Apoyar la vocación científica
de nuestras hijas
En un momento en el que el mercado laboral no encuentra suficientes licenciados en estudios STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sorprende ver que gran parte de las chicas adolescentes renuncian a este mundo cuando escogen estudios superiores.
Las carreras profesionales del entorno STEM son hoy por hoy algunas de las que ofrecen mejores perspectivas profesionales. Por ejemplo, de las 10 carreras con menor tasa de paro en España, 7 incluyen la palabra “Ingeniero” en su descripción1. Pero sólo el 26% de los estudiantes de “Ingenierías y Arquitectura” son chicas (frente al 54% del total de los matriculados en estudios de grado y universidades públicas)2.
Se están cerrando ellas mismas una puerta fantástica hacia el mercado laboral. Y también las empresas salen perdiendo, al tener que renunciar a una buena parte del talento de la población.
¿Qué motivos nos han llevado
hasta aquí?
Básicamente, dos:
Un entorno cultural de caballeros y princesas: Hace unos años nos pareció intuir, de la mano de “Los juegos del hambre” o “Divergente” una generación de chicas fuertes y que no aceptaban el rol tradicional femenino. Pero la presión de medios de comunicación (confundiendo feminidad con ñoñería) o los catálogos de juguetes navideños que discriminan entre chicas (maquillaje, muñecas…) y chicos (herramientas, vehículos…) han seguido empujando a las adolescentes a roles en los que la imagen externa es fundamental y gustar a los demás es una necesidad.
La autoestima se ve afectada a la baja y crece la ansiedad ante retos tales como enfrentarse a exámenes de matemáticas3 o elegir carreras STEM. Y acaban considerando erróneamente que no darán la talla en este tipo de estudios.
La falta de roles femeninos de éxito científico en los que proyectarse. Aparte de Madame Curie, ¿cuántas mujeres exitosas en STEM conocemos? Sólo el 3% de los premios Nobel de ciencia han sido otorgados a mujeres, a pesar de haber sido autoras y coautoras de decenas de grandes avances (L. Meitner y la fisión nuclear, R. Franklin y el ADN, J. Bell y los púlsares…).
Inventos como el kevlar, el Tip-pex, el wifi o la programación
surgieron de las mentes de mujeres…
¿invisibles?
¿Qué podemos hacer los padres para que las chicas con vocación científica no abandonen sus sueños?
Influir
Seamos conscientes de que los padres somos la principal influencia a la hora de escoger estudios STEM4. Así pues, nuestro apoyo, opinión o sencillamente hablar sobre el tema con nuestras hijas será un punto fundamental.
Dar confianza
A veces deberemos cambiar nuestros propios sesgos para combatir los de nuestras hijas: Puede ocurrir que nosotros mismos pensemos que nuestras hijas no servirán5, y dejemos entrever nuestras dudas cuando las niñas nos expresen su interés por la ciencia. Confiemos en ellas, ya que si persiguen sus sueños pueden dar muchísimo de sí mismas.
Combatir estereotipos
Los científicos no son frikis masculinos y solitarios como Sheldon Cooper de The Big Bang Theory. Demos a nuestras hijas ejemplos alternativos e inspiradores: clásicos como Hedy Lamarr (actriz y científica), o actuales como Andrea Cantó (ingeniera en el mundial de motociclismo).
Dar perspectiva social
Las carreras STEM pueden parecer frías, alejadas de los valores de cooperación y ayuda a los demás. Expliquemos a nuestras chicas que por sus manos pasarán temas como las energías renovables, la robótica que ayudará a los discapacitados o la mejora de las cosechas agrícolas en el tercer mundo.
Fomentar su curiosidad y aprendizaje
Mientras vemos películas de los X-Men (“¿Es posible lo que hace Magneto?”), frente a una aplicación de móvil innovadora (“¿Qué software habrán utilizado para crearla?”), respecto a las tareas de bricolaje (“¿Me ayudas a colgar un cuadro?”)… Los estudios STEM tienen un gran punto a favor: se entiende para qué sirven. Y esto, en la época de desmotivación estudiantil que vivimos, es muy importante para su éxito académico.
Alimentar su autoestima
Nuestras hijas oirán a menudo frases desalentadoras. “Serás la única chica de la clase”, “Siempre contratan antes a los chicos” o “Las mujeres están peor pagadas”, por ejemplo. Evitemos sobreprotegerlas y démosles progresivamente responsabilidades para que crezcan fuertes y no renuncien en su empeño de entrar en el mundo STEM.
De esta manera, estaremos apoyando en nuestras hijas la actitud vital necesaria para perseguir sus sueños: curiosidad, lucha, fuerza, creatividad… como tuvo María Elena Maseras, la primera mujer que consiguió ser admitida en una universidad española.
Y, además, se les abrirán las puertas de un mercado laboral con un gran futuro…
Lecturas recomendadas para nuestras hijas STEM:
1 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Encuesta sobre inserción laboral de titulados universitarios. 2014
2 Porcentaje de alumnos matriculados en Estudios de Grado y Primer y Segundo Ciclo de universidades públicas según rama de enseñanza y sexo. Fuente: S.G. De Coordinación y Seguimiento Universitario; MECD. Curso 2014-2015
3 Según los informes PISA de la OCDE, la chicas se enfrentan a los exámenes de matemáticas con mayor nivel de ansiedad que los chicos. También en un estudio de la Universidad de Oviedo se apreció que las creencias de menor autoeficacia condicionan la elección de las chicas a la hora de decantarse por una ingeniería o arquitectura.
4 Como s e puede apreciar en el estudio de la Fundación Everis “Factores influyentes en la elección de estudios científicos, tecnológicos y matemáticos”.
5 Un estudio de la fundación L’Oréal indica que el 63% de los españoles cree que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel.