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APRENDER DE LA CRISIS
Esta semana os quiero hablar de algunas cosas que podemos aprender de la crisis.
Quiero dedicarlo con mucho cariño al Padre Fabricio Ballanti por ser la fuente de inspiración.
PRUEBASY OPORTUNIDADES
Se trata de una forma de ver y afrontar la vida, tanto como una suerte de pruebas como de una sucesión de oportunidades. Ya hemos dicho —muchas veces— que el camino de la vida es un viaje emprendedor que iniciamos desde que nacemos hasta que nos vamos de este mundo. Y nos ponemos a caminar, muchas veces, sin tener claro lo que vamos a hacer y hacia dónde queremos ir.
Todos queremos caminar en la vida hacia nuestra propia felicidad, intentando esquivar y evitar los problemas. Todos queremos caminar en la vida con el mínimo número de preocupaciones y llevar una vida lo más cómoda posible. Creemos que los problemas son incompatibles con la felicidad que queremos y nos merecemos.
HACER CAMINO
Y así vamos caminando. Pero, de repente, aparecen las crisis, esos problemas en nuestra vida, esas pruebas y retos que se nos ponen por delante. ¿Crisis? ¿Falta de trabajo? ¿Enfermedades? ¿Pérdida de familiares y amigos? Esas pruebas nos pueden hacer más fuertes o más débiles de lo que éramos al principio. No es nada fácil.
Necesitamos grandes dosis de confianza y fe para pensar y sentir que todo lo que se nos viene encima es para bien, que vamos a salir reforzados. Que —detrás de las crisis— hay oportunidades que aprovechar, retos para mejorar y muchas cosas que aprender. Pero repito, no es nada fácil tener confianza cuando estamos siendo golpeados directamente por los problemas, cuando sentimos el dolor «encima».
RE-ACCIÓN
¿Cómo vamos a reaccionar? ¿Qué vamos a hacer? Algunas personas pensarán que lo mejor es no hacer nada y que aquello que ha venido se acabará yendo por sí sólo. Otras se bloquearan y no harán nada por miedo a equivocarse. Otras serán conscientes de que las cosas no se arreglan por sí solas y pasarán a la toma de decisiones y pasarán a la acción.
Sin duda, la única manera de poder afrontar las pruebas y retos, los momentos duros y de dificultades que tenemos en la vida es tomar acciones, actuar. Por tanto, nos quedamos con aquellas personas que, a pesar del miedo, tienen el coraje de pasar a la acción; con los que, a pesar de los miedos, se atreven a dar pasos y a actuar.
Somos conscientes de que muchas veces —en esos momentos de dificultades— necesitamos ayuda y que nosotros solos no podemos. En los momentos más duros de nuestra vida, tenemos que tener claro que las cosas se pueden arreglar, pero que se van a arreglar si —y solo si— nos movemos.
TIEMPO DE VALIENTES
No nos podemos parar. No es tiempo para cobardes. Todas estas pruebas y retos se pueden superar si tenemos fe, si confiamos en la fuerza espiritual que tenemos; ya que, siempre —en medio de esas dificultades—, se nos abrirá una ventana que nos encaminará hacia la solución de los problemas.
Pero esa ventana se abre, repito, si nos movemos, si tomamos decisiones y pasamos a la acción. La fe mueve montañas y lo vamos a conseguir. Y creer, creer que detrás de esa crisis, de esa prueba, hay una oportunidad de mejora y de transformación que podemos y debemos aprovechar. Siempre la hay y la tenemos que descubrir.
Además, no se trata solamente de actuar, sino de si la acción que acometemos es la adecuada o no. Se trata de tomar el camino adecuado a la hora de dar una solución a nuestros problemas. No podemos solucionar las cosas de cualquier manera. La solución es la acción, siempre de acuerdo con unos buenos valores y principios. La acción tiene que estar en consonancia con un determinado patrón de comportamiento. Somos buenas personas y profesionales, no nos vale hacer «cualquier cosa».
Para terminar, quiero decir que todos en la vida pasamos por diferentes vicisitudes: crisis, retos y problemas que afrontar. Siempre, podremos encontrar soluciones para esos problemas y salir reforzados de ellos si los afrontamos con coraje, y acometemos acciones concretas en la dirección adecuada. Aunque nos cueste, siempre se abrirán oportunidades para cada uno de esos problemas o momentos de prueba. Todos podemos desarrollar esas capacidades que con la ayuda y la fuerza del corazón (Dios) podemos vivir una vida mejor para ser más felices y hacer más felices a los demás.
Recordamos unas palabras de Albert Einstein sobre la crisis:
«No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado «.
«Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla».