que está mal.

* * *

Conozcamos un ejemplo real

Si descubres que estás en una relación de Dependencia Emocional, el tratamiento más importante es iniciar una psicoterapia lo antes posible para evaluar la situación, reconocerla y desligarte emocionalmente de la otra persona.

Al igual que con cualquier otra adicción, el primer paso es reconocer que existe un problema y encontrar la manera de solucionarlo. Esto es muy difícil, porque los adictos encuentran muchas excusas y justificaciones para su comportamiento:

  • ‘Porque no los conozco bien’
  • ‘Porque en el fondo nos queremos y no podemos vivir el uno sin el otro’
  • ‘Nadie es perfecto’
  • ‘Yo también tengo la culpa’…

No hay excusas y si la persona tiene claro lo que quiere conseguir, el terapeuta le guiará hasta lograrlo.

Para completar la comprensión del concepto de Dependencia Emocional, te mostramos un ejemplo de lo que puede ocurrir en la realidad de una persona:

Adriana siempre había sido una chica tímida, introvertida y con baja autoestima. No se sentía muy agraciada físicamente, y debido a su carácter sensible, tranquilo y amable, no tenía muchos amigos en la escuela y no era muy popular.

Uno de sus principales objetivos era tener una vida amorosa romántica, como en las películas y novelas.

Adriana, que acababa de cumplir 20 años, conoció a Cristian mientras estudiaba farmacia y se sintió muy atraída por él. Cristian era un hombre mayor, un abogado que también era amigo de su familia. El hombre transmitía:

  • Admiración.
  • Confianza.
  • Poder.
  • Y una atracción que ella nunca había sentido.

Desarrolló un profundo afecto por él. Ella creía que el destino los había unido, que él era como un regalo de Dios, y decidió dedicarle su vida. Así comenzó una historia de amor que duró 13 años.

Durante este tiempo admitió:

  • Que estaba manipulada.
  • Que se perdió a sí misma por ser un clon de su pareja.
  • Que ya no salía regularmente con los amigos.
  • Y que ni siquiera iba a los cumpleaños, cenas de Navidad, bodas y otras ocasiones en las que los amigos se comprometían.

Cambió su ropa, dejó de escuchar la música que solía escuchar, cambió sus hábitos alimenticios y la forma en que pasaba su tiempo libre… Adoptó una posición sumisa con el único objetivo de mantener su relación con él.

Así, Adriana se distanció de su familia y amigos íntimos: sus padres, hermanos y amigos:

  • No entendían sus cambios repentinos.
  • No cedían cuando intentaba comprenderlos.
  • Se sentía incomprendida y abandonada por su familia.

¿No quieres que sea feliz? ¿No te alegras por mí? ¿Estás celoso de mí?

Finalmente Adriana y Cristian se casaron, pero antes y después de la boda Adriana fue consciente y aceptó algunos comportamientos adúlteros e irrespetuosos.

Adriana tomaba pocas decisiones entre los dos:

  • Viajando donde él quería.
  • Comiendo donde él quería.
  • Viendo las películas que él elegía.

Aceptó la decisión de no tener los hijos que siempre había deseado, sin quejarse, ni proponer nada.

Adriana se conviertió así en una mujer sumisa y triste, llena de culpa y de vergüenza, pero incapaz de terminar la relación por su miedo a la soledad y a la sensación de que nadie la querría.

Después de aguantar y ceder a muchos desprecios en aspectos importantes de su vida cotidiana, se dio cuenta de que no era feliz y no vivía la vida que quería.

Al ver una luz al final del túnel, tomó la difícil decisión de dejar a Cristian, de abandonar esa falsa zona de confort. Los meses siguientes fueron un infierno:

  • Lloraba.
  • Sufría.
  • Su cuerpo temblaba.
  • Había perdido mucho peso.

Pero finalmente consiguió reencontrarse a sí misma, aprender del pasado y volver a empezar.

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Por qué tengo Dependencia Emocional

Fuimos felices y comimos perdices.

Muchos de los cuentos que conocemos de nuestra infancia terminan con esta famosa frase. Estas historias suelen tratar sobre un príncipe o una princesa, quienes superan todas las adversidades que intentan separarlos y, finalmente, se casan y son felices.

El objetivo final de estas historias es estar con la persona que amas.

En los cuentos hay algo más que dragones, princesas y brujas: hay un auténtico mensaje que nos dice cómo debemos comportarnos en la vida, y hay una metáfora de la felicidad cuyo camino es compartir la vida con otra persona. Esta idea se interioriza desde la infancia, de modo que una vez que crecemos, algunos sentimos que hemos fracasado o que estamos incompletos si no formamos parte de una pareja.

De hecho, esta sensación o noción de incompletud se ve reforzada a menudo por quienes nos rodean, que nos preguntan insistentemente si ya tenemos pareja y, en caso contrario, utilizan el refrán español «Quedarse para vestir de santos» para juzgar nuestra soltería.

Interiorizar esta «prisa» y esta «necesidad» no significa ser «dependiente».

Ser dependiente significa llenar las lagunas y los vacíos emocionales de uno mismo con una pareja que desempeñe un papel central en la satisfacción de nuestras necesidades, y es, por tanto, un componente necesario de nuestra felicidad (necesario, entendido erróneamente como ‘imprescindible’).

«Es como entregar el control remoto de tu propia felicidad a otra persona».

Cómo superar la Dependencia Emocional

Los consejos para salir de la Dependencia Emocional dependen de casa circunstacia e individuo, pero, grosso modo, es posible extraer algunos comúnes a la mayoría de situaciones.

Se recomiendan más autonomía e independencia,  a saber:

Reconocer el problema

Este es siempre un primer paso, a menudo difícil.

Acepta la incertidumbre

El miedo a estar solo a menudo sólo causa más dolor en la continuación de una relación, mientras que el cambio siempre puede ser una oportunidad.

Ten valor

Aprende a decir «no».

De una manera que respete a los demás, pero también a ti mismo. Este es un requisito esencial para restablecer el equilibrio emocional.

Refuerza tu autoestima

La baja autoestima es uno de los rasgos característicos de las personas emocionalmente dependientes. Además, una relacion tóxica de larga duración pueden afectar a la autoestima.

Aprende a estar solo

Disfrutar de la soledad puede ser un placer. No tengas miedo.

Cuestiona tus creencias

Sobre el amor, las relaciones, la soledad y el celibato. Si cambias tu forma de pensar, serás más independiente.

Cultivar la vida social. Aprender a estar solo es una cosa, aislarse del mundo es otra. Cuando te abres a la vida social, puedes experimentar relaciones más saludables sin depender de una sola persona –o de una sola relacion tóxica–.

Cómo dejar de ser Emocionalmente Dependiente

En primer lugar, es importante destacar que las personas no son siempre dependientes emocionalmente, sino que lo han sido en algún momento de su vida. Cuando hablamos de ser «dependiente», es importante referirse siempre a momentos concretos de nuestra vida y relaciones, haciendo hincapié en que es posible cambiarlos positivamente mediante el trabajo personal y (si es necesario) la ayuda profesional.

Es posible romper la Dependencia Emocional si sabemos cómo hacerlo.

Te mostramos cómo romper la Dependencia Emocional y construir relaciones interpersonales llenas de felicidad, respeto y amor.

1. Enfrentarse a la soledad

Las personas que han experimentado o experimentan Dependencia Emocional pueden sentir que cuando están enamoradas dejan de hacer ciertas cosas por sí mismas, se funden con la otra persona y su individualidad se pierde en el proceso.

El miedo a la soledad, el malestar y la incapacidad de disfrutar son variables adicionales en el desarrollo personal de la dependencia afectiva.

Así que piensa en lo que te gusta hacer por tu cuenta, ir a tomar un café, dar un paseo, retomar un hobby que ha estado en el cobertizo (¡desempolva y ponte a ello!). Te aconsejamos que empieces por recuperar tu individualidad.

2. Asumir la responsabilidad de uno mismo

Las personas psicológicamente dependientes suelen ser también responsables de sí mismas y de los demás. Se preocupan y se inquietan. Tienden a querer ayudar a esa persona más que a cualquier otra cosa, incluso más que a sí mismos, creando una necesidad mutua.

3. Hazte amigo de la asertividad

Las personas que olvidan sus derechos para hacerse valer tienen más probabilidades de verse envueltas en relaciones abusivas y desiguales que, generalmente, no son recíprocas. Por tanto, hazte amigo de la asertividad y aprende a verbalizar y hacer respetar tus derechos.

4. Quiérete a ti mismo (más)

Amarse a sí mismo es un requisito previo para amar bien. Así que aprende a estar contigo mismo y a quererte antes de estar con otra persona. Escucha siempre lo que tu cuerpo necesita y reconcíliate contigo mismo cuando sientas que lo necesitas.

Las formas de tener una buena autoestima te ayudarán a sentirte seguro de ti mismo y a tener una autoestima lo más alta y estable posible.

5. Eliminar las falsas necesidades

Las relaciones de dependencia se basan en la necesidad. Suele basarse en la necesidad de sentirse querido, apreciado y aceptado. Por lo tanto, elimine las falsas necesidades y pregúntese qué necesita realmente.

Para ello hay que preguntarse: «¿Qué necesito (qué es)?».

  • Podría ser amor: quiero sentirme amado y escuchado.
  • Podría ser «te quiero para compensar mi dolor».

Así podrás conocerte mejor e intentar trabajar en tus necesidades y heridas.

6. No hay encadenamiento de relaciones

Las personas que se sienten emocionalmente dependientes incluso antes de nacer suelen pasar de una relación a otra como si se tratara de una cadena, siguiendo un patrón de comportamiento establecido. Es muy útil y beneficioso para la persona pasar un tiempo sin una siguiente relación después de una ruptura; lo que le va a llevar a superar su dolor antes de pasar a la siguiente relación.

Reconectar con una nueva mano amiga y buscar algo que no tenías en mente en el pasado no funciona. Date tiempo para aprender a ser feliz en pareja sin crear una Dependencia Emocional.


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Decálogo para superar la Dependencia Emocional

Todo lo que hemos visto hasta ahora se resume en el decálogo para superar la Dependencia Emocional que incluimos en este apartado a modo de síntesis.

Si queremos ser sinceros, afirmar que se puede superar la Dependencia Emocional de la noche a la mañana sería una mentira.

Sin embargo, para ofrecerte un rayo de esperanza, aquí tienes un resumen –paso a paso– de lo que debes hacer para superar la Dependencia Emocional… Y brillar.

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  • Mantenga su paquete de agua y mímese a diario.
  • Deja de ser exigente y di adiós al perfeccionismo (evita las expectativas).
  • Conocer gente nueva.
  • Participar en actividades de ocio divertidas.
  • Dedica tiempo a ti mismo.
  • Aprende a decir no antes de decírtelo a ti mismo.
  • Invierte en ti mismo (dinero, tiempo…) sin sentirte culpable. .
  • Haz una lista de tus «banderas rojas» antes de tener una cita.
  • No aceptes recibir menos de lo que das. Busca la reciprocidad en las relaciones en lugar de esperar lo mismo.
  • Esté dispuesto a compartir todo lo que siente y piensa.
  • Sin embargo, si crees que no puedes hacerlo solo, siempre puedes buscar ayuda profesional.

Sé paciente contigo mismo, aguanta, confía, respira y… Sé libre.

Busca ayuda psicológica cuando sientas que la necesitas. Salir del túnel de la adicción psicológica suele requerir algunos consejos y estrategias, pero, al final del camino, disfrutarás de una honda paz interior.

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