CONSUMO IRÓNICO DE EDUCACIÓN

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La sinceridad es la incomprendida cuando hablamos de temas centrales como la educación y los temas que formarán la política educativa de nuestros países.  Al tema educativo no le puede faltar seriedad y valor para dialogar, consensuar para mejorar, con consenso en el disenso crecemos todos.

Todos los ciudadanos «normales» vemos que consumismo es una palabra que podría definir –a la perfección– las características de la sociedad actual; pero, sin duda, nosotros somos –también– unos consumidores de educación «a medias»; porque denunciamos siempre la mala educación y no nuestro involucramiento de los temas educativos que nos rodean.

El objetivo de la educación según filósofos como Aristóteles y Platón es el desarrollo de los individuos y el bienestar de la sociedad en la que viven; con una buena educación, hay mayor grado de libertad pero… –y sí, siempre están los «pero»–.

¿Consumimos educación responsable?, ¿vivir es consumir así, sin más análisis? ¿Nos motiva consumir una buena educación o lo dejamos todos a algunos «seres» que tomen decisiones por nosotros? Por ejemplo: ¿Decimos que la educación es trabajo –solo– de los docentes y que la educación está solo en el ámbito de la escuela? Si nos amparamos en esto, tendremos un «consumo irónico» de la educación y, como tal, artificial –cuando no, cínico–.

CONSUMISMO IRÓNICO

La ironía siempre se alía con la hipocresía que es malévola, torcida y siempre nos engaña, nos hace vulnerables y, como tales, dominados. La hipocresía repta porque siempre es astuta, te hace creer que vos sos un único ser que solo con palabras bonitas y eslóganes de campañas políticas se puede educar.

La discusión de la educación debe ser una discusión primero, política; luego, económica; porque ahí se forja el futuro de la sociedad. Con una política de estado clara y precisa, sabemos que vamos a pensar en el futuro de todo un país; la educación no se debe convertir en un problema solo económico, los alumnos no son «clientes», y no hay por qué pensar –siempre– que la educación se reduce –solo– a una inversión económica.

Vivir en Democracia es un privilegio que podemos gozar, aplaudir, renegar y alentar, pero vivir en Democracia no es solo una parte del verbo estar, queremos «estar» en Democracia y en la democracia deben primar la defensa de los derechos como por ejemplo la educación, salud y la seguridad.

Las oportunidades de aprendizaje tienen que ser claras, la calidad del sistema educativo siempre es un tema es central jamás debe ser negociable; por eso, sí se tiene que pensar, analizar, debatir.

Si todos decimos que la educación es lo primero entonces no seamos hipócritas cuando tenemos que actuar en beneficio de ella. En su origen, el término hipócrita no tenía connotaciones negativas, pues hacía referencia a la función de desempeñar un papel, de actuar en los anfiteatros de Grecia o Roma.

Posteriormente, en esta misma cultura occidental, se utilizó el término para referirse a aquellos que «actuaban» en la vida cotidiana, es decir, que fingían ser personas que no eran. Ser hipócrita no es tener relaciones sin compromiso y genuflexa así no se consigue el beneficio de un bien común y esto tampoco es hacer de la educación una cuestión de homogeneidad social.

No quiero matices de hipocresía, la hipocresía genera ignorancia. Sí, soy docente y responsable, pero… la educación no  es sólo tarea de los docentes, no es una tarea que se hace en soledad. Necesitamos que cuando la comunicación de los saberes educativos se sitúe entre unos objetivos comunes y un plan de trabajo consensuado, esto de un interés a las posibilidades de aprender y estos saberes se potenciará. La educación empeora y se vuelve injusta si se considera como bien de responsabilidad individual solo de los docentes o alumnos.

La educación y su instrumentación es un fusible ante lo que no se consigue, hoy se rompen puentes entre gobierno, docentes, padres y sindicalistas. Se vive en una permanente una crisis porque no se valoriza el diseño de las políticas educativas, el diseño de las políticas públicas en general. El problema de estas crisis es que no se toman a las crisis como oportunidades de cambio como es realmente el significado de la palabra crisis y sí lo vemos y vociferemos como la oportunidad de ver a quien le echamos las culpas de nuestras desgracias.No quiero matices de hipocresía, la hipocresía genera ignorancia.

TODOS SOMOS RESPONSABLES

Sí, soy docente y responsable, pero… la educación no  es sólo tarea de los docentes, no es una tarea que se hace en soledad.

Las políticas educativas que persigue simular lo que no es, a la larga crean alumnos analfabetos funcionales; saben leer y escribir pero no saben para qué. La educación tal como lo dicen las leyes en nuestros países y el mundo no deben ser una utopía a causa de los descensos en la valoración social del docente que se registran actualmente y que todos somos responsables, TODOS. La falta de educación no es solo de los políticos es un problema y tragedia que nos involucra a todos. Tengamos un cerebro creativo en educación para que la misma sea de calidad e inclusión.

La educación es esperanza y no hay hipocresía bien intencionada. No nos podemos acostumbrar a tener pasión por el fracaso. No podemos mentirnos siempre en lo educativo porque la mentira tiene patas cortas y si las tiene no avanzamos mucho.

«Cuando la hipocresía comienza a ser de muy

mala calidad es hora de empezar con la verdad»

Bertolt BRECH

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